ANTERIORMENTE, EN "NEVERFIELD"
Agente Baxton (PF) (saliendo de entre los arbustos, mientras sus hombres encañonan a Danny y Leonard): ¿Profesor Van Ishter? Agente William Baxton, del Departamento PSI. Tengo instrucciones de llevarlo conmigo, señor.
CUATRO JÓVENES EMBARCADOS EN UN EXPERIMENTO SIN CONTROL...
Billy Whitehouse (NE): Ben, ese año y pico que llevas pensando que yo estaba en Nueva York... ha sido un año y pico en el que me han hecho ni se sabe cuantos experimentos y mierdas médicas. Y alguien tiene que pagar por ello.
UN VIAJE A TRAVÉS DE DIMENSIONES ALTERNATIVAS...
Billy Vanister (WF): No sé como será en vuestro mundo… Pero en el nuestro, cada cierto tiempo, tiene lugar lo que llamamos una marea mística. La magia despierta.
INFINITOS MUNDOS POSIBLES...
En Psifield, el Agente Baxton mata de un disparo al comandante Morgan Kyle.
En Neverend, Billy Whitehouse acribilla a Morgan Kyle.
Y UN ÚNICO CAMINO A CASA.
Episodio 21.- WITCHFIELD (Parte 7 de 7)
Esta historia tiene tantas versiones como mundos posibles existen…
Casi todas comienzan en Manhattan, hace unos ocho años. En un ático cercano a Central Park, acordonado por la policía… Casi todas comienzan con un niño de apenas ocho años al que se le acerca un hombre enfundado en un traje gris.
En algunos mundos, ese hombre es un agente del FBI. En éste, el hombre que muestra su acreditación al asustado crío es algo más: es un miembro de la Orden de Los Caballeros del Dragón Plateado. Y su nombre es Marcus Vanister.
La historia continúa su curso, con el joven convirtiéndose en aprendiz de un poder latente que solo despierta cada cierto tiempo, con la llegada de las llamadas “mareas místicas”.
Y ocho años después de esa noche lluviosa…
…Billy Vanister abre los ojos. Los objetos artesanales wakane que penden del techo y que decoran las paredes de la caravana dejan claro a Billy donde se encuentra: reconoce el hogar de Tyler Crow, el último de los Wakane: el hombre que, desde su llegada a “Nuevo Springfield”, ha estado ayudando al mentor de Billy.
Billy se incorpora, mirándose el hombro: el vendaje cubre la herida de bala y las leves punzadas de dolor que, de inmediato, le traen el recuerdo de los últimos acontecimientos: “Perro Loco” a punto de ser linchado y quemado por Sam Wayne y su banda de matones; la aparición de Fred y Leonard, esos dos chicos que aseguraban ser viajeros dimensionales… y la furgoneta en la que decían haber llegado. Estaba dentro de la mina, donde…
Billy recuerda entonces esa estatua, incrustada en la pared de roca viva. Un enorme dragón de piedra. Por unos instantes, el joven yace tendido en la cama de la caravana de Crow, paralizado por ese recuerdo. Pero de inmediato, algo le devuelve al presente: el ruido de un motor acercándose. Y Billy no es el único que lo ha escuchado: “Perro Loco” se incorpora del sofá, a unos metros de donde dormitaba Billy, con la escopeta de Tyler entre las manos. Cuando Billy llevó a aquellos viajeros dimensionales a ver a Marcus, éste le pidió que fuese a Dry Rock y que permaneciese allí. Escondido. No era ningún secreto que Marcus tenía buenos motivos para ser precavido: la marea mística estaba al caer y el “Libro de las Sombras” seguía en poder de Devon Powell. Y ahora, la súbita llegada de esos “viajeros” coincidiendo con la marea… ¿casualidad?
Billy pensaba todo aquello mientras espiaba el vehículo recién llegado: un todoterreno de colores oscuros, con el cristal delantero hecho añicos… “Perro Loco” se aferró aún más a la escopeta: como wakane y viviendo en Nuevo Springfield, el chico sabía lo que era recibir visitas “indeseables” en mitad de la noche.
Sin embargo, Billy puso la mano sobre la escopeta de “Perro Loco”, en señal de calma: de los dos ocupantes del vehículo, el primero era un chico joven al que no identificó al principio (y que más tarde recordaría). Pero quien iba al volante era su padre. Marcus Vanister.
Billy Vanister (WF): ¿Papá?
Los recién llegados se aproximaron lentamente hasta donde estaban él y “Perro Loco”. A cada paso que daba, crecían las dudas de Billy sobre la identidad de ese tipo que era igual a su padre. Cuando estuvo a escasos metros, no le quedó duda: el chico era al que los otros viajeros dimensionales llamaban “Danny”. Y el hombre que se parecía a su padre adoptivo… era su versión de otra realidad muy distinta.
Pero aquello no fue lo único extraño que sucedió. Antes de que ninguna de las partes pudiese mover un solo músculo, tanto Billy como aquella versión de su padre adoptivo compartieron una extraña visión.
Episodio 21.- WITCHFIELD (Parte 7 de 7)
Esta historia tiene tantas versiones como mundos posibles existen…
Casi todas comienzan en Manhattan, hace unos ocho años. En un ático cercano a Central Park, acordonado por la policía… Casi todas comienzan con un niño de apenas ocho años al que se le acerca un hombre enfundado en un traje gris.
En algunos mundos, ese hombre es un agente del FBI. En éste, el hombre que muestra su acreditación al asustado crío es algo más: es un miembro de la Orden de Los Caballeros del Dragón Plateado. Y su nombre es Marcus Vanister.
La historia continúa su curso, con el joven convirtiéndose en aprendiz de un poder latente que solo despierta cada cierto tiempo, con la llegada de las llamadas “mareas místicas”.
Y ocho años después de esa noche lluviosa…
…Billy Vanister abre los ojos. Los objetos artesanales wakane que penden del techo y que decoran las paredes de la caravana dejan claro a Billy donde se encuentra: reconoce el hogar de Tyler Crow, el último de los Wakane: el hombre que, desde su llegada a “Nuevo Springfield”, ha estado ayudando al mentor de Billy.
Billy se incorpora, mirándose el hombro: el vendaje cubre la herida de bala y las leves punzadas de dolor que, de inmediato, le traen el recuerdo de los últimos acontecimientos: “Perro Loco” a punto de ser linchado y quemado por Sam Wayne y su banda de matones; la aparición de Fred y Leonard, esos dos chicos que aseguraban ser viajeros dimensionales… y la furgoneta en la que decían haber llegado. Estaba dentro de la mina, donde…
Billy recuerda entonces esa estatua, incrustada en la pared de roca viva. Un enorme dragón de piedra. Por unos instantes, el joven yace tendido en la cama de la caravana de Crow, paralizado por ese recuerdo. Pero de inmediato, algo le devuelve al presente: el ruido de un motor acercándose. Y Billy no es el único que lo ha escuchado: “Perro Loco” se incorpora del sofá, a unos metros de donde dormitaba Billy, con la escopeta de Tyler entre las manos. Cuando Billy llevó a aquellos viajeros dimensionales a ver a Marcus, éste le pidió que fuese a Dry Rock y que permaneciese allí. Escondido. No era ningún secreto que Marcus tenía buenos motivos para ser precavido: la marea mística estaba al caer y el “Libro de las Sombras” seguía en poder de Devon Powell. Y ahora, la súbita llegada de esos “viajeros” coincidiendo con la marea… ¿casualidad?
Billy pensaba todo aquello mientras espiaba el vehículo recién llegado: un todoterreno de colores oscuros, con el cristal delantero hecho añicos… “Perro Loco” se aferró aún más a la escopeta: como wakane y viviendo en Nuevo Springfield, el chico sabía lo que era recibir visitas “indeseables” en mitad de la noche.
Sin embargo, Billy puso la mano sobre la escopeta de “Perro Loco”, en señal de calma: de los dos ocupantes del vehículo, el primero era un chico joven al que no identificó al principio (y que más tarde recordaría). Pero quien iba al volante era su padre. Marcus Vanister.
Billy Vanister (WF): ¿Papá?
Los recién llegados se aproximaron lentamente hasta donde estaban él y “Perro Loco”. A cada paso que daba, crecían las dudas de Billy sobre la identidad de ese tipo que era igual a su padre. Cuando estuvo a escasos metros, no le quedó duda: el chico era al que los otros viajeros dimensionales llamaban “Danny”. Y el hombre que se parecía a su padre adoptivo… era su versión de otra realidad muy distinta.
Pero aquello no fue lo único extraño que sucedió. Antes de que ninguna de las partes pudiese mover un solo músculo, tanto Billy como aquella versión de su padre adoptivo compartieron una extraña visión.
Ben Braddock (NE), malherido e inconsciente en la parte de atrás del todoterreno…
Marcus Vanister (NE) relatando su encuentro con Tyler Crow,
mientras huían de la mina Dalton…
Billy Vanister (WF) mostrándoles la gruta secreta oculta bajo Dry Rock,
y narrando la historia de esa extraña embarcación procedente de otro plano…
Danny Dalton casi a punto de atragantarse cuando Billy menciona el Libro de las Sombras…
“Perro Loco” (WF) cerrando el pozo y dejándolos atrapados,
poco después de haber quedado claro lo que hacía Tyler Crow en la mina Dalton…
La mente de Billy vuelve atrás en el tiempo, hasta el momento presente: aun es noche cerrada, el todoterreno sigue aparcado a unos metros de la carretera y sus dos ocupantes, el otro Marcus Vanister y Danny Dalton, siguen ahí. La sensación es peor de lo que Billy esperaba: Marcus le habló de esas extrañas visiones, fugaces flashes del futuro que los poseedores de sangre mística sufren cuando la marea es inminente. Pero nunca le habló de las nauseas.
Billy Vanister (WF): “Perro Loco”… (se encara a su amigo) ¿Qué ha ido a hacer Tyler a la mina?
“Perro Loco” Washington (WF): ¿Qué? Billy no…
Marcus Vanister (NE): Va a despertar el dragón, ¿no es cierto? Y no sólo eso… Nos mostrarás lo que hay en la gruta subterránea. Ése barco de maderas negras como el ébano. Y usted, señor Whitehouse, nos hablará de la peligrosa carga que trajeron consigo… “El Libro de las Sombras”
Danny Dalton (totalmente confuso) ¿Libro?... Profesor, ¿de qué coño está hablando?
Billy Vanister (WF): Y luego… (girándose a “Perro Loco”, siguiendo el relato del profesor) Luego intentarás encerrarnos, “Perro Loco”.
Marcus Vanister (WF): Pero no esta vez.
Danny Dalton: ¿No esta vez? ¿Quiere alguien explicarme DE QUÉ COÑO ESTAN HABLANDO?
Una vez aclarado todo (y habiendo desarmado pacíficamente a “Perro Loco” Washington), Danny Dalton, el profesor Vanister y Billy Vanister montan a bordo de la furgoneta, camino de la mina Dalton.
Danny Dalton (conduciendo): ¿Visiones del futuro?
Billy Vanister: Es algo que me comentó mi maestro. Cuando la marea mágica se aproxima, aquellos cuya sangre es de naturaleza mágica suelen sufrirlas. Yo y…
Marcus Vanister (NE): Y mi versión en este universo… Tiene sentido, a fin de cuentas.
Danny Dalton: Bueno, eso está muy bien. Y espero que tengáis alguna visión que nos ayude con eso…
Billy Vanister reconoció los dos todoterrenos que salían a toda velocidad de la carretera privada que llevaba hasta la mansión Powell: eran los que utilizaban los hombres de Morgan Kyle. Parecía que llevaban prisa… y que su destino final era el mismo que el suyo: la mina Dalton.
Habiendo dejado el coche de Sam Wayne oculto entre los bosques que rodeaban la mina, Billy, Danny y el profesor Vanister pudieron ver como Morgan Kyle y algunos de sus hombres se disponían a entrar en la mina. Para empezar, Kyle portaba un fusil de asalto con lanzagranadas incorporado. Uso éste último para arrojar una granada de gas al interior de la mina. Y acto seguido, él y uno de sus hombres entraron en la mina.
Con los cuatro guardias que Kyle dejó custodiando el acceso a la mina y los otros cuatro que vigilaban los dos todoterrenos, Billy supo que lo tendrían complicado para intentar un ataque sorpresa. Sin embargo, había que intentarlo: Billy se arrastró bajo los faros encendidos de los dos vehículos. Todo hubiera ido bien… de no haber sido por un descuido de Danny Dalton, quien pisando una rama puso en alerta a los guardias.
Las cosas pasaron demasiado deprisa. Billy se encontró escondido bajo uno de los coches. Intentó escabullirse de los guardaespaldas e incluso hirió de gravedad a uno de ellos disparando la escopeta de “Perro Loco”. Sin embargo, no tuvo la suerte del profesor y Danny, quienes consiguieron permanecer al margen: Billy fue llevado al interior de la mina por dos de los hombres de Kyle mientras esperaba que el profesor y Danny pudiesen escabullirse del resto de los guardias.
Cuando Billy entró por segunda vez en la caverna, notó algunos cambios desde la última vez. Para empezar, la destartalada furgoneta había sido puesta al derecho y alguien había instalado unas luces y un generador portátil dentro de la caverna. Por otro lado, aun podía notarse en el ambiente el humo de la granada disparada por Morgan Kyle.
El propio Kyle se encontraba de pie, a escasos metros de la furgoneta que bloqueaba casi totalmente el acceso del tunel. Encañonándolos con su fusil de asalto, tenía a los otros dos viajeros dimensionales, Leonard y Fred. En el suelo, tirado cuan largo era y aparentemente inconsciente, estaba Tyler Crow. Y, de pie a unos metros suya, también estaba…
Billy Vanister (WF): ¿Papá?
Su padre, descalzo y apenas vestido con unos pantalones usurpados a alguno de los guardias de Morgan Kyle, aun mostraba signos recientes de una pavorosa tortura. Los hombres de Kyle llevaron a Billy junto a su mentor y padre adoptivo. Billy apenas si pudo entender lo que dijo Leonard entre dientes al verlo aparecer…
Leonard Powell: Billy Whitehouse y Morgan Kyle en una misma habitación. (dirigiéndose a Morgan) Creo que esto no va a ser bueno para ti, tío…
Billy no podía saber que Leonard había cogido el cuchillo de Tyler Crow cuando éste había intentado atacar por sorpresa a Morgan. Por suerte, éste último tampoco vio el rápido juego de manos de Leonard… y no pudo evitar que éste le lanzara el cuchillo. Éste se clavó en el hombro del corpulento guardaespaldas, haciendo que apretara instintivamente el gatillo del fusil de asalto. El arma escupió una mortal y descontrolada ráfaga que recorrió la pared de la cueva salpicando esquirlas de piedra por doquier.
Morgan Kyle (WF): Señor Powell… (quitándose el cuchillo del hombro)… Creo que ese ha sido su último error.
Marcus Vanister (WF): “Paralisium Est”.
Morgan Kyle (WF): ¿Qué…? (incapaz de disparar ni de realizar ni un solo movimiento)
Billy miró a su mentor. Y justo antes de ver su expresión de calma y su leve sonrisa triunfal, el joven supo que ese momento era el definitivo: la marea mística ya estaba aquí. Y eso significaba que las cosas no pintaban bien para Morgan Kyle.
Billy Vanister (WF): Entrégame el rifle, Morgan… “Vox Mandatari”
Morgan Kyle (WF): Nnnnoooo… (resistiendo)
Durante un instante, el rifle estuvo en manos de Billy. En ese momento, un nuevo temblor de tierra comenzó a sacudir toda la caverna. Hilillos de tierra y grava caían del techo y, entre ellos, algo más se precipitó al suelo, repicando al chocar contra los salientes de la pared de roca y cayendo en el centro de todos los presentes… El prisma.
Fred “Fess” Fesster: El prisma…
Leonard Powell: Joder.
Billy Vanister (WF): ¿Qué…? (perdiendo la concentración)
Morgan Kyle (WF): Maldito crío… (liberado del conjuro, intenta agarrar a Billy)
Billy reacciona de forma instintiva. Antes de que quiera darse cuenta, su dedo ya ha apretado el gatillo: una mortal ráfaga de proyectiles atraviesa el cuerpo de Morgan Kyle, dejándolo en el suelo sobre un creciente charco de sangre. El cargador cae, humeante y vacío.
Billy Vanister (WF): Lo he… (a Vanister) lo he matado, maestro.
Leonard Powell: Tranquilo, Billy. No es la primera vez que lo haces.
Fred “Fess” Fesster: Eh… ¿chicos? (un nuevo temblor sacude la caverna) Creo que tenemos problemas… (se escucha el rugido sordo del dragón despertando) ¡¡Problemas gordos!!
Marcus Vanister (WF): Deben marcharse… (cogiendo la bolsa de deportes donde guarda El Libro de las Sombras) ¡Cojan el prisma y lárguense!
Fred “Fess” Fesster: ¡Espere! ¡Debe haber una forma de detener al dragón! ¡Dijo que este libro podía hacerlo todo!
Marcus Vanister (WF): ¡No hay tiempo de buscar un ritual!
Leonard Powell (a los temblores crecientes, se suma un nuevo rugido): ¡Pues sáquenos de aquí! ¡Dijo que podía hacerlo!
Marcus Vanister (WF): ¡Pero no aquí! ¡No sin los preparativos que tengo en mi sótano!
Fred “Fess” Fesster: ¡Hay que detener el dragón, profesor! Leonard…
Leonard Powell: ¡No hay tiempo, Friki Fess! ¡Tu apenas si puedes caminar y yo no quie…!
Billy Vanister (WF): ¡Lo haré yo! (quitándole el prisma de las manos a Fred) ¡Ahora, salid de aquí… (mirando a Vanister) ¡TODOS!
Leonard y Fred asienten en silencio y se apresuran a salir de la estancia mientras las primeras rocas pesadas comienzan a caer, golpeando el techo de la furgoneta. Marcus Vanister mira a Billy:
Alza la mano y comienza a escalar mientras toda la gruta se viene abajo. Sigue avanzando pese a que toda la pared izquierda de la caverna se desploma, dejando libre una de las alas membranosas del gigantesco dragón. No se detiene ni siquiera cuando llega hasta sus fauces, de las que sale humo y desde las que se puede ver el crisol de su garganta. Bajo el calor del infierno, Billy alza la mano por última vez.
EPÍLOGO
Cuando la última de las velas se apaga, Leonard Powell, Danny Dalton, Fred “Fess” Fesster, el profesor Vanister y Ben Braddock se ven sumidos en la oscuridad más absoluta. De repente, las runas rituales que había cubren las paredes del sótano se iluminan poco a poco… y comienzan a moverse a lo largo de los muros. Cada vez más deprisa. Llega un momento en que se mueven tan rápido que nuestros protagonistas parecen envueltos en un torbellino de luz.
Finalmente, y con un resplandor, los viajeros vuelven a descubrirse sumidos en la tinieblas. Todos pueden verse unos a otros: ya no están en el sótano de Vanister y donde se encontraba el Libro de las Sombras, ahora hay algo muy diferente.
Es una niña. Una niña de unos diez años, de pelo negro largo y lacio. Su piel es pálida y sus ojos son negros como el resto de la estancia. A todos los presentes les recuerda a alguien. A una prima lejana, a una insidiosa sobrina, a un primer amor escolar…
Libro de las Sombras: ¿Qué queréis?
Leonard Powell: Volver a casa.
Fred “Fess” Fesster: Espera, espera… Pero queremos volver en el momento justo en que nos marchamos.
Marcus Vanister (NE): ¡No, señor Fesster! ¡Eso provocaría una paradoja temporal y…!
Danny Dalton: Mocosa… Queremos volver a nuestro mundo, ¿vale?
Ben Braddock: Bueno… Yo también quiero volver. (mirando a Leonard, Fred y Danny) A mi mundo.
Leonard Powell: Pero, ¿qué…?
Ben Braddock: Si vosotros podéis dar marcha atrás, yo también quiero una segunda oportunidad.
Libro de las Sombras: ¿Y usted, profesor? (mirando al último que queda por expresar su deseo) ¿Qué quiere?
Profesor Vanister: Quiero que volvamos a casa. Todos.
Libro de las Sombras (sonríe y sus ojos se vuelven amarillos): Concedido.
De repente, la oscuridad se vuelve luz. Y nuestros protagonistas aparecen en otra parte. Aun siguen formando un círculo, cogidos de las manos y con el Libro de las Sombras reposando a sus pies. Sin embargo, ya no están en el sótano de Vanister: se encuentran en el exterior, en lo que parece la cima de la mina Dalton. Es una mañana luminosa, de cielo azul despejado y, a juzgar por lo que se puede ver desde ahí arriba…
Fred “Fess” Fesster: Tíos… estamos en casa.
Leonard Powell: ¿Estás… (mirando Springfield a vista de pájaro) ¿Estas seguro?
Danny Dalton: Sí, pijo… (Danny se acerca al cobertizo que hay a unos metros y descubre una inscripción que hizo poco antes de irse) Estamos en casa.
Fred “Fess” Fesster: Estamos en casa… (exultante de alegria) ¡ESTAMOS EN CASA!
Mientras Leonard y Fred intercambian comentarios jocosos sobre su llegada a casa, Ben Braddock y el profesor analizan la situación.
Ben Braddock (NE): ¿Y ahora, profesor?
Marcus Vanister (NE): Señor Braddock, ahora buscaremos la forma de salir de este mundo. Ahora, nosotros somos el elemento ajeno y podríamos provocar alguna clase de desastre.
Danny Dalton (interrumpiendo): Me temo, Profe, que usted y el Capi no son lo más peligroso que hemos traído con nosotros…
Todos se dan la vuelta: Danny está de rodillas, sosteniendo el Libro de las Sombras contra el suelo y colocando su mechero a pocos centímetros. Las llamas no parecen ser capaces de quemar el libro.
Danny Dalton: Tíos… (mirando a sus compañeros) Tenemos un problema.
FIN DE LA PRIMERA TEMPORADA.
Billy Vanister (WF): “Perro Loco”… (se encara a su amigo) ¿Qué ha ido a hacer Tyler a la mina?
“Perro Loco” Washington (WF): ¿Qué? Billy no…
Marcus Vanister (NE): Va a despertar el dragón, ¿no es cierto? Y no sólo eso… Nos mostrarás lo que hay en la gruta subterránea. Ése barco de maderas negras como el ébano. Y usted, señor Whitehouse, nos hablará de la peligrosa carga que trajeron consigo… “El Libro de las Sombras”
Danny Dalton (totalmente confuso) ¿Libro?... Profesor, ¿de qué coño está hablando?
Billy Vanister (WF): Y luego… (girándose a “Perro Loco”, siguiendo el relato del profesor) Luego intentarás encerrarnos, “Perro Loco”.
Marcus Vanister (WF): Pero no esta vez.
Danny Dalton: ¿No esta vez? ¿Quiere alguien explicarme DE QUÉ COÑO ESTAN HABLANDO?
Una vez aclarado todo (y habiendo desarmado pacíficamente a “Perro Loco” Washington), Danny Dalton, el profesor Vanister y Billy Vanister montan a bordo de la furgoneta, camino de la mina Dalton.
Danny Dalton (conduciendo): ¿Visiones del futuro?
Billy Vanister: Es algo que me comentó mi maestro. Cuando la marea mágica se aproxima, aquellos cuya sangre es de naturaleza mágica suelen sufrirlas. Yo y…
Marcus Vanister (NE): Y mi versión en este universo… Tiene sentido, a fin de cuentas.
Danny Dalton: Bueno, eso está muy bien. Y espero que tengáis alguna visión que nos ayude con eso…
Billy Vanister reconoció los dos todoterrenos que salían a toda velocidad de la carretera privada que llevaba hasta la mansión Powell: eran los que utilizaban los hombres de Morgan Kyle. Parecía que llevaban prisa… y que su destino final era el mismo que el suyo: la mina Dalton.
Habiendo dejado el coche de Sam Wayne oculto entre los bosques que rodeaban la mina, Billy, Danny y el profesor Vanister pudieron ver como Morgan Kyle y algunos de sus hombres se disponían a entrar en la mina. Para empezar, Kyle portaba un fusil de asalto con lanzagranadas incorporado. Uso éste último para arrojar una granada de gas al interior de la mina. Y acto seguido, él y uno de sus hombres entraron en la mina.
Con los cuatro guardias que Kyle dejó custodiando el acceso a la mina y los otros cuatro que vigilaban los dos todoterrenos, Billy supo que lo tendrían complicado para intentar un ataque sorpresa. Sin embargo, había que intentarlo: Billy se arrastró bajo los faros encendidos de los dos vehículos. Todo hubiera ido bien… de no haber sido por un descuido de Danny Dalton, quien pisando una rama puso en alerta a los guardias.
Las cosas pasaron demasiado deprisa. Billy se encontró escondido bajo uno de los coches. Intentó escabullirse de los guardaespaldas e incluso hirió de gravedad a uno de ellos disparando la escopeta de “Perro Loco”. Sin embargo, no tuvo la suerte del profesor y Danny, quienes consiguieron permanecer al margen: Billy fue llevado al interior de la mina por dos de los hombres de Kyle mientras esperaba que el profesor y Danny pudiesen escabullirse del resto de los guardias.
Cuando Billy entró por segunda vez en la caverna, notó algunos cambios desde la última vez. Para empezar, la destartalada furgoneta había sido puesta al derecho y alguien había instalado unas luces y un generador portátil dentro de la caverna. Por otro lado, aun podía notarse en el ambiente el humo de la granada disparada por Morgan Kyle.
El propio Kyle se encontraba de pie, a escasos metros de la furgoneta que bloqueaba casi totalmente el acceso del tunel. Encañonándolos con su fusil de asalto, tenía a los otros dos viajeros dimensionales, Leonard y Fred. En el suelo, tirado cuan largo era y aparentemente inconsciente, estaba Tyler Crow. Y, de pie a unos metros suya, también estaba…
Billy Vanister (WF): ¿Papá?
Su padre, descalzo y apenas vestido con unos pantalones usurpados a alguno de los guardias de Morgan Kyle, aun mostraba signos recientes de una pavorosa tortura. Los hombres de Kyle llevaron a Billy junto a su mentor y padre adoptivo. Billy apenas si pudo entender lo que dijo Leonard entre dientes al verlo aparecer…
Leonard Powell: Billy Whitehouse y Morgan Kyle en una misma habitación. (dirigiéndose a Morgan) Creo que esto no va a ser bueno para ti, tío…
Billy no podía saber que Leonard había cogido el cuchillo de Tyler Crow cuando éste había intentado atacar por sorpresa a Morgan. Por suerte, éste último tampoco vio el rápido juego de manos de Leonard… y no pudo evitar que éste le lanzara el cuchillo. Éste se clavó en el hombro del corpulento guardaespaldas, haciendo que apretara instintivamente el gatillo del fusil de asalto. El arma escupió una mortal y descontrolada ráfaga que recorrió la pared de la cueva salpicando esquirlas de piedra por doquier.
Morgan Kyle (WF): Señor Powell… (quitándose el cuchillo del hombro)… Creo que ese ha sido su último error.
Marcus Vanister (WF): “Paralisium Est”.
Morgan Kyle (WF): ¿Qué…? (incapaz de disparar ni de realizar ni un solo movimiento)
Billy miró a su mentor. Y justo antes de ver su expresión de calma y su leve sonrisa triunfal, el joven supo que ese momento era el definitivo: la marea mística ya estaba aquí. Y eso significaba que las cosas no pintaban bien para Morgan Kyle.
Billy Vanister (WF): Entrégame el rifle, Morgan… “Vox Mandatari”
Morgan Kyle (WF): Nnnnoooo… (resistiendo)
Durante un instante, el rifle estuvo en manos de Billy. En ese momento, un nuevo temblor de tierra comenzó a sacudir toda la caverna. Hilillos de tierra y grava caían del techo y, entre ellos, algo más se precipitó al suelo, repicando al chocar contra los salientes de la pared de roca y cayendo en el centro de todos los presentes… El prisma.
Fred “Fess” Fesster: El prisma…
Leonard Powell: Joder.
Billy Vanister (WF): ¿Qué…? (perdiendo la concentración)
Morgan Kyle (WF): Maldito crío… (liberado del conjuro, intenta agarrar a Billy)
Billy reacciona de forma instintiva. Antes de que quiera darse cuenta, su dedo ya ha apretado el gatillo: una mortal ráfaga de proyectiles atraviesa el cuerpo de Morgan Kyle, dejándolo en el suelo sobre un creciente charco de sangre. El cargador cae, humeante y vacío.
Billy Vanister (WF): Lo he… (a Vanister) lo he matado, maestro.
Leonard Powell: Tranquilo, Billy. No es la primera vez que lo haces.
Fred “Fess” Fesster: Eh… ¿chicos? (un nuevo temblor sacude la caverna) Creo que tenemos problemas… (se escucha el rugido sordo del dragón despertando) ¡¡Problemas gordos!!
Marcus Vanister (WF): Deben marcharse… (cogiendo la bolsa de deportes donde guarda El Libro de las Sombras) ¡Cojan el prisma y lárguense!
Fred “Fess” Fesster: ¡Espere! ¡Debe haber una forma de detener al dragón! ¡Dijo que este libro podía hacerlo todo!
Marcus Vanister (WF): ¡No hay tiempo de buscar un ritual!
Leonard Powell (a los temblores crecientes, se suma un nuevo rugido): ¡Pues sáquenos de aquí! ¡Dijo que podía hacerlo!
Marcus Vanister (WF): ¡Pero no aquí! ¡No sin los preparativos que tengo en mi sótano!
Fred “Fess” Fesster: ¡Hay que detener el dragón, profesor! Leonard…
Leonard Powell: ¡No hay tiempo, Friki Fess! ¡Tu apenas si puedes caminar y yo no quie…!
Billy Vanister (WF): ¡Lo haré yo! (quitándole el prisma de las manos a Fred) ¡Ahora, salid de aquí… (mirando a Vanister) ¡TODOS!
Leonard y Fred asienten en silencio y se apresuran a salir de la estancia mientras las primeras rocas pesadas comienzan a caer, golpeando el techo de la furgoneta. Marcus Vanister mira a Billy:
Marcus Vanister (WF): ¿Estas seguro…?
Billy Vanister (WF): Completamente, maestro… Ahora, váyase.
Es una despedida y ambos lo saben: Marcus sale de la cueva, atraviesa el túnel con la bolsa de deportes entre los brazos, sin mirar atrás. Sabe que no puede mirar atrás. Si lo hace, puede que no salga de la mina.
Fuera, le esperan Leonard Powell y Fred “Fess” Fesster quienes se han encontrado con los otros dos miembros de su peculiar grupo de viajeros dimensionales: Danny Dalton y el profesor Vanister parecen haber sido capaces de neutralizar a los matones de Morgan Kyle… al menos los que no se fueron en cuanto comenzaron los temblores de tierra.
Danny Dalton: ¿Y Billy?
Leonard Powell: Dentro, intentando frenar al dragón…
Marcus Vanister (WF): Debemos ir a mi casa, ¡vamos!
Fred “Fess” Fesster (sintiendo el temblor y el rugido sordo del dragón): Pero… ¿y si no lo consigue?
Marcus Vanister (NE): Entonces no habrá que preocuparse de volver a casa, señor Fesster. ¡Corra!
Mientras tanto, en el vientre de la montaña, Billy Vanister lucha por escalar la escarpada pared de roca, mientras enormes piedras caen del techo a cada temblor y rugido del dragón. Imagina a los viajeros dimensionales montándose a bordo del todoterreno de Sam Wayne, partiendo a toda velocidad camino a la casa de su maestro…
Billy resbala y cae. Por suerte, no se lesiona pero sabe que el tiempo se agota. Las fisuras y grietas que cubren las paredes se hacen más grandes y de ellas sale vapor. Algunas rocas caen y aplastan los focos y el generador eléctrico, que estalla entre chispas. Billy sabe que aun puede escapar. Mira por última vez el túnel de salida. Luego mira el prisma en su mano. Y finalmente levanta la vista… hacía el hueco que hay casi diez metros más arriba.
Y toma una decisión.
Billy Vanister (WF): Completamente, maestro… Ahora, váyase.
Es una despedida y ambos lo saben: Marcus sale de la cueva, atraviesa el túnel con la bolsa de deportes entre los brazos, sin mirar atrás. Sabe que no puede mirar atrás. Si lo hace, puede que no salga de la mina.
Fuera, le esperan Leonard Powell y Fred “Fess” Fesster quienes se han encontrado con los otros dos miembros de su peculiar grupo de viajeros dimensionales: Danny Dalton y el profesor Vanister parecen haber sido capaces de neutralizar a los matones de Morgan Kyle… al menos los que no se fueron en cuanto comenzaron los temblores de tierra.
Danny Dalton: ¿Y Billy?
Leonard Powell: Dentro, intentando frenar al dragón…
Marcus Vanister (WF): Debemos ir a mi casa, ¡vamos!
Fred “Fess” Fesster (sintiendo el temblor y el rugido sordo del dragón): Pero… ¿y si no lo consigue?
Marcus Vanister (NE): Entonces no habrá que preocuparse de volver a casa, señor Fesster. ¡Corra!
Mientras tanto, en el vientre de la montaña, Billy Vanister lucha por escalar la escarpada pared de roca, mientras enormes piedras caen del techo a cada temblor y rugido del dragón. Imagina a los viajeros dimensionales montándose a bordo del todoterreno de Sam Wayne, partiendo a toda velocidad camino a la casa de su maestro…
Billy resbala y cae. Por suerte, no se lesiona pero sabe que el tiempo se agota. Las fisuras y grietas que cubren las paredes se hacen más grandes y de ellas sale vapor. Algunas rocas caen y aplastan los focos y el generador eléctrico, que estalla entre chispas. Billy sabe que aun puede escapar. Mira por última vez el túnel de salida. Luego mira el prisma en su mano. Y finalmente levanta la vista… hacía el hueco que hay casi diez metros más arriba.
Y toma una decisión.
Alza la mano y comienza a escalar mientras toda la gruta se viene abajo. Sigue avanzando pese a que toda la pared izquierda de la caverna se desploma, dejando libre una de las alas membranosas del gigantesco dragón. No se detiene ni siquiera cuando llega hasta sus fauces, de las que sale humo y desde las que se puede ver el crisol de su garganta. Bajo el calor del infierno, Billy alza la mano por última vez.
Y coloca el prisma justo cuando el dragón lanza su primera bocanada de fuego.
Los viajeros dimensionales y el profesor Vanister acaban de llegar a su casa cuando la mina Dalton vuela por los aires. En la distancia se puede ver como una inmensa humareda se alza en el cielo, como si fuese un volcán. Todos se detienen y mantienen la mirada fija en el humo, esperando ver un enorme reptil alado surgir de ella.
Los viajeros dimensionales y el profesor Vanister acaban de llegar a su casa cuando la mina Dalton vuela por los aires. En la distancia se puede ver como una inmensa humareda se alza en el cielo, como si fuese un volcán. Todos se detienen y mantienen la mirada fija en el humo, esperando ver un enorme reptil alado surgir de ella.
Pero eso no sucede: los minutos pasan y el humo comienza a disiparse mientras los vecinos de Nuevo Springfield salen de sus casas para ver, temerosos, el espectáculo.
Marcus Vanister (WF): Lo ha conseguido… (hay lágrimas en sus ojos) Buen trabajo, aprendiz.
Leonard Powell: Joder con Billy…
Fred “Fess” Fesster: Nos ha salvado.
Danny Dalton: Otra vez.
Ben Braddock (NE): ¿Chicos? (recuperando la consciencia y saliendo del coche) ¿Qué me he perdido?
Durante las dos horas siguientes, se escuchan sirenas de policía y bomberos en las calles de Nuevo Springfield. Mientras Fred “Fess” Fesster se recupera de sus múltiples heridas, al igual que el propio profesor Vanister y Ben Braddock (quien es puesto al día de todo cuanto se ha perdido); Danny Dalton y Leonard Powell acuden al sótano para ver al profesor Vanister de este universo… quien ultima los detalles para el ritual que, presuntamente, les devolverá a su mundo con la ayuda del Libro de las Sombras.
Leonard Powell: Profesor Vanister, quisiéramos…
Marcus Vanister (WF): Señor Powell, por favor. Les he dicho que necesito tiempo para acabar el ritual. Si no puede esperar…
Danny Dalton: Leonard, espera con los demás…
Leonard Powell: Si, claro. Lo que tú…
Danny Dalton (tajante): Pijo. Con los demás. Ahora.
Leonard acepta de mala manera y decide subir a reunirse con los otros. Finalmente, Danny tiene la oportunidad de contarle en privado a Vanister todo lo referente a la visión que tuvo. Aquella en la que Alma Grant le hablaba del libro.
Marcus Vanister (WF): Señor Dalton… El Libro de las Sombras es mucho más que un objeto místico.
Danny Dalton: ¿Qué quiere decir?
Marcus Vanister (WF): Está vivo, señor Dalton. El Libro de las Sombras es un ente extraordinariamente poderoso. Y, normalmente, utiliza los sueños para… “tentar” a los hombres.
Danny Dalton: ¿Y ha dicho que llevaremos esa… esa cosa con nosotros a nuestro mundo? Olvídelo, Vanister. No…
Marcus Vanister (WF): Escúcheme, señor Dalton. En su mundo no existe la magia. Si mis teorías son correctas, allí el Libro de las Sombras no será más que un montón de páginas viejas y amarillentas…
Danny Dalton: ¿Y si sus teorías no son correctas?
Marcus Vanister (WF): Entonces, señor Dalton… tendrá que destruirlo. A cualquier precio.
Poco después, el ritual está listo y los cinco viajeros dimensionales entran en el sótano de Vanister. Éste realiza un pequeño corte en la palma de las manos de cada uno de ellos y vierte la sangre mezclada en un cuenco. Los viajeros se colocan en círculo, tomándose de las manos y con el Libro de las Sombras en el centro. Finalmente, se coloca fuera del pentagrama y comienza a entonar una serie de cánticos mientras vierte la sangre alrededor del pentagrama. Las velas que iluminan la estancia comienzan a apagarse y, justo antes de que la última lo suma todo en las tinieblas, Marcus Vanister se despide de ellos…
Marcus Vanister (WF): Buena suerte…
De repente, alguien abre las puertas del sótano. El sheriff Charlie Dalton y un par de sus ayudantes irrumpen en el sótano. Allí, con las paredes totalmente limpias de toda runa ritual y sin rastro de los componentes del hechizo; los intrusos miran atónitos… pues no queda ni una sola prueba de prácticas de brujería. Ni, por supuesto, queda rastro alguno de nuestros protagonistas.
Marcus Vanister (WF): Caballeros… (con cara de no haber roto un plato en su vida) ¿En qué puedo ayudarles?
Marcus Vanister (WF): Lo ha conseguido… (hay lágrimas en sus ojos) Buen trabajo, aprendiz.
Leonard Powell: Joder con Billy…
Fred “Fess” Fesster: Nos ha salvado.
Danny Dalton: Otra vez.
Ben Braddock (NE): ¿Chicos? (recuperando la consciencia y saliendo del coche) ¿Qué me he perdido?
Durante las dos horas siguientes, se escuchan sirenas de policía y bomberos en las calles de Nuevo Springfield. Mientras Fred “Fess” Fesster se recupera de sus múltiples heridas, al igual que el propio profesor Vanister y Ben Braddock (quien es puesto al día de todo cuanto se ha perdido); Danny Dalton y Leonard Powell acuden al sótano para ver al profesor Vanister de este universo… quien ultima los detalles para el ritual que, presuntamente, les devolverá a su mundo con la ayuda del Libro de las Sombras.
Leonard Powell: Profesor Vanister, quisiéramos…
Marcus Vanister (WF): Señor Powell, por favor. Les he dicho que necesito tiempo para acabar el ritual. Si no puede esperar…
Danny Dalton: Leonard, espera con los demás…
Leonard Powell: Si, claro. Lo que tú…
Danny Dalton (tajante): Pijo. Con los demás. Ahora.
Leonard acepta de mala manera y decide subir a reunirse con los otros. Finalmente, Danny tiene la oportunidad de contarle en privado a Vanister todo lo referente a la visión que tuvo. Aquella en la que Alma Grant le hablaba del libro.
Marcus Vanister (WF): Señor Dalton… El Libro de las Sombras es mucho más que un objeto místico.
Danny Dalton: ¿Qué quiere decir?
Marcus Vanister (WF): Está vivo, señor Dalton. El Libro de las Sombras es un ente extraordinariamente poderoso. Y, normalmente, utiliza los sueños para… “tentar” a los hombres.
Danny Dalton: ¿Y ha dicho que llevaremos esa… esa cosa con nosotros a nuestro mundo? Olvídelo, Vanister. No…
Marcus Vanister (WF): Escúcheme, señor Dalton. En su mundo no existe la magia. Si mis teorías son correctas, allí el Libro de las Sombras no será más que un montón de páginas viejas y amarillentas…
Danny Dalton: ¿Y si sus teorías no son correctas?
Marcus Vanister (WF): Entonces, señor Dalton… tendrá que destruirlo. A cualquier precio.
Poco después, el ritual está listo y los cinco viajeros dimensionales entran en el sótano de Vanister. Éste realiza un pequeño corte en la palma de las manos de cada uno de ellos y vierte la sangre mezclada en un cuenco. Los viajeros se colocan en círculo, tomándose de las manos y con el Libro de las Sombras en el centro. Finalmente, se coloca fuera del pentagrama y comienza a entonar una serie de cánticos mientras vierte la sangre alrededor del pentagrama. Las velas que iluminan la estancia comienzan a apagarse y, justo antes de que la última lo suma todo en las tinieblas, Marcus Vanister se despide de ellos…
Marcus Vanister (WF): Buena suerte…
De repente, alguien abre las puertas del sótano. El sheriff Charlie Dalton y un par de sus ayudantes irrumpen en el sótano. Allí, con las paredes totalmente limpias de toda runa ritual y sin rastro de los componentes del hechizo; los intrusos miran atónitos… pues no queda ni una sola prueba de prácticas de brujería. Ni, por supuesto, queda rastro alguno de nuestros protagonistas.
Marcus Vanister (WF): Caballeros… (con cara de no haber roto un plato en su vida) ¿En qué puedo ayudarles?
EPÍLOGO
Cuando la última de las velas se apaga, Leonard Powell, Danny Dalton, Fred “Fess” Fesster, el profesor Vanister y Ben Braddock se ven sumidos en la oscuridad más absoluta. De repente, las runas rituales que había cubren las paredes del sótano se iluminan poco a poco… y comienzan a moverse a lo largo de los muros. Cada vez más deprisa. Llega un momento en que se mueven tan rápido que nuestros protagonistas parecen envueltos en un torbellino de luz.
Finalmente, y con un resplandor, los viajeros vuelven a descubrirse sumidos en la tinieblas. Todos pueden verse unos a otros: ya no están en el sótano de Vanister y donde se encontraba el Libro de las Sombras, ahora hay algo muy diferente.
Es una niña. Una niña de unos diez años, de pelo negro largo y lacio. Su piel es pálida y sus ojos son negros como el resto de la estancia. A todos los presentes les recuerda a alguien. A una prima lejana, a una insidiosa sobrina, a un primer amor escolar…
Libro de las Sombras: ¿Qué queréis?
Leonard Powell: Volver a casa.
Fred “Fess” Fesster: Espera, espera… Pero queremos volver en el momento justo en que nos marchamos.
Marcus Vanister (NE): ¡No, señor Fesster! ¡Eso provocaría una paradoja temporal y…!
Danny Dalton: Mocosa… Queremos volver a nuestro mundo, ¿vale?
Ben Braddock: Bueno… Yo también quiero volver. (mirando a Leonard, Fred y Danny) A mi mundo.
Leonard Powell: Pero, ¿qué…?
Ben Braddock: Si vosotros podéis dar marcha atrás, yo también quiero una segunda oportunidad.
Libro de las Sombras: ¿Y usted, profesor? (mirando al último que queda por expresar su deseo) ¿Qué quiere?
Profesor Vanister: Quiero que volvamos a casa. Todos.
Libro de las Sombras (sonríe y sus ojos se vuelven amarillos): Concedido.
De repente, la oscuridad se vuelve luz. Y nuestros protagonistas aparecen en otra parte. Aun siguen formando un círculo, cogidos de las manos y con el Libro de las Sombras reposando a sus pies. Sin embargo, ya no están en el sótano de Vanister: se encuentran en el exterior, en lo que parece la cima de la mina Dalton. Es una mañana luminosa, de cielo azul despejado y, a juzgar por lo que se puede ver desde ahí arriba…
Fred “Fess” Fesster: Tíos… estamos en casa.
Leonard Powell: ¿Estás… (mirando Springfield a vista de pájaro) ¿Estas seguro?
Danny Dalton: Sí, pijo… (Danny se acerca al cobertizo que hay a unos metros y descubre una inscripción que hizo poco antes de irse) Estamos en casa.
Fred “Fess” Fesster: Estamos en casa… (exultante de alegria) ¡ESTAMOS EN CASA!
Mientras Leonard y Fred intercambian comentarios jocosos sobre su llegada a casa, Ben Braddock y el profesor analizan la situación.
Ben Braddock (NE): ¿Y ahora, profesor?
Marcus Vanister (NE): Señor Braddock, ahora buscaremos la forma de salir de este mundo. Ahora, nosotros somos el elemento ajeno y podríamos provocar alguna clase de desastre.
Danny Dalton (interrumpiendo): Me temo, Profe, que usted y el Capi no son lo más peligroso que hemos traído con nosotros…
Todos se dan la vuelta: Danny está de rodillas, sosteniendo el Libro de las Sombras contra el suelo y colocando su mechero a pocos centímetros. Las llamas no parecen ser capaces de quemar el libro.
Danny Dalton: Tíos… (mirando a sus compañeros) Tenemos un problema.
FIN DE LA PRIMERA TEMPORADA.
2 comentarios:
juas, juas... vaya final de temporada, brutal!!!!... esperando ansioso la llegada de la 2ª temporada.
Por cierto, Billy Whitehouse 3 - Morgan Kyle 0 XDXD
Menos mal que esto no es como las series americanas, y volvera a nosotros en un periodo breve de tiempo, y no se cancelara por las buenas, "sino yo prometer matar a productor y creador de la serie"...palabras textuales de un taliban de Neverfield :P
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