lunes, 17 de noviembre de 2008

Sesión 08-11-2008

ANTERIORMENTE, EN "NEVERFIELD"...
Marcus Vanister (WF): Está vivo, señor Dalton. El Libro de las Sombras es un ente extraordinariamente poderoso.
***
Libro de las Sombras (en Ben Braddock): SOMOS UNO. SOMOS MUCHOS… ¡¡SOMOS LIBRES!!


ATRAPADOS EN UNA ODISEA DIMENSIONAL…
Danny Dalton: Vale. Ahora el Libro es un libro y las Sombras... Se han ido.
Profesor Vanister (NE) ¿Y si han ido a otros Springfield?
Leonard Powell: ¿Y si han ido…? (mira Danny) ¿Y si han ido al nuestro?


UN VIAJE A TRAVÉS DE REALIDADES ALTERNATIVAS...
Profesor Vanister (NE): Un mundo paralelo, señor Braddock; no lo olvide. Aunque parezca idéntico al suyo, siempre hay alguna diferencia por pequeña que ésta sea.
Danny Dalton (contemplando el nuevo mundo al que han llegado, alucinando): Defina "pequeña diferencia", profesor.

TODOS BUSCAN EL CAMINO DE VUELTA A CASA...
Fred "Fess" Fesster: Casi, Powell.
Danny Dalton (intentando agarrarle): ¡FRED!

PERO NO TODOS VIVIRÁN PARA ENCONTRARLO.

Episodio 2x07.- DRAGONSFIELD (Parte 1)
FIRST KNIGHT - B.S.O.
Jerry Goldsmith
Habían visto otras versiones de Springfield.
Pero nunca se habían sentido tan lejos de casa como en ese momento.

Ben, Danny y el profesor Vanister aun miraban atentamente la escultura que había en aquella plaza medieval: un conjunto en el que ellos mismos eran los protagonistas. O al menos sus versiones en ese universo... sacado de las páginas de una novela de espada y brujería. Danny no pudo evitar pensar que Fred habría hecho uno de sus incomprensibles comentarios frikis.
Si estuviese vivo, claro.

Profesor Vanister (NE): Veamos... (examinando más de cerca la estatua) A tenor de mis conocimientos en literatura fantastica yo diría que... el señor Braddock es una especie de paladín. El señor Powell es un elfo... Y yo...
Danny Dalton: Con esa túnica, profe, parece un místico escapado de los 60.
Profesor Vanister (NE): Pues creo que no anda desencaminado, señor Dalton... aunque falta su imagen en el conjunto. Quizá no nació o puede que...
Danny Dalton: Vale, genial. Un problema menos del que preocuparse. Ahora busquemos el prisma e intentémos no llamar la atención...

Fue en ese momento en que comenzaron a abrirse las ventanas y puertas de aquellas rústicas construcciones que rodeaban la plaza. Lentamente, los habitantes del pueblo reunieron el valor para ver quienes eran los misteriosos visitantes que, en un estallido de luz azulada, habían aparecido esa mañana.
Uno de ellos, el más anciano de quienes se atreven a acercarse, susurra...

Viejo Phil (DF): Sir Ben... Han vuelto... (se gira a sus vecinos) ¡Los héroes han vuelto!
Profesor Vanister (NE): El señor Dalton tiene razón. Teniente Dalton, lleve a "Margaret" a un lugar seguro.
Teniente Russell T. Dalton: Oiga, amigo. No pienso dejarles aquí...
Danny Dalton: Hazle caso, tio Russell. Estaremos bien. Vigila que no les pase nada al pijo y al Libro, ¿vale?

El rugido del motor de la nueva "Margaret" hace que la muchedumbre se detenga a medio camino de recibir a sus héroes. Para cuando el blindado se ha marchado, los lugareños vuelven a acercarse, murmurando asombrados por todo lo que ha acontecido. Sin embargo, y antes de que nuestros amigos puedan resolver alguna de sus muchas preguntas, una comitiva a caballo irrumpe en la plaza...

Sir Edward Braddock (DF): ¡Abrid paso!. ¡En nombre del Rey Sullivan III, abrid paso!
Ben Braddock (NE): ¿Pa... Papá?
Sir Edward Braddock (DF): ¿Hijo?

Ben reconoce al hombre que comanda al grupo de guardias a caballo que se les acercan. Con barba, corpulento como en sus mejores días de estrella deportiva y con un aura noble que, en su propio mundo, Ben recordaba de tiempos mejores.

Danny Dalton (aferra por el brazo a un entusiasta Ben): Recuerda, capi... No es tu mundo. No es tu padre.
Sir Edward Braddock (DF): Hijo mío... (le da un fuerte abrazo y Ben, pese a la advertencia de Danny, le responde con igual sentimiento) Sabía que regresarías, hijo. Tu madre nunca ha perdido la esperanza de verte de nuevo...
Ben Braddock: ¿Mamá? ¿Está... viva?

En su mundo, como en el que Danny, la agente Margo Braddock murió a causa de un disparo durante las revueltas en la reserva india de Dry Rock. Pero, como en tantas otras cosas, este mundo es diferente. Muy diferente.

Nuestros amigos no tardan en darse cuenta: al tiempo que apartan a los curiosos, los soldados al mando de Sir Edward les entregan las riendas de varios caballos. Se han enfrentado a todo tipo de amenazas... pero montar a caballo resulta estar fuera de las capacidades de todos. Finalmente, Danny y el profesor Vanister consiguen mantenerse torpemente sobre sus caballos. Ben, en cambio...

Ben Braddock (NE): Buff... (incorporándose tras una estrepitosa caida a caballo)
Sir Edward Braddock (DF): ¿Estas bien, hijo? Vaya... Debes estar realmente agotado de ese viaje para no ser capaz de mantenerte sobre tu caballo.

De camino al castillo, los recién llegados contemplan el mundo al que han llegado: un mundo donde las calles no estan asfaltadas, donde la ausencia de alcantarillado hace los desagues compartan senda con las que cruzan a caballo... Donde los campos y los bosques imperan en donde antes había calles, edificios, tendido eléctrico... E ntre otras cosas, contemplan la enorme catedral que hay en el lugar donde antaño estaba el cementerio. Una especie de templo cubierto por la maleza, raices muertas, polvo y telarañas.

Ben Braddock (NE): Papá... ¿en qué año estamos?
Sir Edward Braddock (DF): En el 2008, por supuesto.
Ben Braddock (NE): ¿Quieres decir... 2008 después de nuestro señor Jesucristo?
Sir Edward Braddock (DF): Te refieres al sacrificio y ascensión de nuestro Dios Amanautor, claro. (Lo mira extrañado) Ese hechizo que ha borrado vuestros recuerdos es peor de lo que pensaba...

Finalmente, la comitiva llega a la fortaleza que nuestros protagonistas pudieron ver en la lejania. Una enorme e inexpugnable fortificación de piedra... justo donde en sus mundos se alzaba la mansión Powell. En el castillo, rodeados por un foso y un muro de piedra, viven cientos de personas: herreros que trabajan laboriosamente en sus forjas, armeros, una pequeña taberna, establos... todo ello entre el ruido del choque de metales, el gruñido de animales de granja y el bullicio...

Sir Edward Braddock (DF): Antes de presentaros al rey Sullivan deberíais daros un baño y cambiar esos extraños ropajes por otros más adecuados. Y luego... (al profesor Vanister) Sabio Vanister, me contaréis quien es ese extranjero que os acompaña (señala a Danny)

Al amparo de unos establos adyacentes a la fortaleza central, nuestros tres protagonistas disfrutan de un baño que les hace añorar las comodidades de la vida moderna. Comparten impresiones sobre lo que ocurre: mientras Ben parece dejarse llevar por todo el ambiente de cuento de hadas y la esperanza de ver con vida a las personas que ha visto morir; Danny intenta hacerle entrar en razón.

Una acalorada discusión... que no tarda en verse enfriada por un súbito chorro de agua helada que cae sobre ambos.

Ben y Danny (súbitamente helados, al unísono): Joooooderrrrr...

Se incorporan y tropiezan con las responsables. Dos doncellas de las cuales una es la viva imagen de Jennifer Sullivan, enfundada en un traje blanco de seda. Ríe divertida y deja a un lado ropas para los invitados.

Ben Braddock (NE): ¿Pero... (intenta cubrirse) No... no veis que estamos desnudos?
Lady Jennifer Sullivan (DF): No os hagáis el tímido conmigo, Sir Ben... (sonrisa pícara)

Y guiñándole el ojo, Lady Sullivan abandona la estancia compartiendo risas cómplices con las otras dos chicas que entraron en los establos.

Profesor Vanister (NE): Que chicas tan amables... (mira los ropajes) Y que curiosas vestimentas.

Una vez vestidos, nuestros protagonistas parecen encajar algo más en un escenario sacado de la leyenda artúrica: para Ben, una túnica azul con rebordes dorados y el símbolo de la justicia en el lado del corazón, bordado en plata. El profesor Vanister se enfunda una túnica gris, sencilla y sin bordados, pero de gran calidad. Sin embargo, las ropas de Danny resulta ser una zarrapastrosa túnica negra, a medio descoser y cubierta por manchas de polvo.

Ataviados con sus nuevas vestimentas, nuestros héroes atraviesan el patio de armas del impresionante castillo... donde a las puertas, una hermosa mujer de pelo castaño aguarda a nuestros héroes.

Lady Margot Braddock (DF): ¡Hijo!
Ben Braddock (NE): ¡Mamá! (corre a su encuentro y la abraza con fuerza) ¡Estas viva! Ja ja ja... (la mira y con lágrimas en los ojos, pregunta) ¿Y Eddy? ¿Dónde esta mi hermano?
Lady Margot Braddock (DF): Está fuera, más allá de las fronteras del reino. Pero volverá pronto, antes de la próxima primavera...
Profesor Vanister (NE): Señor Dalton... (susurro) Me preocupa el entusiasmo del joven Braddock.
Danny Dalton: Ya, profe. Apuesto a que se siente como en casa...

Las enormes estancias del castillo resuenan con el eco de sus pisadas y sus voces. Nuestros héroes llegan a un gran comedor, en el que les aguardan viandas llenas...

Ben Braddock (NE): Esto es... Es increible...
Danny Dalton: No lo flipes tan rápido, Capi...
Ben Braddock (NE): Vamos, Danny... Dime que no has deseado nunca vivir en un sitio así...
Danny Dalton: Capi, cállate...
Ben Braddock (NE): Las ropas, el castillo... Todo tiene un aura de nobleza....
Danny Dalton: Mi amigo ha muerto hace apenas unas horas... Así que no, Capi. Esto no me parece tan cojonudo como te lo parece a ti.

Ben no puede evitar mirar con culpabilidad a Danny. Éste se limita a sentarse en silencio, ignorando los intentos de Ben por disculparse. La sabrosa comida llena los platos y los estómagos de nuestros amigos.

Ben Braddock (NE): Mamá... Quiero decir... Madre. Quería saber si... (mira a Danny) Si conocéis a alguien llamado Fesster. Fred Fesster.
Lady Margot Braddock (DF): ¿Maese Fesster? Pues claro. Cariño, si hasta fuiste su padrino en su boda con Nora.
Ben Braddock (NE): ¿No... (casi se atraganta) ¿Nora Thompson?

La información sigue llegando a sus oidos... pero Ben apenas si puede asimilarlo: no solo es su mejor amigo, sino que Maese Fredderick Fesster es, como su padre Paul, consejero y mago del rey Sullivan III.

Profesor Vanister (NE): Señor Braddock, comprenda que éste no es su mundo... No es nuestro hogar.
Ben Braddock (NE): Pero podría serlo, profesor. Podría ser nuestro nuevo hogar.

Unas voces, casi rugidos, resuenan al otro lado de los enormes portones del salón comedor. Estas se abren súbitamente, de par en par, dejando entrar a un fornido enano luciendo un manchado traje de trabajo minero. A pesar de la poblada barba con trenzas, todos reconocen sus rasgos.

Jak Dalton (DF): ¿¡DONDE ESTÁ!? ¿¡DONDE ESTÁ MI HIJO!?

Nuestros tres protagonistas no pueden evitar quedarse paralizados. Ben y el profesor comienzan a comprenderlo casi al mismo tiempo que Danny... quien apenas si puede creer que su padre mida menos de metro sesenta.

Sir Edward Braddock (DF): Maese Dalton, tranquilícese... (entra con dos guardias, intentando calmar al iracundo enano)
Danny Dalton: No. Esto no está pasando.
Profesor Vanister (NE): Es sin duda una especie derivada de la humana... Fascinante.
Jak Dalton: ¿Qué le habéis hecho a mi hijo?
Sir Edward Braddock (DF): No es fácil de explicar, Maese...
Jak Dalton (DF): ¿¿¡¡QUÉ LE HA PASAD...!!??
Ben Braddock (NE): ¡MAGIA!... (todos se giran) Fue... ¡Un hechizo! Si, eso fue...

Con la ayuda de sus compañeros, Ben consigue sostener una mentira con la que calmar los ánimos del colérico enano. Refunfuñando aun pero visiblemente más calmado, Maese Jak Dalton abandona la estancia. Nuestros amigos, sin embargo, no pueden respirar aun tranquilos... pues son muchas las explicaciones que aun tendrán que dar.

Poco después, Sir Edward los lleva hasta el mismísimo salón real: una descomunal estancia llena de columnas, con alfombra roja en el suelo, y coronada por un trono en el que yace sentado un pequeño hombrecillo, regordete y de carrillos hinchados. El hombre que en sus mundos era un simple alcalde... aquí es un rey. El rey Sullivan III... rodeado por su cohorte de consejeros: Gabrielle Grant y su hija, Lady Alma Grant, a un lado. Y al otro, Maese Paul Fesster.

Profesor Vanister (susurrando mientras se acercan): Recuerden, caballeros... a su altura, inclinación y reverencia.
Rey Sullivan III: ¡Ah! ¡Sabio Vanister! Decidme... ¿lo habéis traido?
Profesor Vanister (NE): ¿Traido? Mi señor...
Rey Sullivan III: El Libro. El Libro de las Sombras. El único objeto que, según sus palabras, podría detener para siempre a Garius Voldan.
Profesor Vanister (NE): Está a buen recaudo, majestad...
Rey Sullivan III: ¡Magníficas noticias! Mañana hablaremos de todo esto. Ahora, el pueblo necesita una inyección de moral. Sir Edward... avisad a todos. Al atardecer, habrá festejos en honor a nuestros héroes. Ahora... descansad.

De camino a sus aposentos, nuestros héroes recorren pasillos en los que sus conversaciones sobre coches y música rock contrastan como un anacronismo frente a telares y armaduras. Los dos soldados que los escoltan escuchan anodadados una conversación aparentemente marciana...

Soldado Big Timmy (susurrando) (DF): Sí, han vuelto... pero por Amanautor que esa misión los ha vuelto locos.

Los aposentos de Sir Ben sirven de punto de reunión para nuestros amigos. Mientras Danny descansa tendido en una enorme cama con dosel, el profesor Vanister y Ben se aproximan a la ventana. En el exterior, se hacen los preparativos para los festejos de esa misma noche: mesas de banquete, palios... y una extensión de tierra horizontal, en la que se colocan dos barreras de madera. A ambos lados, dos soldados a caballo, lanza en riste, cargan el uno contra el otro.

Sir Edward Braddock (DF): Ah, veo que ya has visto los preparativos... (el padre de Ben entra en la estancia y pone la mano en el hombro de su hijo) No te preocupes, hijo. Lo harás bien. Sigues siendo el número uno.
(y diciendo eso, Sir Edward se marcha)
Ben Braddock (NE): Vale. Tenemos que irnos de aquí.
Danny Dalton: Ya no te parece un mundo perfecto, ¿eh Capi?
Profesor Vanister (NE): Señor Dalton... (señalando a un foso de arena en donde varios enanos pelean cuerpo a cuerpo) Debería ver eso.
Danny Dalton: Ya... Pues no mire a su izquierda, profe.

A unos metros, reunidos en corro, varios aprendices de hechicero compiten entre risas, realizando pequeños conjuros de metamorfosis. Uno de ellos, en concreto, convierte un sabueso en una diminuta rata blanca. Las risas y aplausos contrastan con el semblante pálido del profesor Vanister.

Ben Braddock (NE): Hay que salir de aquí.
Profesor Vanister (NE): No. Lo mejor sería intentar sortear esas pruebas como mejor podamos...
Ben Braddock (NE): Genial, profesor. Tenemos apenas un par de horas antes de los festejos ¿Va a aprender magia en ese tiempo?
Profesor Vanister (NE): No soy mago, señor Braddock. Soy científico. Pero hubo un tiempo en el que no se diferenciaba a unos de otros.
Danny Dalton: Venga, Capi... (coje la espada que, junto a la lanza y una pesada armadura han traído un par de soldados) Seguro que no es tan difícil. (empieza a manejar la espada, haciendo el "Conan") ¿Ves? Es como un bate de...

La espada sale disparada de sus manos y atraviesa la ventana. El arma se clava en la tierra, justo a un par de centímetros de un pobre campesino que iba cargado de cestos con fruta. Todos miran hacia arriba, temerosos.

Danny Dalton: Vale. Quizá no sea igual que un bate de baseball.

Las siguientes horas transcurren en un intento por enseñar a Ben el arte de la lanza... un curso impartido por el propio Vanister (cuyos conocimientos sobre caballería se basan en lo poco que ha leído en los libros)

Finalmente la noche cae sobre el castillo de Sullivan III: la gente ha salido de sus casas y llena cada rincón el enorme patio de armas, convertido ahora en una fiesta donde todo el mundo ríe, canta y se divierte en torno a las pistas centrales.

En uno de los establos, Ben lucha por ponerse la pesada armadura de placas con la que está obligado a pelear.

Ben Braddock (NE): Es inútil, profesor. Si apenas puedo mantenerme sobre el caballo... ¡imagine con esto encima!
Danny Dalton (mirando al exterior por la rendija de las puertas): Esta todo el mundo ahí afuera. Y...
Maese Jak Dalton (DF): ¿¡Hijo!? (escoltado por otros dos enanos, irrumpe en la estancia el padre de Danny) ¡Ah, estas aún aquí! ¡Bien! (le entrega una pesada hacha) ¡Esta noche pelearás contra tu tío! ¡Suerte!

Danny sigue con la mirada a su padre y el resto de su comitiva de enanos que, una vez fuera, se reunen en torno al foso de arena. Allí, Danny contempla a su oponente: la viva imagen de su tío Charlie... en versión enana. Sin embargo, su estatura deja de ser un problema cuando ve la impresionante musculatura que luce.

Profesor Vanister (NE): La potencia muscular de esa especie es... temible.
Danny Dalton: Si se parece a mi tío Charlie, profe, no es su músculo lo que me preocupa... sino su mala leche.
Ben Braddock (NE): ¡Se acabó! (quitándose la armadura) No pienso salir con esto...

Y es justo entonces cuando resuenan las trompetas. El silencio se adueña de las gradas en las que nobles y plebeyos se reunen para, a la luz de las antorchas, presenciar la justa entre Sir Ben Braddock... y su oponente. Cabalgando un hermoso corcel negro, un corpulento caballero oculta su identidad bajo una armadura oscura.

Ben Braddock (NE): Deseadme suerte... (y dicho esto, sale al exterior)

El murmullo se adueña de las gradas cuando ven aparecer a Ben sin la correspondiente armadura, tan solo sosteniendo el escudo y la lanza. Dirigiéndose al rey en persona, Ben pide luchar sin armadura. Sin embargo, lejos de ser un problema, su oponente ríe ante su ocurrencia.

Caballero Negro: Muy bien, viejo amigo... (las placas de su armadura van cayendo una a una... hasta dejar ver su identidad) Si así es como lo quieres...

Tanto Ben como Danny y el profesor aguantan la respiración al ver el hombre al que tendrá que enfrentarse. Un joven en perfecta forma física, con una mirada amable pero segura. Y que, salvo por su porte de auténtico titan de ébano, es idéntico a alguien a quien todos conocen.

Danny Dalton: Joder, profesor... Pero ese es...
Profesor Vanister (NE): Si, señor Dalton. Es Fred. Sir Fred Fesster.

Ben, paralizado, no puede evitar sentirse intimidado por la presencia temible de su rival.

Ben Braddock (NE): Pero... ¿no eras un mago?
Sir Fred Fesster (DF): Muchas cosas han cambiado... (sonríe)... viejo amigo.

CONTINUARÁ.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Bueno, que voy a decir, aparte de...espero que os guste. A los fans secretos que leen el blog solo les digo que se animen, se registren y comenten :) (alguno habra digo yo).

A los demas, pa que voy a decir na...es tonteria. (a Ismael se lo perdono, que se ha tenido que currar adaptar todo el texto que le mande del primer capitulo :P )

Mmmmmm....¿escribid u os mato en la siguiente cuela? :P

Preacher dijo...

Pues no te cortes y manda ya el resumen de la segunda parte de DRAGONSFIELD (por cierto, le cambié el título para que guardase coherencia con los demás títulos de arcos argumentales... sorry!)