jueves, 31 de julio de 2008

Sesión 26-07-08



ANTERIORMENTE, EN "NEVERFIELD"...
Leonard Powell: ...Así que el profesor Vanister de este mundo es una especie de brujo y nos puede enviar de vuelta a casa.
Danny Dalton: Porque si usamos ese prisma, el dragón se despertará ¿no?

CUATRO JÓVENES PERDIDOS EN EL MULTIVERSO...
Leonard Powell: ¿Qué es eso?
Marcus Vanister (WF): El Libro de las Sombras…
(guardándolo en la bolsa de deporte que lleva al hombro) Ésto puede llevaros de vuelta a casa.


INFINITOS MUNDOS POSIBLES...
Leonard Powell: ¿Dónde están los otros, Danny, Ben y el Vanister de su mundo?
Fred “Fess” Fesster: No lo sé, Leonard. Pero tenemos un problema. Algún hijo de perra se ha llevado consigo el teclado de la “Alfombra Mágica”… ¡no podemos ponerla en marcha!

...Y UN ÚNICO CAMINO A CASA.

Episodio 20.- WITCHFIELD (Parte 6)

Primera Parte
DANNY DALTON y MARCUS VANISTER (NE)

Hace 4 horas.
Muchas cosas son diferentes en este mundo. Pero por suerte, la mina Dalton se parece lo bastante a la de su Springfield como para que Danny pueda escalar por ellas incluso bajo la precaria luz de la luna. Ahí acaban las buenas noticias: las malas comienzan con su herida de bala en la pierna, con el hecho de tener que cargar con un inconsciente Ben Braddock y con el pequeño detalle sin importancia de que tanto él como el profesor estan siendo perseguidos por los hombres de Morgan Kyle.

Dejando al profesor atrás cuidando de Ben, Danny se adelanta y trepa hasta la cumbre de la montaña. Allí está el cobertizo. Un fugaz recuerdo de Alma y las horas que pasaron juntos pasa a un segundo plano cuando Danny vislumbra movimiento tras el cobertizo. El chico se aproxima lentamente a él, con la pistola que le robó a uno de los matones de Kyle en su pelea en la mina.

Apenas ha dado unos pasos hacia delante cuando Danny se da cuenta de su error: aquello era una distracción… ¡y su verdadero problema está justo detrás suya! Al darse la vuelta, se encara a su misterioso atacante. Es un tipo corpulento, de pelos largos y enmarañados, con todo el aspecto de un vagabundo… Forcejean, él consigue que Danny suelte la pistola, ambos ruedan por el suelo hasta que, de dos fuertes puñetazos, Tyler Crow deja fuera de combate al joven Dalton.

Lo que ocurre a continuación es extraño. Más extraño aun si cabe que el hecho de viajar entre mundos paralelos. Lo primero que Danny ve al despertar es el cobertizo. Es de día y no hay ni rastro de Tyler. La que sí está sentada al filo del acantilado es Alma. Alma Grant.
Pero eso es imposible, piensa Danny.
Porque en este mundo, Alma jamás nació.

Alma Grant (mirando al horizonte): Quiero que vuelvas, Danny. (mira a Danny) ¿Y tú, Danny? ¿Quieres volver?
Danny Dalton: Claro que sí…
Alma Grant: Pues encuentra el libro.

Es entonces cuando la idílica estampa se estropea: el cielo azul de nubes esponjosas y la suave brisa pasan a un segundo plano… y lo único que puede ver Danny son las muñecas ensangrentadas de Alma, por las que fluye sangre en pequeños ríos escarlata.

Ahora.
Danny Dalton se incorpora sobresaltado. Para ser un sueño es el peor que ha tenido en años. Mira a su alrededor: ya no está en la mina. Ni siquiera está en el exterior. Danny despierta junto a un inconsciente Ben Braddock en el asiento trasero de un todoterreno. Afuera, las tranquilas y silenciosas calles de un barrio de la zona de Outsprings. Aun es de noche y a duras penas Danny reconoce la casa.
Es la casa del profesor Vanister.

Sin tiempo apenas para reaccionar, Danny ve como alguien sale a hurtadillas del garaje del profesor. Se trata de Sam Wayne: en su mundo, el matón del instituto e hijo de una pirada religiosa. En este mundo, por desgracia, esa fanática es algo más que la persona más influyente del pueblo: es la que ha ordenado que los quemen a él y a sus compañeros de viaje dimensional.

Sam sube al coche, pensando que Danny y Ben siguen inconscientes. El chico, nervioso habla con su madre por el móvil.

Sam Wayne (WF): Si, madre. Es el director Vanister, madre. Es un… ¡es un hechicero! Si, ¡estoy seguro! ¡Y los que enviaste a la mina…! Madre… ¡Están vivos! Muy bien, madre. Voy para allá.

Nada más colgar, Danny se abalanza sobre Sam. Por una vez, el joven Dalton intenta una alternativa a la violencia: trata de razonar con Sam, asegurándole que lo único que quiere es irse de ese pueblo con sus amigos. Irse en paz.

De repente, se escucha un disparo. Dos. Proceden del interior de la casa.

Sam aprovecha la distracción para zafarse de Danny y emprender la huida. Antes de que Danny pueda darle alcance, se topa de bruces con alguien más que sale de la casa. Traje oscuro, pistola de nueve milímetros en la mano… Danny no tiene duda alguna: es un sicario a sueldo de Devon Powell.

Guardaespaldas 1 (WF): (encañonando a Danny) ¡No te muevas!
Danny Dalton: Cojonudo…

Veinte minutos antes.
Marcus Vanister despierta lentamente. Por un momento piensa que está amordazado y maniatado, tendido en el suelo del sótano de su propia casa. Pero entonces ve los grabados y las runas rituales que cubren las paredes del sótano. Y entonces recuerda que este no es su sótano. Que ésta no es su casa. Y que éste no es su mundo.

En la puerta, el responsable del golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente: Sam Wayne. En su mundo, piensa Vanister, es sólo un lisiado, borracho y triste. En éste, Sam es el hijo de una mujer muy peligrosa.

Sam Wayne (WF): Está acabado, director Vanister. En cuanto avise a mi madre, quemaremos esta casa con usted dentro. Y luego… iremos a por el bastardo de su hijo.

Dicho eso, Sam cierra de un portazo dejando a Vanister solo y encerrado en ese sótano convertido en sala de rituales. Los minutos pasan mientras lucha por deshacerse de las cuerdas: por suerte, Sam Wayne es tan bueno con los nudos como lo fue el profesor a la hora de atarlo… y las cuerdas no tardan en empezar a ceder.

En ese momento, Vanister siente que hay alguien más en la casa. Alguien que intenta entrar en el sótano. Al descubrir que está cerrada, se escuchan dos disparos. Vanister se quita la mordaza y lucha en vano por liberar sus manos. Antes de que pueda hacerlo, dos figuran irrumpen en el sótano. Dos hombres trajeados y armados con pistolas automáticas: matones a sueldo de Devon Powell. Genial…
Vanister, de pie y dentro del pentagrama, los mira de forma siniestra.

Guardaespaldas 2 (WF): Muy bien, Vanister… ¡Las manos donde pueda verlas!
Marcus Vanister (NE): Yo de ustedes no daría un paso más, caballeros…
Guardaespaldas 1 (WF): Joder, Chuck… (mirando los símbolos rituales de las paredes) Esto no me gusta…
Guardaespaldas 2 (WF): Billy, cálmate…
Guardaespaldas 1 (WF): Yo… Te espero fuera, ¿vale Chuck? (y se marcha dejando a su amigo a solas)
Guardaespaldas 2 (WF): ¿Billy? ¡Joder! (entonces, se da cuenta de que está a punto de pisar el pentagrama en el que esta Vanister) Joder…

El segundo de los guardaespaldas decide no arriesgarse y se limita a cerrar la puerta del sótano, dejando a Vanister de nuevo a solas. Y, respirando aliviado, el profesor termina de desatarse.

Ahora.
Para cuando decide salir al exterior, Marcus Vanister ha encontrado la pistola que llevaba consigo tirada por el suelo del garaje. Por suerte, ni Sam Wayne ni los dos matones de Devon Powell la han visto. Aferrándola con fuerza, el profesor Vanister sale al exterior, encontrándose con Danny Dalton de rodillas y encañonado por los dos matones de Powell.

Marcus Vanister (NE): Suelten las armas, caballeros… (colocando la pistola en la sién de uno de los matones) Y dejen libre al señor Dalton.
Danny Dalton: ¿Profesor?
Marcus Vanister (NE): (habiendo dejado a los dos matones inconscientes en el interior del garaje) Coja sus armas, señor Dalton… y procure que el señor Wayne no vaya muy lejos. No conviene que…

La frase del profesor tendría que haber acabado con un "le demos tiempo de avisar a las autoridades". El problema es que ya lo hizo: avisó a su madre. Y la buena alcaldesa Wayne, a su vez, movilizó a la policía.

De esa forma, la frase del profesor se ve interrumpida por la súbita aparición de dos coches patrulla, que frenan a unos metros de la casa de Vanister.

Policía 1 (WF): ¡Muy bien! (encañona a Danny) ¡No se muevan!
Danny Dalton (encañonando a su vez al policía 1): Sólo queremos marcharnos, maldita sea.
Policía 1 (WF): ¡Suelta el arma, chico, y nadie saldrá herido!
Marcus Vanister (NE): Señor Dalton… (viendo y encañonando a un segundo agente que se acerca por una de las esquinas de la casa) Hay que salir de aquí…
Danny Dalton: Lo sé, lo sé… Joder…
Policia 1 (WF): Por última vez: suelta el arma.
Danny Dalton: No lo haga…
Policía 1 (WF): Dos…
Sam Wayne (WF): ¡Maldito seas! (saltando sobre Danny y pillándolo por sorpresa)
- BANG – BANG -

Las balas de Danny y el policía se cruzan… sin dar en el blanco ninguna de ellas. El profesor Vanister, sin embargo, deja fuera de juego al segundo policía. Y eso acaba con las posibilidades de cualquier resolución pacifica.

Los vecinos han salido de sus casas y contemplan la escena con una mezcla de temor y curiosidad. El primer policía acaba en el suelo por un disparo del profesor. Pero, con su último esfuerzo, consigue dispararle por la espalda. Heridos y con el tiempo justo, Danny y el profesor deben salir a toda velocidad con el todoterreno, mientras un tercer policía les dispara con una escopeta.

Danny Dalton (conduciendo): Joder, profesor… ¡Esta herido!
Profesor Vanister (NE): Tanto como usted, señor Dalton… Rápido, conduzca. Tenemos que ir a un lugar.
Danny Dalton: ¿Dónde?
Profesor Vanister (NE): Dry Rock.

***

Cuarenta y dos minutos después.
Los faros del todoterreno iluminan la desolada carretera que circula en paralelo al gran erial en donde, en el Springfield original, se encuentra el asentamiento chabolista de Crowland.

Danny Dalton (al volante): Entonces, después de dejarme KO, Tyler Crow le dio su furgoneta, le pidió que buscase a su hijo y a "Perro Loco" en Dry Rock…
Marcus Vanister (NE): Y que los sacase de Springfield cuanto antes. Y después volvió a internarse en la mina Dalton.

La forma rocosa de Dry Rock aparece recortada contra la luna llena. Y justo a los pies de la misma, una caravana destartalada deja claro a nuestros protagonistas que eso es a lo que el Tyler Crow de este mundo paralelo debe llamar hogar. Antes de poder siquiera aproximarse, alguien les lanza un aviso.

"Perro Loco" Washington (WF): ¡Quédense donde están… (muestra una vieja escopeta de caza) …o dispararé!
Danny Dalton: Colega… (siente un escalofrío) Es… "Perro Loco".
Marcus Vanister (NE): Nos envía… Tyler. Tyler Crow.
Billy Vanister (WF): ¿Papá? (saliendo de las rocas en las que estaba oculto) ¿Eres tú?

La confusión dura apenas unos instantes: en seguida, Billy reconoce al profesor Vanister como el doble al que vio inconsciente dentro de la mina Dalton. En el interior de la caravana, donde intentan curar las heridas del pobre Ben Braddock; Billy Vanister y nuestros dos protagonistas comparan notas.

Billy Vanister (WF): Mi padre me envió aquí, con Tyler y "Perro Loco". Me dijo que podía ayudaros a volver a casa y… ¿Dónde están vuestros otros amigos? ¿Y mi padre?
Marcus Vanister (NE): Están en poder de Devon Powell. Nosotros hemos conseguido escapar, pero…
Billy Vanister (WF): Powell es un hechicero. Es un hombre muy peligroso. Mi padre… (parece que cae en la cuenta de algo) Oh Dios.
Danny Dalton: ¿Qué? ¿Qué ocurre?
Billy Vanister (WF): Hay algo que debéis ver.

Al encender unos focos externos que dispone la caravana de Tyler Crow, nuestros protagonistas descubren un viejo pozo seco que había medio oculto por las rocas del desierto. Mientras "Perro Loco" se queda fuera vigilando, Billy Vanister y nuestros viajeros dimensionales se deslizan cuerda abajo por el pozo. Una vez al fondo, a unos ocho metros de profundidad, la comitiva se desliza por un angosto túnel de apenas tres metros de diámetro.

Billy Vanister (WF): No sé como será en vuestro mundo… Pero en el nuestro, cada cierto tiempo, tiene lugar lo que llamamos una marea mística. La magia despierta. Y cuando eso ocurre… a veces llegan cosas desde otras dimensiones.

El recorrido a través del túnel acaba en una gran caverna: allí, varado en un pequeño lago subterráneo, los haces de luz de sus linternas permiten ver a nuestros amigos la forma de una enorme y vieja embarcación. Su forma es la de un drakkar vikingo aunque parece estar confeccionado en una extraña madera negra como el ébano… y su aspecto es extraño.

Danny Dalton: La madre que…
Billy Vanister (WF): Esto llegó a nuestro mundo a principios del siglo XVIII, cuando los Wakane aun controlaban esta región. Fueran quienes fuesen los que viajaban en su interior ayudaron a los Wakane. Y éstos, desde entonces, se han considerado "descendientes de los espíritus".
Marcus Vanister (NE): Parece un drakkar vikingo… (examinando uno de los esqueletos que hay dentro de la embarcación: luce una especie de armadura medieval, algo tosca) Sin embargo…

Vanister quita el casco del cadáver… descubriendo un cráneo de rasgos afilados y dudosamente humano.

Billy Vanister (WF): Mi padre contaba con la ayuda de Tyler Crow para traducir las runas que hay grabadas en la quilla del barco. Al parecer la embarcación transportaba un objeto de terrible poder en su interior. Un objeto que fue robado hace siglos… y que acabó en manos de Devon Powell. La organización para la que trabajamos mi padre y yo nos envió aquí para recuperar ese objeto.
Marcus Vanister (NE): ¿Qué objeto?
Billy Vanister (WF): Un libro.
Danny Dalton (a punto de atragantarse): ¿¿QUÉ??

En ese momento, se escucha un ruido procedente del pozo. Nuestros amigos no tardan en descubrir que "Perro Loco" los ha dejado encerrados.

Billy Vanister (WF): ¡"Perro Loco"! ¿Qué estas haciendo?
"Perro Loco" Washington (WF): Ahí estaréis a salvo. Tyler me lo dijo.
Marcus Vanister (NE): Un momento… ¿Qué hacia Tyler en la mina Dalton?
Billy Vanister (WF): No lo sé… Es donde estaba vuestra furgoneta, donde me llevaron vuestros amigos…
Danny Dalton: Y donde estaba el dragón.
Billy Vanister (WF): Mierda… Va a hacerlo. Va a despertarlo.
Danny Dalton: ¿Qué estas diciendo?
Billy Vanister (WF): ¡La marea mística! ¡Mi padre quería arrebatarle ese libro a Powell antes de que la magia volviese! Y si la magia vuelve…
Marcus Vanister (NE): … quizá lo haga también el dragón. Hoy se cumplen veinte años del desastre, señor Dalton. Lo estaban celebrando.

Habiendo descubierto los planes de Tyler Crow, los esfuerzos de nuestros protagonistas se centran en salir de ahí. Y para ello, han de convencer a "Perro Loco". Finalmente, es Danny quien lo consigue…

Danny Dalton: Escúchame, ¿vale? No eres así. Te conozco. Joder, me has salvado la vida…
"Perro Loco" Washington (WF): ¿Qué sabrás tú? Por lo que dices, ni siquiera eres de este mundo. ¿Qué puedes saber de lo que ha sufrido mi pueblo?
Danny Dalton: Te conozco, no dejarás que mueran cientos de inocentes. No eres así… Lucius.
"Perro Loco" Washington (WF): ¿Cómo… (retirando la tapadera del pozo) sabes mi nombre?

Una vez en el exterior, habiendo dejado atrás el pozo, Danny y el profesor se disponen a salir cuanto antes hacia la mina Dalton. Deben frenar a Tyler Crow antes de que desencadene una pesadilla sobre Springfield.

Danny Dalton (a "Perro Loco"): Ha sido genial volver a verte, tío… (se vuelve a Vanister) Vamos, profe.
Marcus Vanister (NE): Bien… (subiendo al todoterreno, donde yace un inconsciente Ben Braddock) No tenemos mucho tiempo.
Billy Vanister (WF): Encuentre a mi padre, profesor. Por favor.

De nuevo en la carretera, Marcus Vanister y Danny Dalton regresan a la mina Dalton. Ya no es solo la vida de sus amigos la que corre peligro. Todo el pueblo está a punto de ser arrasado.
Otra vez.

Segunda Parte
LEONARD POWELL y FRED "FESS" FESSTER

Hace una hora.
Leonard Powell y Fred "Fess" Fesster acababan de reencontrarse. Apenas doce horas antes, el padre de Leonard los salvó de una muerte en la hoguera… aunque decidió dejar a Fred separado de sus compañeros de viaje dimensional a modo de seguro. Ahora, los dos amigos se reencuentran en el mismo lugar donde llegaron a bordo de "Margaret": en el vientre de la mina Dalton. Donde un dragón petrificado yace dormido desde hace veinte años.

Y donde la versión de Tyler Crow de este mundo acaba de arrancar el prisma que mantiene el letargo de esa colosal amenaza.

Leonard Powell: Joder, Crow… Debes devolver eso ahí arriba o…
Marcus Vanister (WF): El chico tiene razón, Tyler… (aferrando la bolsa de deporte en donde guarda el Libro de las Sombras) Tienes que poner ese prisma de vuelta en su sitio o si no…
Tyler Crow (WF): ¡Atrás! (amenaza con el cuchillo de monte) La Wayne y todos esos cerdos van a pagar por lo que nos hicieron a los Wakane. Las brujas… ellas dieron sus vidas para salvarlos y ellos…
Fred "Fess" Fesster: Sabemos lo que pasó y sabemos que las brujas fueron inocentes.
Tyler Crow (WF): ¿Qué puede saber un mocoso como tú…?
Fred "Fess" Fesster: Mi apellido. Te dije que era Fesster. Pero el de mi madre… El de mi madre era Connor.
Tyler Crow (WF): ¿Qué estas…? (entonces, Tyler reconoce los ojos de Emily Connor en Fred) No puede ser…

En ese momento, se escuchan dos pequeñas detonaciones sordas… y el tintinear de dos granadas de humo repicar contra el suelo del túnel. Éstas se cuelan por los bajos de a furgoneta y estallan comenzando a llenar de gas el recinto. Morgan Kyle y sus matones siguieron el rastro de Vanister y Leonard desde que se los cruzaron cuando escapaban de la mansión Powell.

Para cuando los hombres de Morgan Kyle entran la cámara subterránea, Marcus Vanister y Fred "Fess" Fesster ya están fuera de combate. Y Leonard y Tyler forcejean en el suelo, luchando por arrebatarse mutuamente el prisma. Morgan Kyle es quien pone fin a la disputa… dejándolos a los dos inconscientes de un culatazo.

***
Hace veinticinco minutos.
Cuando despiertan, Leonard y Fred sienten que sus muñecas están, al igual que sus tobillos, atados a sendos postes. Para su horror, se encuentran en el exterior de la mina, maniatados en los postes que hace veinte años sirvieron para quemar vivas a tres supuestas brujas. Ocho hombres de Morgan Kyle van de un lado para otro, inspeccionando los alrededores.

Morgan Kyle (WF): Veo que están despiertos. Bien… (marcando un número en su móvil) Han dado ustedes muchos problemas. Intenté avisar al señor Powell pero… No quiso hacerme caso. Espero que nuestro próximo cliente sea un poco más… (alguien contesta al otro lado del teléfono) ¿Alcaldesa Wayne? Morgan Kyle, de Seguridad Privada Kyle & Thompson. Quería hablarle sobre los chicos que le han dado tantos problemas… Si, claro que sé que están vivos…
Leonard Powell: Maldita sea, Morgan. No nos vendas a esa zorra. Puedo serte de ayuda, sé mucho sobre ti… ¡Sé lo de las operaciones negras!

Morgan se queda de piedra al escuchar la mención a ese detalle de su pasado. Su mirada deja clara la incógnita que surca su mente: ¿Cómo puede ese crío saber algo sobre ello? Cuelga el teléfono y se aproxima a él.

Morgan Kyle (WF): ¿Cómo sabes eso? (saca una pistola de su chaqueta) Dame una respuesta… (lo encañona) Ya.
Leonard Powell: Del mundo del que procedo, tú también eres mi guardaespaldas. Tu trabajo es protegerme…
Morgan Kyle (WF): Del mundo del que procedes.
Leonard Powell: Si…
Morgan Kyle (WF): Respuesta equivocada.
- BANG -

La bala atraviesa el cráneo de Leonard Powell, apagando todo rastro de vida de él. Fred "Fess" Fesster, impotente, se ve incapaz de reaccionar. Y pasados unos segundos, los gritos comienzan a salir de su garganta.
Como si gritar su nombre fuese a despertar a su amigo muerto.

***
Ahora.
Las lágrimas de Fred "Fess" Fesster apenas han comenzado a secarse cuando los hombres de Morgan Kyle comienzan a retirar el cadáver de Leonard. Con un murmullo, el director Vanister despierta lentamente, percatándose de que como los dos chicos, él también está atado en uno de los postes.

Morgan Kyle (WF): Muy bien. Cuando acabéis con el joven Powell, poned en su lugar al indio. El muy bastardo no ha soltado palabra de lo que es esto… (muestra el prisma)
Fred "Fess" Fesster: Debería… debería poner eso en su sitio… Si no quiere morir aquí, Kyle…
Marcus Vanister (WF): Escuche al chico, señor Kyle.
Morgan Kyle (WF): Silencio. Los dos. Usted, director Vanister… (uno de los hombres de Morgan aparece con la bolsa de deporte: en su interior, se puede ver el Libro de las Sombras) Robó esto de mi antiguo cliente, el señor Powell… Debe valer una fortuna. Seguro que puedo sacar bastante por él.
Marcus Vanister (WF): Si es dinero lo que quiere, señor Kyle, llame al 555-1399-2448. La palabra clave es "dragón plateado".
Morgan Kyle (WF): ¿Y por qué debo hacer eso?
Marcus Vanister (WF): Porque es la gente para la que trabajo, señor Kyle. Y podrán pagar por nuestras vidas y por ese Libro más de lo que le darán una panda de paletos como Lucille Wayne y compañía. Por eso.

Morgan Kyle se aparta de la vista de los dos y comienza a mantener una conversación con los (misteriosos) superiores del Marcus Vanister de este universo paralelo. Las miradas que le lanza Morgan, entre sorprendido y extrañado, dejan claro que Vanister es mucho más de lo que aparenta.

Marcus Vanister (WF): Tranquilo, Fred. Vamos a salir con vida de aquí…
Fred "Fess" Fesster (mirando como uno de los hombres de Kyle guarda el prisma en la bolsa, junto al Libro de las Sombras) ¿Usted cree, profesor?

En ese momento, se escucha un sonido gutural procedente del vientre de la mina. El suelo comienza a temblar ante la mirada atónita de los hombres de Morgan Kyle. Todo el macizo que alberga las minas Dalton comienza a tambalearse y pequeños ríos de grava y piedras comienzan a deslizarse. Mientras, el gruñido gutural va transformándose en un rugido sordo y ominoso.

El suelo comienza a agrietarse y los hombres de Morgan comienzan a batirse en retirada. Los gritos de ayuda de Fred caen en saco roto: nadie va a regresar a desatarlos del poste. Desesperado, mientras lucha por tirar el poste y zafarse de las ataduras, sus ojos topan con el cartel de madera que corona la hoguera. "Connor".
Es donde murió su madre, quemada viva… veinte años atrás.

Entonces, con un último rugido triunfal, la cima de la montaña estalla en mil pedazos. Y sobre los alrededores de la mina comienza una letal lluvia de fragmentos. Como un mortal granizo, la sombras de los pedruscos más grandes se cierne sobre los presentes.

Lo último que ve Fred antes de que todo se vuelva negro es un pesado fragmento de piedra caer sobre donde esta él.

Luego, oscuridad.

***
Hace una hora.
Otra vez.
Leonard y Fred abren los ojos y se apartan el uno del otro. Vuelven a estar dentro de la mina, junto a "Margaret" y bajo la luz de los focos que los hombres de Devon Powell instalaron. Los dos chicos se miran de arriba a bajo… como si viesen sendos fantasmas.

Fred "Fess" Fesster: ¿Qué coño…?
Leonard Powell: Joder. Otra vez… (antes de que aparezca Tyler Crow) ¡¡Tyler!!
Fred "Fess" Fesster (viendo aparecer al profesor): Vale. Ahora lo entiendo.
Marcus Vanister (WF): ¿Señor Fesster…?
Fred "Fess" Fesster: No hay tiempo, profesor. ¡Los hombres de Morgan Kyle se acercan!
Leonard Powell (a Tyler Crow): Tyler, tienes que darnos ese prisma. Antes de que lleguen Morgan y sus bastardos trajeados.
Tyler Crow (WF): ¿Qué…? (sorprendido por la resolución del joven Powell) ¡Aparta, muchacho…!
Fred "Fess" Fesster (fuera de sí): ¡JODER. QUE LE DES EL JODIDO PRISMA. VAS A DESPERTAR A ESE PUTO DRAGÓN Y NOS VAS A MATAR A TODOS, CABRÓN!

La furia que se apodera del pequeño Fred es tal que coge por sorpresa, no sólo a Leonard, sino también al propio Tyler Crow. Éste, por un segundo, suelta el prisma y Fred lo atrapa antes de que llegue a tocar el suelo.

Mientras Leonard trata de distraer a Tyler, Fred escala como no lo ha hecho en su vida: se aferra a cada resquicio de roca como si le fuese la vida en ello. Quizá por eso lo hace tan bien: porque es así literalmente.

Finalmente, aferrado a uno de los colmillos del dragón de piedra, Fred coloca el prisma en su lugar. Y por un instante, colgando a casi diez metros de alto, el chico se permite resoplar aliviado. Parece que esta vez todo irá bien.
Es entonces cuando Marcus Vanister regresa del túnel, dando la voz de alarma.

Marcus Vanister (WF): Es Morgan Kyle. Ya está aquí… y nos superan en número.
Leonard Powell: Al menos parece que el dragón ya está controlado.

Y es entonces cuando las paredes de la cámara subterránea comienzan a vibrar.

Fred "Fess" Fesster (incrédulo): Venga ya…
Leonard Powell: Vale. (mira al profesor Vanister) Estamos muertos.

CONTINUARÁ.

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