martes, 14 de octubre de 2008

Sesión 11-10-2008 (Parte 1 de 3)

Episodio 2x05.- TWINFIELD (Parte 5)

Primera Parte
DANNY

Universo Twinfield.
Cima de la Mina Dalton.
Ahora.

Llueve. Cada vez con menos intensidad.
Las nubes han dejado de ser negras.
El gris va dando paso al blanco. Y a la claridad.
Danny Dalton permanece de rodillas, al filo del acantilado.
Acaba de ver morir a un amigo.
Y no ha podido hacer nada por evitarlo.

Universo Twinfield.
Oficinas de la Powell Corporation, complejo Industrial Powell.
Doce horas antes.

Danny Dalton abre los ojos.
El sonido de la puerta abriéndose y los pasos de los guardaespaldas irrumpiendo en la smoking-room lo dejan claro: se acabó el descanso. Apenas ha dormido un par de horas. Tendrán que bastar. Intenta forcejear mientras lo arrastran al interior del ascensor. Leonard y el profesor Vanister intentan plantar cara a los guardaespaldas. Es inútil: cuando quiere darse cuenta, Danny ya está encerrado en el ascensor junto a tres matones de Morgan Kyle. Van trajeados, tienen echa la manicura… pero en el fondo no son más que matones. Danny lo piensa cuando reconoce a uno de ellos. Delgado, cuarenta y pocos… pelo rubio en una coleta. Es el mismo hijo de perra que intentó matarle en Witchfield.
Las puertas del ascensor se abren, dejando paso al elegante vestíbulo del edificio de oficinas.

Señor Sheridan (sacando un pistola de su chaqueta): Tome esto, señor Dalton… y corra.
Danny Dalton (sorprendido): ¿Qué…? (la coje, la mira, apunta a Sheridan y aprieta el gatillo)
-CLICK (descargada)
Señor Sheridan: Muy mal, señor Dalton. Ahora… (a su orden, los otros dos matones sacan sus armas y le apuntan) Corra.

Danny no lo piensa dos veces. Atraviesa el vestíbulo corriendo y sale al exterior. Y allí sus sospechas se confirman. Al menos cuatro coches, dos de ellos de la policía de Springfield, le cortan el paso. Media docena de agentes, entre policías y federales, lo encañonan. Gritos de "tira el arma" y "échate al jodido suelo" resuenan por doquier. Danny levanta las manos y obedece. Antes de que pueda dar un par de pasos hacia atrás, el señor Sheldon y sus dos matones hacen el papel de "preocupados guardaespaldas" y le hacen un sonoro placaje. Danny forcejea en el suelo. Intenta avisar a los federales de que todo es una trampa, de que Leonard y el profesor siguen ahí arriba…

Pero es inútil.
Antes de poder articular una frase completa, Sheldon descarga un culatazo de pistola contra la nuca de Danny.
Y todo se vuelve negro.

Universo Twinfield.
Cima de la Mina Dalton.
Seis horas después.

Danny Dalton abre los ojos.

La confusión y el cansancio son tales que durante los primeros instantes es incapaz de reaccionar a cuanto sucede a su alrededor. Esperaba despertar en los calabozos de la comisaría… o en algún furgón federal. Pero no aquí. No en la cima de la mina Dalton. Fred "Fess" Fesster y Ben Braddock también están allí. El aspecto de Fred es el de un refugiado, apenas vestido con los harapos de lo que en tiempos fue una bata de paciente del hospital Powell. El de Ben no es mucho mejor: lleva una bata similar a la de Fred, relativamente intacta. Leonard y el profesor también están allí: Vanister sujeta entre los brazos el Libro de las Sombras. Y Leonard levanta los brazos. ¿Por qué cojones hace eso?

-BANG-

Por un segundo, todo sigue moviéndose a cámara lenta. La bala sale del rifle del tirador. El helicóptero flota en el aire, a pocos metros del acantilado. Nadie mueve un músculo. El disparo sigue resonando en sus oídos (en los oídos de todos) mientras el cuerpo de Ben Braddock cae al suelo. La sangre salpica el suelo… Y con las gotas salpicando la tierra, el mundo vuelve a moverse a velocidad normal.

Agente Ortega (desde el helicóptero): ¡Maldita sea, dé media vuelta! ¡Necesitamos un blanco mejor!
Danny Dalton (acercándose a Ben): ¡Capi! ¡Joder! (se arrodilla a su lado, intentando taponar la herida) Ha sido solo un rasguño, ¿vale? Ni se te ocurra morirte, joder…
Fred "Fess" Fesster (confuso): ¿Qué…? (mira a todos los presentes y al helicóptero) ¿Qué está pasando? ¿Y donde está Russell?
Leonard Powell: Profesor…
Profesor Vanister (NE): Lo sé, señor Powell. Parece que el Libro ha dejado de poseerlos…
Danny Dalton (habiendo escuchado eso): ¿Poseerlos? ¿Qué ha querido decir…?

En ese momento, Ben abre los ojos. Y Danny lo ve por primera vez. Los ojos. Blancos. Inhumanos. Ben, con la fuerza de diez hombres, le asesta un fuerte empujón lanzándolo varios metros hacia atrás. De haber estado en el lado opuesto, Danny habría caído por el precipicio.
Justo por el mismo lado por el que, en ese preciso instante, vuelve a aparecer el helicóptero del FBI.

Agente Ortega (megafonía): ¡Muy bien! ¡No lo repetiré! ¡No se muevan o…!

No termina la frase: Ben Braddock se incorpora, corre y salta antes de que ninguno de los ocupantes del helicóptero pueda pestañear. Danny, aun en el suelo, puede ver como Ben se aferra a uno de los esquís del helicóptero, forzándolo a maniobrar… y desapareciendo ladera abajo.

Danny Dalton (atónito): ¿Qué…? ¿Qué carajo acaba de hacer?
Leonard Powell: Lo mismo que habéis estado haciendo tú y Fred todo este tiempo.
Fred "Fess" Fesster: ¿Cómo dices…?
Leonard Powell: No podemos quedarnos aquí arriba… ¡Os lo explicaremos mientras bajamos!
Fred "Fess" Fesster: Pero… ¿Y el tío-abuelo de Danny? Iba conmigo ¿Dónde está?
Profesor Vanister (NE): Bueno, señor Fesster... No sé como decirle ésto, pero...
Leonard Powell: Intentaste matarlo, Fred.

Segunda Parte.
RUSSELL

Universo Twinfield.
Cima de la Mina Dalton.
Ahora.

Llueve. Cada vez con menos intensidad.
En la última hora han ocurrido cosas que han puesto a prueba su cordura. Quizá por eso, mientras los demás siguen fuera, el teniente Russell T. Dalton permanece dentro del helicóptero.
Todos ellos son extraños en un Springfield no tan extraño.
Pero viendo sus caras tras lo ocurrido, Russell comprende que entre ellos hay un vínculo parecido al de una familia.
Un vínculo que ahora está roto por uno de sus extremos.
"Pobre chico" piensa. "Era demasiado joven."
Russell baja la vista y mira su propia mano.
"Siempre se es demasiado joven."

Universo Twinfield.
Alrededores de la mina Dalton, carretera interestatal.
Seis horas antes.

- BANG -

El teniente Russell T. Dalton abre los ojos, notando la claridad de la mañana, y se incorpora. Eso ha sido un disparo. Lejos. Mira a su alrededor: está tendido en la parte de atrás de la furgoneta. La misma furgoneta que robaron a aquella extraña pareja de jóvenes granjeros. "Hippies de ciudad" los llamó el joven Fesster.

Russell siente unas punzadas sordas de dolor en su cuello y, por algún motivo que es incapaz de comprender; lo relaciona con sus últimos recuerdos.

Conducía a través de una desolada carretera, en mitad de la noche y el chico Fesster dormitaba en el asiento del copiloto. El crío estaba agotado tras su escapada del hospital y aquella demencial visita a la granja de los Whitehouse. Todo por ese maldito Libro que el chico, incluso durmiendo, sujetaba con fuerza.

Russell baja de la furgoneta, intentando encontrar algún rastro del chico Fesster o de alguno de sus otros compañeros. Ni rastro. Y Russell sigue recordando…

El joven Fesster abrió los ojos súbitamente, saliendo de una pesadilla. Russell frenó la furgoneta en mitad de aquella carretera. No tuvo tiempo de comprobar si Fred estaba bien: antes de articular palabra, el chico lo miró. Sus ojos eran blancos como la leche. Y su gesto, frío. Inhumano. Le golpeó con tal fuerza que del empujón abrió la puerta y cayó fuera de la furgoneta. Aturdido, cubierto del polvo del desierto y desorientado; Russell solo tuvo tiempo de pensar… "¿De donde ha sacado la fuerza ese crío…?"

Russell siente un escalofrío: rebusca en la furgoneta y sus temores se confirman. El Libro. No está. Y Russell lo recuerda. Recuerda lo último que le oyó decir al joven Fesster. Justo antes de que lo dejará sin conocimiento de un golpe en la cabeza…

Fred "Fess" Fesster (voz de Las Sombras): Somos el Libro.

Se deja caer apoyado en la furgoneta, tratando de buscar un pensamiento al que aferrarse. ¿Se estará volviendo loco? ¿Y si los informes que le mostraron los agentes federales son ciertos? ¿Y si todo esto solo está teniendo lugar en su cabeza?

Russell pierde la noción del tiempo. No deja de ser irónico, teniendo en cuenta que ha perdido los últimos cincuenta años de su vida. Cuando quiere darse cuenta, Russell ve salir del bosque a los que, en las últimas cuarenta y ocho horas, se han convertido en sus peculiares compañeros de viaje. El profesor Van Ishter, Powell, Daniel… y el joven Fesster.

Teniente Russell T. Dalton (acercándose a Fred): Tu y yo vamos a tener unas palabras…
Danny Dalton (intercediendo): Tío Russell, espera… Fred no tiene la culpa. Ha sido el Libro. Él…
Profesor Vanister (NE): El término técnico es "posesión", caballeros. Y está claro que hace falta aclarar muchas cosas… pero será mejor buscar un rincón tranquilo.
Danny Dalton: Creo que conozco uno.
Fred "Fess" Fesster: Si… El merendero.

Dejando que sea Danny quien se ponga al volante, la extraña comitiva de "viajeros dimensionales" termina ocultándose en el merendero donde, apenas doce horas antes, Fred y Danny encontraron a Nora Thompson. Y es allí, donde algunas cuestiones se dejan en claro…

Danny Dalton: Así que el Libro nos ha poseído al Capi, a Friki-Fess y a mi… y nos ha llevado a todos a la cima de la mina Dalton.
Leonard Powell: Bueno… (señala a Russell) No a todos.
Profesor Vanister (NE): Lo denominó "factor prescindible". En una ecuación matemática eso signifi…
Danny Dalton: Sé lo que significa, profe. Lo que no entiendo es qué cojones pasó con el Libro. Joder, Friki-Fess… ¿Qué ha pasado?
Fred "Fess" Fesster: Pues… (se queda de piedra)… ¿habéis escuchado eso?

Ese ruido. Como el de un cuerpo reptando entre la hojarasca y la tierra pedregosa del bosque. Russell comprende por qué el chico se ha quedado petrificado de miedo. Es el mismo ruido que escucharon a través de los cultivos de los Whitehouse. Que esta vez sea de día solo lo hace más aterrador. Porque a la luz del día el horror puede verse a la perfección.

Antes de que pueda reaccionar, Russell y Danny contemplan como una grotesca figura surge del bosque, lanzándose sobre el capó de la furgoneta. Danny no puede ni pronunciar una frase: esa cosa, ese cadáver putrefacto y horriblemente fusionado con fragmentos de metal y roca, es Danny Dalton. Dos figuras más surgen de otros puntos del bosque: esta vez son Leonard y Fred quienes sienten un escalofrío al verse reflejados en esos grotescos muertos vivientes.

Russell se abalanza sobre los mandos de la furgoneta, acelerando y empotrando el grotesco zombie de su sobrino-nieto contra un grueso árbol, cortándolo por la mitad. Danny recupera el control de su cuerpo y se agarra con todas sus fuerzas al volante. La furgoneta traza un giro brusco y sale del merendero a toda velocidad. Tanto Danny como Russell miran el espejo retrovisor… viendo como uno de los cuerpos se incorpora después de haberse roto el cuello contra el asfalto.

Danny Dalton: Joderjoderjoder…
Leonard Powell (en la parte de atrás de la furgoneta): Pro-profesor… ¿También tiene un término técnico para definir lo que nos acaba de atacar?
Profesor Vanister (mirando la carretera, petrificado): No… No había visto nada parecido…
Fred "Fess" Fesster (a su lado): Yo sí, profesor.
Russell T. Dalton (desde el asiento del copiloto): El chico tiene razón: vimos uno que tenía su mismo aspecto, profesor Van Ishter.
Fred "Fess" Fesster (a Russell): Sí, señor Dalton. Pero lo cierto… Lo cierto es que yo ya había visto algo así. Ahora lo recuerdo.

Una hora después, la furgoneta permanece aparcada tras una pequeña formación rocosa, a pocos metros de la carretera que rodea Dry Rock. De vez en cuando pasa algún coche, pero es un buen lugar para descansar… y para poner en orden algunas ideas. Russell, algo más apartado del grupo, escucha la historia que narra el joven Fred. Algo que ocurrió en la comisaría de policía.

Fred "Fess" Fesster (narrando la historia): El agente Ortega me llevó a los calabozos, para interrogarme. Estaba ahí, haciéndome preguntas y entonces… Entonces apareció ese otro agente del FBI.
Leonard Powell: ¿Casey? ¿Un tipo con bata blanca…?
Fred "Fess" Fesster: Si. Parecía del CSI o algo parecido. El caso… el caso es que hizo de "poli bueno" y me dijo que tenía que identificar unos cuerpos. Le acompañé a la morgue y allí…
Profesor Vanister (NE): Los cuerpos se levantaron… ¿no es así?
Fred "Fess" Fesster: Eso fue al principio, sí. Mordieron al agente Casey y se lanzaron contra un agente del FBI y uno de los ayudantes del sheriff Thompson. Pero cuando intentaron atacarme a mí…
Danny Dalton: ¿Qué? ¿Qué pasó, friki?
Fred "Fess" Fesster: Se… se detuvo. Fue como si no pudiera hacerme daño.

Russell los escuchaba hablar. Les escuchaba trazar planes: volver a la cima, con el Libro y cumplir con lo que ese "espíritu" quería. O lanzar una ofensiva contra un complejo industrial, propiedad del padre de uno de los chicos, para robar una máquina de salto dimensional. Planes, planes y más planes. Russell estaba a punto de perder la paciencia…
… cuando lo sintió.

Un cosquilleo en su mano.
Como la sensación de tener dormidos los músculos tras mantener una postura incómoda durante largo rato. Russell miró su mano… y pudo ver como parecía desvanecerse de la existencia, como un parpadeo de realidad. Durante un instante pudo ver el suelo pedregoso del desierto como si su piel, sus músculos y sus huesos se hubieran vuelto transparentes.
Iba a decirlo en voz alta.

Pero fue entonces cuando escucharon el helicóptero aproximándose.

Russell: ¡Se acabó la charla! (subiendo a la furgoneta) ¡Vamos, moveos!
Danny Dalton (arrancando mientras el resto suben a la parte de atrás): Joder, es el puñetero FBI…
Profesor Vanister (NE): No. Es Ben.
Leonard Powell: ¿Cómo está tan seguro?

El helicóptero realiza un vuelo rasante, pasando por encima de sus cabezas. A pocos metros de la furgoneta, el cuerpo del agente Ortega se estampa contra el suelo, arrojado desde las alturas como si fuese un saco de patatas.

Leonard Powell: Vale. Es Ben. (a Danny) ¡Hora de no estar aquí, Danny!
Danny Dalton (dando marcha atrás): Agarraos fuerte. Esto va a ser…

Danny no llegará a terminar la frase: la furgoneta sale a la autopista, dando marcha atrás. Lo hace deprisa. Demasiado deprisa.
Un pequeño utilitario rojo apenas si puede reaccionar antes de chocar contra la parte trasera de la furgoneta. El coche sale despedido, dando vueltas de campana. La furgoneta da también varias vueltas antes de quedar postrada de lado.
Para todos sus ocupantes, todo se vuelve oscuro.

CONTINUARÁ

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