martes, 30 de diciembre de 2008
NEVERFIELD - Un Año Después
domingo, 28 de diciembre de 2008
Sesión 20-12-2008
Marcus Vanister (WF): Está vivo, señor Dalton. El Libro de las Sombras es un ente extraordinariamente poderoso.
***
Libro de las Sombras (en Ben Braddock): SOMOS UNO. SOMOS MUCHOS… ¡¡SOMOS LIBRES!!
ATRAPADOS EN UNA ODISEA DIMENSIONAL…
Danny Dalton: Vale. Ahora el Libro es un libro y las Sombras... Se han ido.
Profesor Vanister (NE) ¿Y si han ido a otros Springfield?
Leonard Powell: ¿Y si han ido…? (mira Danny) ¿Y si han ido al nuestro?
UN VIAJE A TRAVÉS DE REALIDADES ALTERNATIVAS...
Ben Braddock (NE) (mostrando un pergamino): Este es el ritual que Lord Powell quería usar para terminar de dar forma física a Garius Voldan... ¿Crees que podrías darle la vuelta? ¿Invertirlo para encerrarlo de nuevo en el Libro?
TODOS BUSCAN EL CAMINO DE VUELTA A CASA...
Profesor Vanister (NE): Muy bien, coordenadas para el salto al paralelo Neverend establecidas. Caballeros… abróchense los cinturones.
PERO NO TODOS VIVIRÁN PARA ENCONTRARLO.
Margaret 2.0: SISTEMA DE SALTO ACTIVADO. INTEGRIDAD MOLECULAR 99%, 98%, 97%...
Ben Braddock (NE): ¡¡Profesor!! (señala el Libro de las Sombras... que ha comenzado a brillar) ¡Mire!
Episodio 2x12.- NEVERDALE (Parte 1)
Para: Consejo de Administración de Wolfram & Hart.
Asunto: Caso 235682/X - Neverfield contra Wolfram & Hart.
Estimados Socios
Hace aproximadamente treinta días humanos la sucursal de nuestra firma en el paralelo dimensional 055-h3d0n fue víctima de un infame incidente. Uno de nuestros agentes, Goodwin Steele (contable del área de Adquisiciones, ver anexo A) desapareció sin dejar rastro. Nuestros oráculos y videntes fueron incapaces de localizarlo. Y lo que fue aun peor: tampoco pudimos rastrear el paradero del recipiente de almacenaje de almas que, en el momento de su desaparición, llevaba consigo el agente Steele.
Los viajeros dimensionales han sido debidamente informados de su situación. Se les ha ofrecido un trato de cooperación estándar así como equipamiento completo (traje y coche de empresa, armas cortas y documentaciones de impronta psíquica)
martes, 23 de diciembre de 2008
Sesión 13-12-2008
ANTERIORMENTE, EN "NEVERFIELD"...
Danny Dalton: Vale. Ahora el Libro es un libro y las Sombras... Se han ido.
Profesor Vanister (NE) ¿Y si han ido a otros Springfield?
Leonard Powell: ¿Y si han ido…? (mira Danny) ¿Y si han ido al nuestro?
ATRAPADOS EN UNA ODISEA DIMENSIONAL…
Profesor Vanister (NE): Un mundo paralelo, señor Braddock; no lo olvide. Aunque parezca idéntico al suyo, siempre hay alguna diferencia por pequeña que ésta sea.
***
William Whitehouse (DF): Todo empezó hace un año, cuando el Rey Sullivan IIIcondenó a muerte al Padre Carnahan por herejía contra Amanautor.
UN VIAJE A TRAVÉS DE REALIDADES ALTERNATIVAS...
Lord Powell (DF): Majestad, seré claro: necesitamos la gema del poder eterno.
Maese Dalton (DF): No se la pienso dar a ningún humano. ¡Y mucho menos a un elfo!
TODOS BUSCAN EL CAMINO DE VUELTA A CASA...
Ben Braddock (NE): Lord Powell no quería devolver el alma de Garius Voldan, sino justamente lo contrario. Este es el hechizo…(le entrega el pergamino a Maese Fred) ¿podrías darle la vuelta?
PERO NO TODOS VIVIRÁN PARA ENCONTRARLO.
Danny Dalton (a lomos de Alma Grant... en forma de dragón): Muy bien, tío feo… (quita el seguro del H&K) Vamos a jugar.
Episodio 2x11.- DRAGONSFIELD (Parte 5 de 5)
“No es como montar en una Harley...”
Danny Dalton aun no puede creerse estar donde está: volando a docenas de metros por encima del suelo, a lomos de un gigantesco dragón de escamas plateadas (que en realidad es una chica de apenas diecisiete años... no cualquier chica, sino “la” chica) Definitivamente no era su idea de pasar el verano... pero desde que él y sus amigos se vieron atrapados en este loco viaje entre dimensiones paralelas, la vida no le ha dado muchas opciones.
Y, en ese preciso instante su única opción es agarrarse a su montura mientras vuelan bajo una tormenta de fuego y ácido. Su oponente es un colosal dragón de hueso sobre el que cabalga una especie de hechicero o sacerdote enfundado en túnica roja. Por un momento, Danny cree tener todas las cartas a su favor. A fin de cuentas, el tipo solo lleva una lanza... y él tiene la mejor tecnología alemana en lo que respecta a subfusiles.
O al menos ese es su pensamiento hasta que los proyectiles chocan contra una barrera invisible que rodea al sacerdote.
Y el sacerdote, lanza en ristre, carga contra él a lomos de su dragón.
Mientras en el exterior tiene lugar la cruenta batalla entre dragones, Ben Braddock y Marcus Vanister suben apresuradamente las escaleras de la torre del hechicero de la corte. Un hechicero que es el propio Vanister... en esta realidad de espada y brujería. Junto a ellos, el joven Fred Fesster, un aprendiz de mago que debe poner a prueba sus conocimientos en la materia... para salvar a todo un reino.
Ben Braddock (NE) (mostrando un pergamino): Este es el ritual que Lord Powell quería usar para terminar de dar forma física a Garius Voldan... ¿Crees que podrías darle la vuelta? ¿Invertirlo para encerrarlo de nuevo en el Libro?
Fred Fesster (DF): Es... complicado. Necesitaré algo más... la joya del poder etern...
Profesor Vanister (NE) (viendo venir una bola de fuego por la ventana): ¡CUIDADO!
El muro vuela en pedazos y toda la torre tiembla de arriba abajo. A través del polvo levantado y los restos del derrumbe, Ben y el profesor descubren que el joven Fesster se ha llevado la peor parte del golpe. Ben coge sobre los hombros al aprendiz de hechicero mientras el profesor sale al exterior, esquivando como puede la mortal lluvia de fuego que cae sobre el patio de armas del castillo... cortesía de los dos dragones que luchan en el cielo púrpura del amanecer.
Una vez dentro de la tanqueta, el profesor Vanister intenta llamar la atención de Danny Dalton. Pero incluso el sistema de altavoces de “Margaret 2.0” palidece ante la colosal contienda que tiene lugar en el cielo. Sobre todo cuando ambos dragones se enzarzan en un espectacular combate cuerpo a cuerpo. A duras penas, Danny se mantiene aferrado a su montura y temiendo ser tan insignificante como una pulga a lomos de un sabueso rabioso.
Muchos metros por debajo, Ben consigue llegar a Margaret y pone a salvo al bueno (e inconsciente) de Maese Fesster. Sin embargo, el cuerpo calcinado que encuentra apoyado junto a la tanqueta le recuerda que casi nunca se puede salvar a todos. Con casi total seguridad se trata de los restos de William Whitehouse: un desconocido aquí... pero su mejor amigo en el mundo del que procede.
Pero hay una batalla en progreso y no hay tiempo que perder: tras intentar de nuevo contactar con Danny por megafonía, Ben decide probar algo distinto... y más contundente. A los mandos de la ametralladora, Ben aprieta el gatillo apuntando al gigantesco dragón de hueso. Los disparos ni tan siquiera se le aproximan... pero llaman su atención lo suficiente como para dar a Danny y a su dragona la oportunidad que estaban buscando.
Al mismo tiempo, Danny vacia el cargador de su Heckler & Koch contra el sacerdote. Todas las balas impactan contra el escudo de fuerza que lo proteger... y sólo una consigue atravesarlo. No necesita más: el impacto no lo matará. Pero la caída, sí. El retroceso es lo bastante fuerte como para que el sacerdote pierda el equilibrio... y caiga a plomo sobre el suelo del patio de armas. Justo antes de ver como cae, Danny contempla el rostro al descubierto del hombre al que acaba de condenar... Su tio Russell.
Por su parte, la gigantesca Alma Grant alza una de sus garras y corta la cabeza del enorme dragón de hueso. Ésta se estrella contra el suelo, estando a punto de aplastar al pobre profesor Vanister que intentaba regresar al castillo. Decapitado y desprovisto de su jinete, el dragón de hueso inicia una torpe retirada, volando sin control como una gallina sin cabeza.
Alma desciende dejando que Danny vuelva a pisar tierra firme. Y lo hace completamente destrozado, con sus ropas chamuscadas y consumidas por el ácido, mostrando un cuerpo marcado por las cicatrices de ésta y otras contiendas. Y pese a todo, aun tiene fuerzas para mantener su eterna pose de tipo duro.
Maese Dalton (DF) (acercándose a su “hijo”): No ha estado mal... para un humano.
Ben Braddock (NE): Maese Dalton, me temo que hemos podido acabar con el sacerdote... pero aun hay que frenar a Garius Voldan. Y para eso necesitaremos la joya que su pueblo guarda en las minas.
Así, con la promesa de entregarles a cambio la vida de Lord Powell (el traicionero elfo al que tienen retenido en el interior de “Margaret 2.0”); nuestros amigos se disponen a partir de camino a las minas enanas.
Danny Dalton: Muy bien, tíos... (poniendo en marcha a “Margaret”) Agarraos a...
Leonard Powell (interrumpe, aparenciendo por la puerta): Me parece que ya has conducido demasiado durante mi ausencia, ¿no, Danny?
Profesor Vanister (NE): Es la primera vez que me alegro de ver a un Powell...
Ben Braddock (NE): Bueno, creo que no habeis sido presentados... Leonard, éste es Maese Dalton, señor de los enanos.
Leonard Powell: Un momento... (mirando a Danny y al enano) es tu... ¿es tu padre? ¿Tu padre es un enano?
Las risas de Leonard duran la mayor parte del viaje, casi eclipsando a la música en mp3 que suena a través de los altavoces de “Margaret 2.0”: en este caso, otra de las pistas que los programadores debieron dejar en memoria durante su construcción.
Profesor Vanister (NE): Señor Powell, ¿podría apagar ese ruido infernal?
Danny Dalton: ¿Ruido infernal, profe? Es peor: es música disco... ¡APAGA ESO, PIJO!
Leonard Powell (para sí mismo): Un enano... Su padre es un enano... ¡Esto es buenísimo!
Apenas una hora después, con el sol de la mañana en el cielo, “Margaret 2.0” llega al campamento minero de los enanos, el rodea el acceso a las montañas: una formación algo más grande que la que nuestros amigos pudieron conocer en las otras versiones de Neverfield que han visitado.
El trato con Maese Dalton es claro: el prisma a cambio de la vida de Lord Powell. El cabecilla de los enanos invita a nuestros viajeros a adentrarse en las cavernas de la montaña, donde se guarda la joya. Sin embargo, Ben Braddock no se fia de dejar a alguien tan peligroso como Devon Powell sin vigilancia. Junto con Leonard, Ben permanece en la tanqueta mientras Danny y el profesor siguen a Maese Dalton al interior de la mina.
Los túneles del gigantesco entramado subterráneo están decorados con bajorrelieves que cubren las paredes. Muestran diversas escenas de la historia del pueblo enano. Mientras, carretas y vías metálicas recorren los túneles transportando un mineral extraño, oscuro y al parecer muy resistente. Incluso el profesor Vanister se siente tentado de coger un poco para examinarlo...
Finalmente, Danny y el profesor llegan a una enorme gruta natural. Allí, el camino acaba dejando paso al más absoluto de los vacíos. Una caída aparentemente infinita y, a varios metros de distancia, la única porción de suelo que permanece en pie dentro de la gruta. Sobre él, un pequeño altar del que brota un haz de luz que ilumina la estancia. Por supuesto es allí donde reposa el prisma.
Maese Dalton (DF): Cuando excavamos, toda la gruta se vino abajo... menos ese trozo de ahí.
Profesor Vanister (NE): Dijo que no podían darnos la joya... Pero no nos dijo que no eran capaces de cogerlo.
Maese Dalton (DF): ¡Claro que puedo! Sólo que... aun no lo he intentado.
Danny sonríe: fisicamente, las piernas cortas de los enanos les impiden dar un salto lo bastante amplio como para alcanzar el prisma. Pero él no tendrá ese problema. Atándose una cuerda a la cintura, Danny se dispone a saltar. El profesor Vanister no deja de hacer complejos cálculos sobre trayectorias, velocidades y aceleración. Danny se preocupa por algo más importante: no quedarse a medio camino.
Y sin pensarlo dos veces, Danny salta. Las buenas noticias son que consigue llegar al otro lado. Las malas es que el nudo se deshace nada más poner los pies en suelo firme. De haber llegado de un solo salto, no lo habría contado.
Danny Dalton (observando el prisma con atención): Imagino que si cojo el prisma, el suelo caerá bajo mis pies... Así que tengo que ser lo bastante rápido como para coger el prisma y saltar. Vale... (lanza la cuerda al profesor) Agarre fuerte, profe...
Si hubiera tenido razón, Danny habría conseguido saltar al otro lado del abismo, con el prisma en su poder. Pero no la tuvo. El suelo no se vino abajo. Aun está en el aire cuando el rugido de las llamas que brotan del abismo llega a sus oidos. La cuerda se quema y Danny cae al vacío.
El profesor Vanister es lo bastante rápido como para aferrarle del brazo... pero no es lo bastante fuerte como para mantenerlo cogido mucho más tiempo.
Profesor Vanister (NE): Señor... Dalton... (apenas puede respirar) Trepe... por encima mía.
Danny Dalton: Profe... No puede con mi peso... Caeremos... los dos...
Por desgracia para ambos, Danny lleva razón... y el cuerpo del profesor no da más de sí, precipitándose hacia el abismo. Danny tiene que soltar el prisma para poder agarrarlo antes de que caiga al vacío. Pero los dos están al límite: el profesor ha invertido todas sus fuerzas en sostenerlo. Y él… él puede que tenga el hombro dislocado.
Profesor Vanister (NE): Señor Dalton… márchese…
Danny Dalton: Ni… de… coña, profe… Aun tiene una… promesa que cumplir. Tiene… que… llevarnos… ¡a casa!
Un último esfuerzo está a punto de arrancarle el brazo del lugar que Dios y su anatomía le dieron. El grito es de auténtico dolor. Pero funciona. Y ambos acaban tendidos en el suelo de aquella caverna, agotados y destrozados. Por un momento recuerdan el motivo por el que se han jugado la vida y lo contemplan: en el suelo, brillante y devolviéndoles una mirada imposible. El prisma.
De regreso al exterior, ante “Margaret 2.0” y con un Fred Fesster recuperado de sus heridas, el grupo de aventureros se reúne para seguir adelante con aquello que los trajo aquí…
Maese Fesster (DF): Según las leyendas, se dice que el elfo sacrificará su inmortalidad. El enano, aquello que más apreciaba, el mineral mithril. Y el humano la mitad de su larga y próspera vida.
Ben Braddock (NE): ¿La… mitad?
Profesor Vanister (NE): Debe referirse a la esperanza de vida. Si un cuerpo está programado para morir con ochenta años…
Leonard Powell: No llegarías a los cuarenta. Cojonudo…
Danny Dalton: Vale, aquí Lord Powell va a ceder su inmortalidad le guste o no. Los enanos tienen ese mithril a patadas… ¿Quién sacrificará la mitad de su vida?
Por extraño que parezca, la discusión entre los aventureros no es por evitar ocupar el puesto sino por todo lo contrario. Cada uno por sus propios motivos, ninguno de ellos quiere que sus compañeros ocupe ese lugar. Finalmente, es el azar quien decide el destino.
Y es el azar el que designa a Ben Braddock.
En el interior de una de las casas de piedra que rodean la entrada a las minas Dalton, nuestros héroes presencian como Maese Fesster ultima cada uno de los detalles para llevar a cabo el ritual. Lord Powell, atado y amordazado, asiste impotente al rito que le privará de su codiciada inmortalidad. Los enanos allí presentes se mofan de él a sus anchas.
Ben Braddock (NE): Leonard… (preocupado porque, en el fondo, Lord Powell es el padre de Leonard) ¿Estas bien? No tienes por qué ver…
Leonard Powell: Por mí como si lo matan.
Habiendo terminado de lanzar una extraña y larga letanía, de las manos de Maese Fesster brotan tres haces de luz que envuelven respectivamente a Lord Powell, el pequeño montón de mithril enano que reposa en el suelo… y a Ben Braddock. Éste siente como sus entrañas arden durante unos breves pero a la vez largos segundos. Finalmente, cae de rodillas, agotado… y con un leve hilo de sangre cayendo por su nariz. Por su parte, el montón de mithril es ahora un puñado de piedras negras sin valor. Y Lord Powell yace inconsciente en el suelo.
Danny Dalton (ayudando a Ben a incorporarse): Capi, ¿Estas bien?
Ben Braddock: Si… Estoy bien, estoy bien.
Leonard Powell: ¿Qué es esto? (arranca una prematura cana del pelo de Ben) Joder…
El profesor Vanister toma entre sus manos el Libro de las Sombras. Al abrirlo, encuentra un nombre grabado a fuego en la primera de sus páginas. “Garius Voldan”. Antes de poder tan siquiera sonreír por su triunfo, el Libro se cierra por sí solo, guiado por una fuerza a todas luces sobrenatural.
Profesor Vanister (NE): Va… vaya… (sobresaltado)
Ben Braddock (NE): Me parece que ha funcionado, ¿no, profesor?
Profesor Vanister (NE): Eso parece, señor Braddock… (mira al Libro con evidente inquietud) Eso parece…
Con el alma de Garius Voldan de nuevo encerrada, nuestros aventureros dejan atrás las minas Dalton donde Lord Powell se enfrentará a la ira del pueblo enano. La tanqueta atraviesa los campos mientras las luces del atardecer van llegando al reino de Springfield. Ante las puertas de la fortaleza del Rey Sullivan les aguarda una comitiva presidida por el propio rey, Sir Edward Braddock, Nora Thompson y varios soldados.
Rey Sullivan III (DF): Gracias por todo… Por vuestra victoria sobre el pérfido Garius Voldan, os declaro libre de los cargos de engaño contra el reino.
Sir Edward Braddock (DF): El juicio del pueblo lo has evitado, quien quiera que seas… (se aproxima a Ben) Pero el mío, no. Si volvéis… yo mismo me encargaré de vosotros.
Profesor Vanister (NE): Eso me recuerda… Majestad, debéis estar preparados. Es muy posible que lleguen más viajeros como nosotros. Pero ellos… Ellos no tendrán buenas intenciones.
Rey Sullivan III (DF): ¿A qué os referís?
Danny Dalton: A que es posible que nos estén persiguiendo, majestad. Tened cuidado, ¿vale?
Ben Braddock (NE): Fred… Cuida de Nora.
Maese Fesster (DF): No, Ben. Esta vez debes dejar que vaya con vosotros.
Ben Braddock (NE): Me temo que te aguarda una aventura aun mayor que la que me espera a mí… la de ser padre.
Maese Fesster (DF): Un momento… (mira a Nora) ¿voy a…? Oh, Dulce Amanautor…
La mayor parte del grupo está ya en el interior de “Margaret 2.0”, en donde también aguarda un inconsciente Russell T. Dalton. Ben lanza una última mirada al enorme castillo del Rey Sullivan. Y es entonces cuando escucha la voz de su padre.
Sir Edward Braddock (DF): ¡Tú, extranjero! (se acerca a Ben) Hay una última cosa que debo pedirte.
Ben Braddock (NE): ¿Qué deseáis?
Sir Edward Braddock (DF): Nunca pude despedirme de mi hijo.
Ben apenas tarda un segundo en comprenderlo: ambos son de mundos diferentes. Y al mismo tiempo, ambos se han perdido mutuamente en ambos. A fin de cuentas, él tampoco pudo despedirse de su padre. El abrazo es breve, intenso y triste. Como lo hubiese sido de haber sido su auténtico padre.
Cuando Ben regresa al interior de “Margaret 2.0”, lo hace con las lágrimas a punto de brotar de sus ojos. Los sistemas comienzan a ponerse en marcha y Leonard pisa el acelerador de “Margaret 2.0”
Profesor Vanister (NE): Muy bien, coordenadas para el salto al paralelo Neverend establecidas. Caballeros… abróchense los cinturones.
Ben Braddock (NE): Volver a casa… De repente no parece tan mala idea.
Danny Dalton: Si, Capi. Y nosotros estaremos más cerca de volver a nuestro mundo.
Leonard Powell (acelerando): Muy bien, agarraos.
Margaret 2.0: SISTEMA DE SALTO ACTIVADO. INTEGRIDAD MOLECULAR 99%, 98%, 97%...
Ben Braddock (NE): ¡¡Profesor!! (señala el libro) ¡Mire!
Y todos lo ven. El prisma dentro de la cámara de contención no es lo único que brilla cuando las luces de la tanqueta se apagan. El Libro de las Sombras reluce con una energía rojiza y levita en el aire. Paradójicamente, es lo único dentro de esa tanqueta que no vibra como si fuese a estallar en cualquier momento.
Y con un destello, “Margaret 2.0” vuelve a dar un salto al infinito.
EPILOGO
Universo Twinfield.
Hospital Powell, dependencias privadas.
“¿Qué ha pasado? ¿Y qué demonios hago en un hospital?”
Eran el tópico de las preguntas que haces cuando despiertas de un accidente de tráfico. Pero el cerebro de Rayna, pese a su elevadísimo coeficiente intelectual, aun trataba de ubicarse. Ordenaba las piezas de sus recuerdos como un confuso puzzle: iba camino de Springfield, a más velocidad de la recomendada… pero no había sido eso lo que la había sacado de la carretera. No. Y recordaba a Marcus. Le recordaba sosteniéndola en brazos. ¿O esa parte la había soñado?
Rayna miró a su alrededor, en torno a las sombras que poblaban la habitación de hospital en la que había despertado. Una voz en la oscuridad dejó claro que no estaba todo lo sola que deseaba estar.
- Espero que se encuentre mejor, señorita Saint Johns.
El hombre, sentado en un cómodo sillón, se incorporó y caminó lentamente hasta su cama. A Rayna le pareció que cojeaba levemente.
- ¿Quién es usted? – Rayna hizo ademán de incorporarse.- ¿Es médico?
- No soy médico, señorita St.Johns… - Devon Powell dejó que la joven pudiera ver su rostro bajo la luz que se filtraba por las rendijas de la ventana. – Soy un admirador de su trabajo.
De repente y antes de que Rayna pudiera responder a su insólito comentario, unas carpetas cayeron sobre el regazo de la joven. Sobresaltada y aterrada, Rayna descubrió que había un hombre más con ellos: sobresaltada porque era lo bastante silencioso como para haber permanecido en las sombras junto a ella sin que se diese cuenta. Y aterrada porque, además de su intimidante presencia, lucía un rostro atrozmente desfigurado por el fuego. Quizá por eso Rayna tardó unos segundos en darse cuenta de cual era el contenido de aquellas carpetas. Un contenido que no tardó en reconocer…
- Un momento… Son mis notas de trabajo. ¿Cómo han…?
- El señor Kyle es un hombre de muchos talentos, señorita St. Johns. Pero comprendo su indignación… A fin de cuentas, yo también he sido víctima de un robo.
- ¿Y qué tiene eso que ver con…?
- ¿Con usted? – Devon Powell esbozó una sonrisa.- Todo, señorita St.Johns. Porque es usted la que me ayudará a dar con los ladrones.
CONTINUARÁ…
domingo, 14 de diciembre de 2008
Sesión 06-12-2008
Aunque parezca idéntico al suyo, siempre hay alguna diferencia por pequeña que ésta sea.
William Whitehouse (DF): Todo empezó hace un año, cuando el Rey Sullivan III
condenó a muerte al Padre Carnahan por herejía contra Amanautor.
Lord Powell (DF): Majestad, seré claro: necesitamos la gema del poder eterno.
Danny Dalton (dándose cuenta): Este niño... Eres tú, ¿verdad?
Danny Dalton (ante la dragona en la que se acaba de convertir Alma Grant): Vale. Vas a comerme, ¿verdad?
Sir William Whitehouse (DF): Majestad, os lo ruego… La maldición ha cambiado. A peor. Ahora ya no afecta a las gentes de Springfield durante la noche. Han cambiado estando el sol aun en el cielo. ¡Me temo que se nos acaba el tiempo!
Ben no pudo evitar pensar en lo parecido que ese Billy lo era del amigo al que había dejado atrás, en su mundo natal. Era diferente… y al mismo tiempo, era la misma persona. Como Nora. Como su padre. Todo era tan parecido que incluso su hermano Eddie estaba a punto de morir. No lo haría en el Golfo y por una herida de bala. Pero lo haría encerrado en una catacumba, ejecutado por los propios hombres a los que comandó una vez… y antes de que pudiera convertirse en un monstruo. Uno de esos seres en los que se convertían los habitantes de esta versión de Springfield.
Sir Edward Braddock (DF) (la recoge y golpea la cara de Ben con su guantelete) Por supuesto que no.
Profesor Marcus Vanister (NE): El señor Braddock ha revelado nuestra auténtica identidad como viajeros dimensionales. Pero… (nota el nerviosismo de Danny) ¿Le ocurre algo, señor Dalton? Ni que hubiese visto un fantasma…
Danny Dalton: Ni se lo imagina, profe…
Y Danny, advirtiéndoles de que nadie en la corte puede saberlo, lo cuenta en voz baja a sus compañeros. Una historia sobre jóvenes hechiceras que leen el pensamiento… y que se convierten en dragones. Casi tan alucinante como la explicación de cuanto nuestros amigos descubrieron en su visita al mausoleo.
Profesor Marcus Vanister (NE): En conclusión, caballeros… (tras haber explicado a grandes rasgos la situación) Garius Voldan está empleando el alma del difunto Padre Carnahan para, ahora que fue liberado del Libro, tomar forma física en este universo. Y es el mausoleo el lugar que ha servido de cubil al sacerdote de Garius Voldan, el hombre al que en nuestro mundo llamamos… Russell T. Dalton.
Danny y Ben (a la vez): ¿¿Braddock??
Profesor Marcus Vanister (NE): Claro… Eso explica porque su padre es un enano y él era un humano. Fascinante.
Su majestad el Rey Sullivan III explica a los presentes que Russell Braddock era un infame miembro de la familia Braddock, el cual había sido acusado de emplear ritos prohibidos de magia negra… para prolonga de forma antinatural su vida. Un adorador de los Profetas de Garius Voldan, una orden de adoradores de aquel pérfido hechicero.
Maese Jak Dalton (DF): Pero, nos han mentido y…
Ben Braddock (NE): Y podríamos haberlo seguido haciendo. Pero eso no hubiera ayudado en nada. Como tampoco lo hará que ustedes sigan discutiendo. Eso solo ayudará a alguien…
Profesor Vanister (NE): A Garius Voldan.
Consiguiendo que dejen aparcadas sus diferencias por un momento, Maese Jak Dalton acepta entregar la joya del poder eterno para llevar a cabo el ritual que puede volver a encerrar el alma de Garius Voldan en el Libro. Por su lado, Lord Powell acepta en escoltar a nuestros héroes (y al lider de los enanos) hasta la ciudadela de los elfos.
Danny Dalton: Y lo que es peor… ¿Qué clase de friki pone en un playlist la banda sonora de "Piratas del Caribe"?
Lord Powell (DF): Señor Braddock, cuando lleguemos a las Torres cogeremos el pergamino que necesito. El que contiene el conjuro para…
Un golpe seco en el lateral de la tanqueta los pilla a todos por sorpresa.
Maese Jak Dalton (DF): Extraño artefacto, ¡por Mithra! (contempla el arma)
Lord Powell (DF): Déjeme ver esa herida, Sir Braddock… (una imposición de manos y una oración hacen que, con un leve haz de luz curativa, las heridas de Ben se cierren) Ya está.
Danny Dalton (aminorando la marcha): Muy bien, gente. Creo que hemos llegado…
No puede moverse. Literalmente, está paralizado.
Danny Dalton: Vale.
Maese Jak Dalton (DF): ¡¡Por Mithra!! (saliendo del blindado, empuñando su enorme hacha)
Danny Dalton: Es una trampa… (subiendo a la torreta y disparando contra los balcones de la torre, desde los que disparan flechas varios elfos) … ¡Póngase a cubierto!
Lord Powell (DF): Muy bien… Y ahora quiero que utilices ese artefacto y acabes con ese miserable enano.
Danny Dalton (resistiendo el control mental): Ni… de… coña…
Ben Braddock (NE): ¡¡Danny!!
Danny Dalton (libre de la parálisis): Tu primero, colega...
Ben Braddock (NE): A dormir, amigo. (y, aun en el suelo, le propina una fuerte patada en la cara que lo deja inconsciente)
Cogiéndolo como rehén, a nuestros héroes no les resulta muy difícil salir con vida de la ciudadela élfica. Una vez en marcha, la travesía hasta el castillo les obliga a volver a cruzar los prados infestados por los monstruosos habitantes de Springfield.
Danny Dalton: ¡Capi!¡Estos bichos se acercan muy deprisa! ¡Acelera!
Ben Braddock (NE): ¡Agárrate!
Los frenos chirrían y la tanqueta traza un giro de ciento ochenta grados mientras de los bordes de las puertas principales saltan chispas y esquirlas de piedra. Las voces de los guardias gritando "cierren las puertas" resuenan por toda la muralla mientras "Margaret" hace su entrada triunfal en el patio de armas de la fortaleza.
Ben Braddock (NE): ¿Qué…? (aun alucinado) Ah… Gracias.
Ben Braddock (NE): Profesor, ¿qué…?
Profesor Marcus Vanister (NE): Morgan Kyle, señor Braddock. O su versión en este mundo al menos… Intentó matarnos mientras estaba investigando en la biblioteca de mi alter-ego mago. Por suerte… (señala a Billy)
Danny Dalton: La constante Whitehouse, ¿no, profe?
William Whitehouse (DF) (sin entender de lo que hablan): Mi... ¿qué?
Profesor Marcus Vanister: ¿Y ustedes?
Ben Braddock (NE): Otra constante. La de que los Powell son escoria traicionera…
Ben Braddock (NE): De acuerdo… (le entrega el pergamino) Lord Powell no quería devolver el alma de Garius Voldan, sino justamente lo contrario. Este es el hechizo… ¿podrías darle la vuelta?
Maese Fesster (DF): ¿Invertir los efectos? No lo sé…
Ben Braddock (NE): Fred, no tenemos mucho tiempo…
Profesor Vanister (NE): ¡Señor Braddock! (corriendo como él hacia la torre) ¿Dónde está el señor Whitehouse?
Ben Braddock (NE): ¿Billy? (se da la vuelta, apenas con el tiempo justo de ver como Billy queda atrapado entre la lluvia de ácido y Margaret) ¡¡¡Billy!!!
El ácido, como una ola de dolor y muerte, salpica y quema el ala plateada de la gigantesca dragona. Pero no llega a tocar ni un solo ápice de la piel de Danny Dalton.
Alma (DF) (telepáticamente): Sube, Daniel Dalton.
Y mientras el fuego provocado por el ácido, entre los gritos de los soldados y el humo de la batalla que acaba de comenzar, Danny Dalton sube a lomos de un gigantesco dragón plateado.
Aunque quizá no es el jinete que había imaginado.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Sesión 29-11-2008
Danny Dalton: Vale. Ahora el Libro es un libro y las Sombras... Se han ido.
Profesor Vanister (NE) ¿Y si han ido a otros Springfield?
Leonard Powell: ¿Y si han ido…? (mira Danny) ¿Y si han ido al nuestro?
Profesor Vanister (NE): Un mundo paralelo, señor Braddock; no lo olvide.
***
(Howard Shore)
El pensamiento se repite una y otra vez en la cabeza del profesor Marcus Vanister mientras contempla el inmenso dragón de hueso que sobrevuela el castillo. Una parte de él le dice que haría bien en apartarse de la ventana de la torre, ceder al mismo pánico que marca los gritos de las gentes del castillo. Por otro lado en los aposentos de Maese Fesster (el joven hechicero de la corte) las voces que resuenan son las de sus compañeros...
Danny Dalton: Tiene que haber alguna manera Fred.
Fred Fesster (DF): Vuestro amigo ha cruzado la frontera entre la vida y la muerte, señor. Traer su alma significaría cruzar esa línea. Y tendría que ser alguien de confianza. Alguien capaz de convencerle para regresar... Pero es peligroso. El alma de esa persona también podría verse arrastrada por la del joven Leonard... Puede que para siempre.
Sacerdote (DF): Rendid el castillo o todos sucumbiréis.
Sir Edward Braddock (DF): Criatura infernal... ¡Ni tú ni tu dragón podréis hacer frente a la vengadora sagrada!
Ben Braddock (NE): ¡¡¡Papá!!! (el profesor lo retiene, impidiendo que el Dragón pueda escucharlos)
Sacerdote (DF): Tenéis dos noches para rendir el castillo.
Y con un gesto del sacerdote, el gigantesco dragón de hueso vuelve a inclinar su cabeza. Una vez a lomos de semejante monstruo, la criatura alza de nuevo el vuelo, perdiéndose en el horizonte. Con la amenaza lo bastante lejos, Maese Fesster retira el hechizo de invisibilidad...
Ben Braddock (NE): Papá... (ayudando a su padre a incorporarse) ¿estas bien?
Sir Edward Braddock (DF): Tenemos que hablar con el Rey Sullivan...
Ben Braddock (NE): Papá, necesitamos un lugar seguro donde escondernos. Es imprescindible que salvemos al hijo de Lord Powell.
Danny Dalton: Vamos Fred. No tenemos tiempo y sé que puedes hacerlo… Sé que eres un gran tipo, confío en ti.
Fred Fesster (DF): Pero, señor… ¡apenas me conoce!
Danny Dalton: Hazme caso, Fred. Eres una de las mejores personas que he conocido.
Rey Sullivan III (DF): Joven Braddock... Me ha comentado tu padre que estas intentando salvar la vida de Leon Powell.
Ben Braddock (NE): Asi es majestad.
Rey Sullivan III (DF): No hay tiempo para eso, tenemos que decidir que plan vamos a seguir...
Profesor Vanister (NE): Es simple y complicado a la vez, majestad. tenemos que prepararnos para atacar o defendernos.
Ben Braddock (NE): Pero el hijo de Lord Powell es fundamental, es nuestra arma secreta, como cuando el entrenador decía antes del partido que…
Rey Sullivan III (DF): ¿Entrenador?
Profesor Vanister (NE): Majestad, (llamando la atención del rey) se refería a su instructor de armas...
Rey Sullivan III (DF): Entiendo. Bien Benjamin, espero que realmente sea importante como para perder el poco tiempo que nos queda antes del ataque.
En ese momento, la doble puerta de roble de la sala se abre y hacen su entrada Lord Powell y Maese Dalton: elfo y enano discuten entre sí, echándose las culpas el uno al otro, sobre lo que le ha pasado a sus hijos. Después de unas cuantas puyas por parte de cada uno, Lord Powell zanja el asunto y habla directamente al rey Sullivan.
Lord Powell (DF): Majestad, seré claro: necesitamos la gema del poder eterno. Puede ser decisiva en nuestro enfrentamiento, pero este... (contiene un insulto) este enano no lo entiende.
Maese Dalton (DF): No se la pienso dar a ningún humano. ¡Y menos aun a un elfo! Es una reliquia familiar, nos pertenece a nosotros. ¡Y seguirá siendo asi!
Ben Braddock (NE): Si no lo hace, tendrá la culpa de la destrucción de sus minas y de todo el reino...
Maese Dalton (DF): Descarada cría de humano... (echando mano de su hacha)
Maese Dalton (DF): Todavia no sé si eres mi hijo... pero vamos a averiguarlo ahora mismo. Maese Fesster, lance una plegaria a Amanautor para ver el verdadero rostro de aquel que dice ser mi hijo...
Nuestros protagonistas comparten una misma mirada inquieta: si Jak Dalton descubre que Danny no es su auténtico hijo, las cosas se pondrían muy difíciles para todos. Por la mente de Ben Braddock cruza una idea fugaz. Es una locura y lo que es peor una mentira. Otra más. Antes de decirla en voz alta, Ben se plantea lo fácil que le resulta mentir. Y no le gusta.
Ben Braddock (NE): ¡Sabemos la identidad del sacerdote! (todos se giran y lo miran con expectación) Esta noche revelaremos su identidad.
Lord Powell (DF): ¿Esta noche? ¿Y porque no Ahora?
Profesor Vanister (NE): Todo a su tiempo, Lord Powell. Todo a su tiempo.
Pese a las diferencias que parece haber entre enanos y elfos, ambos se sienten igualmente contrariados por la situación de sus hijos. Y así, tanto Jak Dalton como Lord Powell abandonan la estancia, nada contentos: el primero porque aún duda de la identidad de su supuesto hijo. El segundo porque lo cree muerto.
Rey Sullivan III (DF): Muy bien. Aguardaremos su revelación. Mientras tanto, hagan lo que puedan para recuperar al joven León Powell. Quizá si salvamos su vida podamos garantizar la cooperación de los elfos ante la amenaza que se cierne sobre nosotros.
Ben Braddock (NE): Si, Majestad. Pero... vamos a necesitar un lugar seguro.
Rey Sullivan III (DF): ¿Mas seguro que el castillo?
Danny Dalton: Con todo respeto, "Majestad"... (se enciende un cigarrillo ante el asombro de los presentes) Hemos dicho que descubriremos al sacerdote que empezó todo esto. Le aseguro que van a intentar matarnos.
Pocos minutos después, con el rey retirándose a sus aposentos, todos los presenten abandonan la sala del trono. Todos... menos Danny Dalton y Alma Grant.
Alma Grant (DF): Antes de que intentes mentirme a mi también, debo advertirte que he leído tu mente. Sé quien eres realmente, Daniel Dalton. Y debo pedirte un favor. Hay algo oscuro encerrado en el viejo mausoleo...
Danny Dalton: Y quieres que nosotros echemos un vistazo. Vale. Pero antes tengo que salvar a un amigo...
Alma Grant (DF): No te hagas el duro. Recuerda que puedo leerte como un libro abierto, Daniel Dalton.
Danny Dalton: Pues si vuelves a hacerlo tal vez el libro se cierre de golpe, cariño.
Danny regresa a los aposentos de Ben Braddock, donde explica la situación a sus compañeros.
Ben Braddock (NE): ¿Alma te ha contado todo eso?
Danny Dalton: Y aun hay más, Capi. Dice que el alma del tal Voldan ha vuelto y que puede utilizar el cuerpo del padre Carnahan para sus fines. Al parecer, el bueno de Carnahan lanzó una maldición al pueblo hace cosa de un año...
Ben Braddock (NE): Y quiere que vayamos al mausoleo... Muy bien. Vamos, profesor...
Danny Dalton: Yo debo quedarme, Capi. Si hay alguien que puede traer de vuelta al pijo... ese soy yo.
Dejando en sus aposentos a Maese Fesster y Danny Dalton realizando el ritual para salvar a su amigo; Ben Braddock y el profesor Vanister acuden en busca de Sir Edward, a quien encuentran en sus aposentos, preparando su armadura para la batalla.
Sir Edward Braddock (DF): Así que queréis adentraros en el mausoleo...
Ben Braddock (NE): Padre, sé que es peligroso pero necesitamos comprobar nuestras sospechas antes de revelar la identidad del sacerdote y...
Sir Edward Braddock (DF) (interrumpe): No voy a detenerte, Benjamin... Pero antes de que te marches... Ya estás preparado para ésto (coge su arma más preciada, una impresionante espada consagrada a Amanautor) Arródillate.
Ben Braddock (NE) (susurrando): ¿Qué...? ¿Qué va a hacer, profesor?
Profesor Vanister (NE): No se preocupé, señor Braddock. (sonríe) Va a nombrarle caballero.
MALO CONOCIDO y BUENO POR CONOCER
Con sicodélico quiero decir que cuando quise darme cuenta estaba en otra parte. Un pasillo de... bueno, no podría decirte la distancia exacta. Era largo, ¿vale? Y había un montón de puertas a ambos lados. Todas cerradas. Iba a abrir la que tenía más cerca cuando apareció ese crío asustado. No debía tener más de ocho años.
Danny Dalton: ¿Quién quiere matarte, chaval?
Niño (señala una figura que aparece al final del pasillo): Él.
Leonard Powell: Venga, Danny... ¿En serio crees que haría daño a un crío?
Danny Dalton (cogiendo al crío en brazos): Entonces, ¿por qué le persigues?
Leonard Powell (sonríe): Porque está en mi mente. Y me pertenece. Entrégamelo.
Danny Dalton: Ni de coña.
Leonard Powell: Tsk, tsk, tsk... Estás en mi terreno, Danny. Aquí, mando yo.
Y entonces lo hizo. Leonard estaba aun ahí delante, de pie, mirándome. Y de repente aparecieron varios Leonard más. Era como en la peli esa de "Matrix", ¿vale? Pero yo no iba a quedarme a que me diesen una paliza. Agarré al crío con fuerza y entré por una de las puertas. Pensé encontrar un refugio pero...
... es invierno. Mamá está en el despacho de papá. Papá le grita por un maletín. Le dice que no debía haberlo abierto. Le dice cosas feas. Mamá llora. Mucho. Entro en la habitación y le doy un abrazo para que no esté triste. Pero papá sigue gritando. Grita hasta que se va...
Danny Dalton (dándose cuenta): Este niño... Eres tú, ¿verdad?
Leonard Powell: Te está engañando, Danny. Es un demonio del inframundo, disfrazado como yo... Si te lo llevas, ocupará mi cuerpo.
Danny Dalton: Demuéstralo.
Leonard Powell: Vale... ¿recuerdas a N´Goth?
Me deja de piedra. Aun estoy barajando que tenga razón cuando le veo hacer el primer movimiento. Pero soy más rápido, pijo. Descargo mi puño contra su mandíbula y no pierdo el tiempo en darle una segunda oportunidad. De un salto me cuelo por otra de las puertas...
Vale, así que el pijo ha tenido una vida jodida. Bienvenido al club, colega. Sabía que eras más fuerte de lo que pareces. Pienso en ello cuando vuelvo al pasillo. Y de nuevo, la historia se repite... Pero esta vez no es una puerta lo que encuentro. Es un jodido arco, con una jodida luz blanca...
Leonard Powell: Si cruza ese niño, moriré. Y será tu culpa, Danny.
Niño: ¡No le hagas caso! ¡Quiere matarme porque soy debil!
Danny Dalton: ¿Y si os hago cruzar a los dos?
Leonard Powell: No funciona así, Danny. Uno se va. Y otro se queda. Para siempre.
Niño: ¡Por favor! ¡No me dejes aquí! ¡Seré bueno! ¡Si me quedo aquí moriré!
Leonard Powell: Todo cuanto has visto son imágenes creadas por ese demonio. ¡Quiere que te compadezcas de él, Danny! ¿Crees que yo haría algo así?
Niño: ¡Es mentira! ¡Le hiciste daño a esa...!
Y Leonard salta sobre nosotros. Por suerte soy más rápido y puedo apartarlo de un empujón antes de que ponga sus manos sobre el crío. Lo veo incorporarse y entonces comienzo a comprenderlo.
Niño: ¡No! ¡No sabes lo que haces!…¡voy a morir!…Él... ¡él es malo!
Danny Dalton (antes de cruzar): Ya sabes lo que dicen: mejor malo conocido…
Lo último que recuerdo es que sonrío maliciosamente. Pero, ¿por qué sonrío? ¿Soy yo quien sonríe... o es Leonard?
Entonces me doy cuenta que es la primera vez que lo llamo así.
Y ahí acaba el sueño.
¿QUIEN ES… GARIUS VOLDAN?
Ben Braddock (NE): ¿Velar las armas? ¿Qué significa eso?
Profesor Vanister (NE): Bueno... (sonríe) Pronto lo averiguará.
Para cuando me doy cuenta, el señor Braddock frena bruscamente la tanqueta: hemos llegado a nuestro destino. El mausoleo: un gigantesco edificio del tamaño de una colosal catedral, en el que según Alma Grant se guarda algo más que cadáveres. Sea como sea, vamos a averiguarlo.
Bajando las escaleras que llevan a la última planta… Pasos.
Consigo esconderme a tiempo pero el señor Braddock no tiene tanta suerte: incluso yo escucho su puerta al cerrarse. Los misteriosos intrusos cesan su conversación. ¡Han descubierto al señor Braddock! Por poco que me guste usar un arma, no puedo permanecer al margen…
Ben Braddock (NE): ¿Russell? (extrañado) ¿Russell Dalton?
Profesor Vanister (NE): Ya aclararemos eso convenientemente, señor Braddock. Ahora conduzca y llévenos de vuelta a casa. Antes de que salgan el señor Dalton y el padre Carnahan.
Ben Braddock (NE): Profesor, mi espada atravesó su cuerpo como si fuese un fantasma. Y Russell... Russell lo llamó Garius.
Danny Dalton: No os preocupéis. Volveré pronto… Cuidad del pijo.
Profesor Vanister (NE): Pero, ¿qué sucede?
Ben Braddock (NE): ¡Mi hermano Eddy! ¡Ha vuelto!
Los temores del profesor Vanister de que se trata de alguna trampa o conjuro de ilusionismo fraguado por Garius Voldan chocan de bruces con una realidad… que es aun peor.
Ben Braddock (NE): ¿De que estas hablando? Te vas a poner bien.
Eddy Braddock (DF): Eso… (sonrisa triste) Eso le dije al primer soldado al que hirieron esos monstruos.
Ben Braddock (NE): ¿Qué quieres decir?
Profesor Vanister (NE): Que si no le matamos… se convertirá en una de esas bestias.
Más que un aviso, una profecía de lo que está aun por llegar.
Danny Dalton: Joder… (intuyendo que, de nuevo, le ha leído la mente) Déjalo ya, ¿vale?
Alma Grant: Lo siento, es la costumbre. Llevo siglos vigilando el reino junto a mi madre. Es ya algo… natural en nosotras.
Danny Dalton: Bueno, Entonces ya sabes quienes están detrás de todo esto… ¿Y ahora que hacemos?
Alma Grant: Antes deja que te revele un secreto. Como compensación por inmiscuirme en los tuyos.
CONTINUARÁ…
martes, 2 de diciembre de 2008
Unisystem - MARGARET 2.0
Antes de mencionar los nuevos trucos y sistemas de los que dispone "Margaret 2.0", convendría dejar claro que el sistema que permite saltar de dimensión en dimensión sigue siendo el ideado por el profesor Marcus Vanister. Aunque ahora no tenga el aspecto de un montón de viejas CPU conectadas a un monitor fósforo verde (de un añejo "MSX"); lo cierto es que la "Alfombra Mágica" sigue teniendo un pequeño-gran problema: aun consume el prisma en cada uno de los saltos. Eso seguirá obligando a nuestros amigos a buscar la versión de dicho prisma en cada uno de los mundos que visiten.
* Datos de Juego:
Peso: 12 toneladas.
Valor de Blindaje: 85
Dureza: 5
Aceleración: 23 Velocidad: 68/45
Capacidad de Daño: 300
Maniobrabilidad: 2
- Ordenador de Abordo: Junto a un sistema GPS (útil unicamente en mundos en los que el desarrollo de la tecnología sea idéntico al nuestro: olvídate de conectar vía satélite en el mundo de Cimmeria); el ordenador de abordo tiene un limitado sistema de piloto automático (capaz de conducir por él solo si se le asigna una ruta programada a través del GPS)