4x04 – NEVERFIELD: END OF THE ROAD
Caravana de Charlie Dalton.
Explanada de la Chatarrería Dalton.
17 horas, 6 minutos para la activación del Reactor.
Jake Dalton apenas si ha escuchado media palabra de todo cuanto el señor Roth acaba de contar. Su atención y su mirada están fijadas en lo que acontece afuera de la maloliente caravana de su hermano. Bajo la luz de una parpadeante farola, entre los desvencijados montones de chatarra, Jake distingue la figura de su hijo Daniel abrazado a Alma, la hija de Gabrielle Grant. Llevan así casi diez minutos, mirándose, intercambiando las primeras y torpes preguntas y respuestas. ¿Dónde has estado? ¿Qué demonios ha pasado? “Diez minutos” piensa Jake – “¿A qué demonios estás esperando, chico?”
En ese instante, los labios de ambos jóvenes se encuentran por fin. Jake sonríe.
Jake Dalton (susurra): Ya era hora, joder…
James Roth (carraspea): Si ha terminado de espiar a su hijo, señor Dalton… Me gustaría poder aclararles un par de cosas.
Charlie Dalton (poniéndose una bolsa de hielo en un fuerte chichón): Para empezar, ¿a qué cojones ha venido esto?
James Roth: Mera precaución, señor Dalton. No podíamos correr el riesgo de que revelase nuestro paradero…
Billy Whitehouse: Perdone, señor… Roth, ¿verdad? (el aludido asiente) Ha dicho que era usted… ¿abogado?
James Roth: Podría decirse que si.
En los minutos siguientes, James Roth les habla de “Wolfram & Hart”, un bufete de abogados cuya jurisdicción no se limita a la Tierra… sino a las distintas versiones de la misma que existen en un infinito abanico de dimensiones alternativas. Explica cómo en uno de sus viajes entre mundos paralelos Daniel Dalton y el resto de los desaparecidos tropezaron con algo que había sido propiedad de “Wolfram & Hart”. Debido a su negligencia, Danny y los demás se vieron obligados a compensar sus errores trabajando para la propia firma. Si la historia no fuese de por sí lo bastante delirante, llega el momento en el que James Roth menciona que ese “algo” era un libro mágico. Y que su contenido eran almas. Almas que los demoníacos socios mayoritarios de “Wolfram & Hart” atesoran.
Charlie Dalton: Vale. Definitivamente esto se sale de la escala de gilipolleces.
Jake Dalton: Siento coincidir con mi hermano, Roth…
Billy Whitehouse: Está de broma, ¿verdad, señor Roth?
Paul Fesster: ¿En serio espera que nos creamos su historia, señor Roth? Si es alguna clase de tomadura de pelo…
Las quejas se suceden y se solapan unas sobre otras. James Roth se limita a bajar la cabeza, negar y sonreír con resignación. Suspira mientras rebusca en su carísimo y elegante traje.
Charlie Dalton (alarmado): ¡Cuidado! (ve que Roth saca una navaja automática) ¡Una navaja!
James Roth: Tranquilo, señor Dalton. (con un resorte, aparece la hoja de la navaja) Si le quisiera muerto, ya lo estaría.
Con un movimiento rápido, Roth clava la navaja con fuerza contra la palma abierta de su propia mano. La hoja entra por un lado y sale por otro.
Billy Whitehouse (horrorizado): ¿¡Pero qué está haciendo!?
James Roth (levemente dolorido): Darle pruebas de que no estoy de broma, señor Whitehouse.
James Roth extrae la hoja de la navaja. Ante los ojos de todos los presentes, la herida comienza a cerrarse. Para cuando la navaja vuelve al bolsillo de la que la sacó, la mano de Roth se encuentra totalmente curada.
Billy Whitehouse: Acojonante…
James Roth: ¿Y bien? (mira a su sorprendido público) ¿Se convencen ya de que lo que les he contado es real?
Nadie se atreve a decir nada. Al menos hasta que Billy Whitehouse consigue recomponerse.
Billy Whitehouse: Danny está aquí, de acuerdo… Pero, ¿qué hay del resto de los desaparecidos?
Charlie Dalton: Si, ¿qué han hecho con ese tarado de Vanister?
James Roth: Por lo que me pudo contar Danny, el profesor Vanister… falleció en el segundo de los saltos que realizaron.
Billy Whitehouse (visiblemente impactado): Vaya… (durante un instante casi teme hacer la pregunta) ¿Y “Perro Loco”? Era un chico indio, un Wakane. Su nombre real era Lucius, Lucius Washington. Era mi compañero en clase de química y…
James Roth (interrumpe): Lo siento, chaval.
Y Roth no necesita decir nada más. Billy siente como una pequeña parte de su mundo se derrumba.
Jake Dalton: ¿Y el crío de Powell? ¿Leonard?
Charlie Dalton: ¡Que le den, hermanito! Por mi como si…
James Roth (interrumpe): El señor Powell intentó suicidarse. Ahora se encuentra en una situación… complicada.
Charlie Dalton (incómodo): Vaya palo, ¿no? Joder…
Paul Fesster: ¿Y mi hijo, señor Roth?
James Roth se gira y lo mira durante un instante. Los segundos que tarda en articular su respuesta son claves, pues permiten que Danny haga una oportuna entrada, con Alma bajo el brazo.
James Roth: Me temo, señor Fesster que…
Danny Dalton (retomando la respuesta): Lo que el señor Roth quiere decir es que Fred está… en un lugar controlado.
Paul Fesster: ¿Lugar controlado? (nervioso: no le gusta nada como suena eso) ¿Se refiere en la cárcel? ¿¡Qué es lo que ha hecho!?
James Roth: Tranquilo, señor Fesster…
Paul Fesster (a Danny): ¿Por qué te han traído a ti y no al resto? ¿Por qué no has traído a Fred contigo?
Danny Dalton: Señor Fesster, por favor... En efecto, “Wolfram & Hart” son los responsables de habernos traído a mi y al señor Roth hasta aquí. Pero no fue para traerme de vuelta simplemente a casa.
Jake Dalton (se incorpora, algo nervioso): Entonces… ¿para qué?
Danny Dalton mira con gesto sombrío a James Roth. Éste se limita a asentir con la cabeza: están preparados para saberlo. Danny suspira antes de sentarse ante todos los presentes y soltar la bomba atómica.
Danny Dalton: Como os habrá explicado Roth, “Wolfram & Hart” es una especie de bufete: llevan litigios como cualquier otra firma de abogados. La diferencia… (le cuesta seguir sin que suene absurdo) La diferencia es que sus casos pueden afectar a mundos enteros.
Jake Dalton (tratando de dar sentido a sus palabras): Espera un segundo, chico…
Danny Dalton: Según los analistas del bufete, dentro de unas doce horas más o menos sucederá algo en esta realidad, en este mundo paralelo, que desencadenará la destrucción total de al menos cuatro universos alternativos. (mira a su padre) Papá, nos han enviado aquí para averiguar si este mundo será responsable o no de esa aniquilación.
Paul Fesster: ¿Y en caso de que lo fuésemos?
Danny Dalton mira a Roth buscando apoyo. Lo único que obtiene es una dramática y silenciosa negativa con la cabeza. Es una respuesta que deja a todos en silencio. Hasta que, por supuesto, Charlie Dalton.
Charlie Dalton: En serio… (mira a los demás) ¿Soy el único al que esto le parece una chorrada totalmente carente de sentido?
Rayna St. Johns (TW) (voz levemente electrónica): Lo cierto es que lo tiene. Tiene bastante sentido.
Todos miran en dirección a Alma: ésta muestra su móvil de última generación. A través de su pequeña pantalla, mediante conferencia de Skype, la malograda doctora Rayna St. Johns aguarda la reacción de los allí presentes.
Alma Grant (casi disculpándose ante el grupo): No me miréis así, joder… Pensé que convendría tener la opinión de un científico, ¿vale?
Danny Dalton (gratamente sorprendido): ¿Doctora St. Johns?
En apenas unos minutos, queda confirmada la teoría de la joven científica: Danny explica a su padre y los demás allí presentes que todo lo que les ha contado la doctora es cierto. Incluyendo la parte en la que le roban un vehículo militar diseñado para el salto entre dimensiones, confeccionado por el Devon Powell de dicho mundo alternativo.
Billy Whitehouse: Vale que sea cierto lo de los viajes a otras dimensiones y demás. Pero eso sigue sin explicar por qué creéis que lo que sea que vaya a acabar con esos universos tenga su origen en Springfield.
Alma Grant (combativa): ¡Vamos, Billy! Mañana se inaugura la planta Powell. ¿Vas a decirme que es casualidad que justo mañana sea cuando se supone que nuestra realidad se merienda a otras cuatro?
Rayna St. Johns (TW) (a través de Skype): La destrucción de esas cuatro realidades alternativas explicaría el supuesto “milagro” que tiene la nueva fuente de energía de Powell.
Danny Dalton (interesado): ¿Nueva fuente de energía? ¿la nueva planta Powell? (a la Doctora) ¿De qué está hablando, doctora?
Jake Dalton (poniendo la mano en el hombro a su hijo): Chico, creo que ahora te toca el turno de escucharnos a nosotros.
Y lo hace. Es la doctora quien pone en antecedentes a James Roth y Danny. Ambos escuchan con atención los detalles que St. Johns expone sobre ese extraño reactor de “antimateria” que Powell lleva un año construyendo. Él lo llama “Reactor Zero”, el mismo calificativo – Zero – que recibe ese supuesto nuevo tipo de energía que el reactor podrá proporcionar. Energía limpia. Sin contaminación. Y aparentemente infinita.
Rayna St. Johns (TW): La energía no puede crearse ni destruirse. Debe venir de algún sitio.
James Roth (mirando a Danny): Dios… Los universos borrados.
Danny Dalton: Consumidos más bien. (toma el móvil de Alma y habla a la doctora) Muy bien, doctora. Díganos como podemos encargarnos de ese Reactor…
Rayna St. Johns (TW) (mostrando los mapas que tiene colgados en las paredes de su refugio) El reactor principal está en la propia Planta Powell. Y a lo largo del perímetro del condado, Powell ha construido cuatro repetidores que forman una red.
James Roth: Espera un segundo… ¿Y si destruimos uno de esos repetidores? El dispositivo no se pondrá en marcha, ¿no?
Rayna St. Johns (TW): Es posible… Aunque también podría iniciar una retroalimentación agresiva que podría desencadenar una ola de antimateria y…
Charlie Dalton: Que podría mandar al infierno el puñetero pueblo, ¿no?
Rayna St. Johns (TW): Me temo que es posible…
Billy Whitehouse: Esperen un segundo… (mira a todos los presentes) ¿En serio se están planteando sabotear la inauguración?
El silencio es lo bastante revelador como para sonar como un rotundo y unánime “si”. Resignado, Billy suspira y se deja caer sobre el sucio sofá de Charlie Dalton.
Jake Dalton: Muy bien. Está claro que el Señor Fesster tiene pase de prensa y podrá entrar junto al resto de los periodistas en la Planta, ¿no es así?
Paul Fesster (mira su reloj): Si te das prisa, Billy, es posible que llegues a tiempo de pedir un segundo pase de prensa al gabinete de prensa de la Powell Corp.
Billy Whitehouse: Genial…(levantándose para coger la motocicleta) ¡Pero pienso cobrarle el kilometraje, señor Fesster!
Jake Dalton: Ya tenemos a dos dentro… (mirando a Alma) Esa foto que hiciste en la planta Powell... De alguna forma tuviste que colarte ahí dentro, ¿verdad?
Alma Grant: Hay un acceso subterráneo, a través de uno de los conductos de desechos. No es muy agradable, pero… (abre los ojos y mira desafiante a Jake) Pero si quieren que les indique como entrar, van a tener que dejarme ir con ustedes.
Jake Dalton: Es peligroso, chica…
Danny Dalton: Déjalo, papá. Si Alma dice que quiere ir… (la mira, con un guiño) Pero vendrás conmigo, ¿de acuerdo?
Alma Grant: Será al revés, ¿no? (pícara) ¿O acaso sabes donde está el acceso a ese conducto?
Jake Dalton: Muy bien. Vosotros dos entraréis por ahí. (mira a Charlie) Tu irás con ellos.
Charlie Dalton (sorprendido): ¿Yo? (quejumbroso) ¿Y por qué no vas tu?
Jake Dalton: El señor Roth y yo iremos a una de las torres que conforman la red que Powell ha montado en torno al condado. Seremos el plan B: si por alguna razón no conseguís frenar la activación del Reactor, nosotros nos encargaremos de tumbar la red.
James Roth: Eso está muy bien, señor Dalton… (señala el localizador de tobillo de Jake) Pero ¿qué piensa hacer con eso?
Charlie Dalton: Deja eso de mi parte, hermanito… (pulsando botones de su móvil) Conozco a un tío que nos puede echar un cable con eso.
Jake Dalton: Muy bien, pero date prisa… (mira a su hermano Charlie) En cuanto pueda quitarme la tobillera, tu y yo tenemos que hacer una visita a alguien.
Charlie Dalton: ¿Alguien? ¿A quien…? (de repente, Charlie abre los ojos y niega con la cabeza) Ni de coña, hermano. ¡Ese tío nos matará en cuanto pongamos un pie en su casino!
Jake Dalton: Puede ser… Pero también es el único que puede ayudarnos.
Casino Indio “LuckyCrow”
En el suburbio conocido como “Crowland”
15 horas, 12 minutos para la activación del Reactor.
Cuando termina de reír, las lágrimas recorren el semblante pétreo de Tyler Crow. Aun de pié, luciendo su elegante traje blanco y con el pelo levemente encanecido por los años; Tyler Crow aun tiene que ahogar unas últimas risas.
Tyler Crow: Tengo que reconocerlo, Jake… No has perdido el sentido del humor.
Al otro lado de su escritorio, en el elegante despacho que ocupa toda la octava planta del casino “LuckyCrow”; Jake y Charlie Dalton aguardan sentados en unos cómodos sillones tapizados en cuero. Dos matones armados de Crow aguardan la orden de su jefe de llevar a los invitados al aparcamiento y darles una buena paliza antes de dejarlos tirados en cualquier cuneta de mala muerte.
Tyler Crow: Esa arrogancia… (Tyler se sienta y busca un habano) Es típica de tu gente, Jake.
Jake Dalton: ¿Mi gente…?
Tyler Crow (interrumpe): ¿Sabes cuantas veces se han olvidado los periódicos de que uno de esos mocosos desaparecidos era un wakane?
Charlie Dalton: Escucha, Tyler. Nosotros…
Tyler Crow (sin dejar de mirar a Jake): ¿Crees que hablo contigo, perro? (tras clavarle una mirada letal a Charlie, vuelve su atención a Jake) Pero no es solo la desaparición, no. ¿Sabes cuantos de mi gente, cuantos wakane, murieron en tu mierda de mina, Jake? ¿Trabajando por una puta mierda? ¿Sabes cuantos murieron por tu culpa?
Jake Dalton: Si.
Tyler Crow: Claro que si… (enciende su habano) Y ahora que te han dejado salir vienes aquí a pedirme… (trata de evitar la risa) Que te ayude a mandar al cuerno el chiringuito de Powell. ¡El tío que más pasta y negocio ha traído a este jodido pueblo!
Tyler Crow levanta la vista y traza círculos de humo con su habano. Mira a sus invitados.
Tyler Crow: Esta puta reunión ha terminado. (mira a sus matones) Llevadlos al aparcamiento y dadles una buena paliza.
Los matones están a medio camino cuando los dos hermanos Dalton ya se han puesto en pie. Jake cierra los puños, dispuesto a salir de ahí aunque sea a puñetazos. Y por una vez, es Charlie quien da el clavo.
Charlie Dalton: ¿No quieres ayudarnos, Tyler? Pues perfecto. ¡Cojonudo! (le mira) ¿Sabes? Tienes toda la puta razón: Powell ha traído pasta a este pueblo de mierda, permitiéndote montar tus chiringuitos y tus chanchullos. Pero, si esa jodida planta de energía resulta ser lo que Powell asegura que es. Joder, si resulta que revoluciona las cosas de tal forma que acaba por poner a Springfield en el punto de mira de medio mundo … ¿De verdad crees que Powell va a seguir permitiendo que un gangster de medio pelo como tú siga actuando por aquí?
Tyler Crow hace un gesto con la mano y los matones se detienen. Charlie mira nervioso al gangster: aun no está del todo convencido. Necesita un último empujón.
Charlie Dalton: Es más, Tyler. Imagina que Powell te deja en paz. Cuando esta ciudad deje de ser el culo del mundo y sea la puta imagen de la prosperidad, cuando empiece a fluir el dinero… ¿De verdad crees que no vendrán peces más grandes dispuestos a coger una parte del negocio? ¿Los italianos? ¿los mejicanos? (sonríe maquiavélicamente) ¿Los rusos?
Tyler Crow apura su habano sin dejar de mirar a ese paleto arregla-tubos de escape que nunca le ha servido para nada más que para trucar algún que otro motor. No puede creer que ese gilipollas palurdo tenga tanta razón.
Tyler Crow: Muy bien… ¿Qué cojones necesitáis?
Jake Dalton: Necesitamos montar un buen jaleo en las puertas de la Planta Powell, justo antes de la inauguración. Ya hay varios colectivos ecologistas acampados en las inmediaciones, pero necesitaremos algo más… contundente.
Charlie Dalton: Una docena de tus matones nos podrían hacer el apaño. Puede que den un poco el cante entre tanto ecologista hippie, pero…
Tyler Crow: Vale. Puede hacerse.
Jake Dalton: Hay algo más…
Tyler Crow lo mira al borde de la paciencia. Jake, sin embargo, sonríe.
Jake Dalton: ¿Tienes explosivos?
Alrededores de la Planta Powell.
Al amanecer.
1 hora y 59 minutos para la activación del Reactor.
Los primeros rayos de sol caen sobre la Planta Powell. Aun en la distancia, Jake Dalton es capaz de ver la masa de manifestantes que permanecen acampados en sus alrededores. Apoyados en el morro del Impala, Danny y Alma comparten un cálido abrazo mientras el hermano de Jake, Charlie, prende el cigarrillo que acaba de dar a James Roth. Mira al peculiar grupo que se ha reunido allí esa mañana para salvar al mundo. Aun está a tiempo de dar marcha atrás en toda esta locura.
Es entonces cuando escucha el motor del camión acercándose. Viendo a los hombres de Tyler Crow que van en la parte de atrás, Jake se da cuenta de que ya no hay vuelta atrás.
Ricky: ¡Charlie! (el conductor del camión baja y abraza al más díscolo de los hermanos Dalton) ¡Cuánto tiempo, hijo de perra!
Charlie Dalton: No el suficiente, bastardo (responde al abrazo) ¿Estos son los “broncos” de Tyler?
Ricky: Armarán el suficiente follón como para distraer a la mayor parte de los tíos de seguridad que haya dentro. Por cierto…(cogiendo una mochila del interior del camión) Esto es para ti. (arroja la mochila a Jake, que la intercepta al vuelo) Tyler dice que es lo que pediste. Y que lo manejes con cuidado si no quieres acabar convertido en huacamole.
El camión sigue su camino en dirección a la entrada del complejo industrial Powell. Mientras se aleja, Jake ve como varios de los matones de Tyler Crow llevan entre las manos cajas con cockteles molotov. Su vista tropieza ahora con los ojos de Alma, que delatan desaprobación pero que, al mismo tiempo, comparten el mismo pensamiento de Jake: no hay vuelta atrás.
James Roth (sacando a todos de sus pensamientos): Bueno… Es hora de ponernos en marcha, ¿no?
Jake Dalton (mirando a su hijo Danny): Tenéis claro el plan, ¿no?
Danny Dalton: ¿Y tú? (sonríe señalando la motocicleta de Billy Whitehouse) ¿Sabrás conducir eso?
Jake Dalton: El señor Roth tendrá que ir de paquete hasta que lleguemos a uno de los repetidores… pero creo que si (la ironía desaparece de su tono) Ten mucho cuidado, hijo.
Danny Dalton: Tu también, Papá.
Charlie Dalton: Vale, no os pongáis dramáticos…(recarga su escopeta) ¡Que no parezca una despedida, joder!
Jake los ve adentrarse a pie, a través de las áridas llanuras que rodean el inmenso complejo industrial Powell.
Jake Dalton: Muy bien. (mira a James Roth, poniendo la mochila sobre su hombro) Comienza el espectáculo.
CONTINUARÁ...
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