PREVIAMENTE, EN "RINGS"...
(http://rings-therpgseries.blogspot.com/)
...Y ANTERIORMENTE EN "NEVERFIELD"...
Marcus Vanister: Creo que nuestra prioridad es reparar la "Alfombra Mágica" y regresar a nuestro mundo, procurando no alterar aún más el curso de los acontecimientos de esta realidad paralela…
ARROJADOS A UNA ODISEA ENTRE DIMENSIONES ALTERNATIVAS…
Profesor Vanister (NE): Es la tanqueta. Lo que ha construido tu padre no es una máquina de salto dimensional. Es una máquina de guerra.
ENGAÑADOS POR EL LIBRO DE LAS SOMBRAS…
Marcus Vanister (WF): Está vivo, señor Dalton. El Libro de las Sombras es un ente extraordinariamente poderoso.
***
Libro de las Sombras (en Ben Braddock): SOMOS UNO. SOMOS MUCHOS… ¡¡SOMOS LIBRES!!
CAPTURADOS POR WOLFRAM & HART…
Sarah Kauffmann (ND): Tu amigo Leonard va a morir, Danny… Así aprenderás que no se juega con Wolfram & Hart.
CONDENADOS A ENMENDAR SUS PROPIOS ERRORES…
James Roth (ND): Éste no es solo su primer día en Wolfram & Hart... (se calza las gafas de sol y sonríe) Bienvenido al primer día del resto de su vida...
… O A MORIR EN EL INTENTO.
Episodio 3x04.-
BEN BRADDOCK contra WOLFRAM & HART
(Parte 1 de 2)
Ruinas de Nuestra Señora de las Lágrimas.
Bajo los cimientos del cine Rialto, Harlem Hispano.
Nueva York.
Hace una semana.
James Hetfield (ND): No es nuestra prioridad, Brad… Y lo sabes.
La voz del viejo campeón de las semifinales del 95 resonó con eco entre las paredes de la vieja iglesia. La iluminación de los fluorescentes, de una tonalidad inquietantemente verdosa, daban al lugar un aspecto mucho más tétrico del que ya tenía de por sí. En sus buenos tiempos, Nuestra Señora de las Lágrimas había sido una orgullosa capilla. Ahora parecía el escenario de alguna producción de bajo presupuesto de la Hammer.
James Hetfield (ND): Nuestra prioridad son los anillos.
Bradley Braddock terminó de guardar sus cosas en aquel petate. Apenas si había prestado atención a las palabras del viejo Hetfield. Quizá era verlo cojear de aquella forma. O quizá era porque, como a todos los que se habían topado en su vida con los anillos, la amargura les marcaba la voz. Fuera como fuese, a Brad siempre le había parecido que Hetfield hablaba como un viejo. Cansado y hundido.
Brad Braddock (ND): Los anillos… (cierra el petate) Vale. Tú quédate aquí rebuscando entre los viejos libros del viejo Lomax. Yo tengo mejores cosas que hacer…
Bradley, enfundado en su traje de chaqueta oscuro, se puso el petate al hombro. Se sentía más cómodo sintiendo el peso de aquella bolsa de deportes que llevando su elegante maletín de abogado.
James Hetfield (ND): Brad…
Brad se detuvo y miró a James. Éste se había recostado sobre uno de los bancos de la vieja iglesia, con uno de los viejos libros de ocultismo que el difunto Lomax había almacenado en los sótanos de aquel viejo cine, en lo que había sido antaño la capilla de Nuestra Señora de las Lágrimas.
James Hetfield (ND): Hace menos de dos semanas que nos persigue medio FBI. A duras penas hemos conseguido volar bajo el radar de Gideon Grant; aun no sabemos ni la décima parte de lo que había descubierto el viejo Lomax acerca de esos condenados anillos y, para colmo, tenemos a Baal rondando por las calles de Nueva York…
Brad Braddock (ND): ¿A dónde quieres llegar, James?
James Hetfield (ND): A que esa persona a la que tienen retenida esos tipos del gobierno que mencionaste, ese tío por el que te vas a jugar el cuello… bueno… Tiene que ser realmente importante, ¿no?
Brad Braddock (ND): Es más que importante, James. Es de mi familia.
Mansión de Devon Powell.
Crawford Lane, Sunnydale.
Hace seis días.
La última vez que Ben vio a su primo Bradley fue hace cinco años, durante Acción de Gracias. Se había pasado toda la cena intentando convencer a su padre de que comprase un viejo Chevy del 85. “Una ganga 100% americana”, solía decir. Bradley había dejado Springfield varios años atrás, nada más acabar el instituto. Había montado un pequeño de coches usados en Queens, Nueva York. Bradley siempre había sido un charlatán sonriente, abierto y pacífico.
El mismo Bradley que vendía coches de segunda mano con el cuentakilómetros trucado iba enfundado en una especie de mono negro, con una espada japonesa a la espalda y, hasta hacía un segundo, pasamontañas cubriéndole el rostro.
Ben murmuró algo parecido a “en mi mundo, vendes coches”. Era la forma más rápida de decir que Ben no era de este universo; que había venido a bordo de una máquina de salto dimensional que habían robado en uno de los mundos paralelos que habían visitado con anterioridad. Era la forma abreviada de decir que su primo Brad (el vendedor de coches) jamás hubiera podido entrar en una mansión vigilada y protegida por agentes de una rama secreta del gobierno dedicada a combatir amenazas de origen sobrenatural (más conocida como “La Iniciativa”)
Pero ahí estaba: sentado junto a Ben a bordo de aquel todoterreno, con el pasamontañas aún en la mano y con la misma sangre fría con la que lo había sacado de su cautiverio.
Brad Braddock (ND): Ben, eso no es necesario… (pero Ben seguía encañonándolo con su arma) Te lo dije antes y te lo vuelvo a decir… He venido a rescatarte.
Y como para remarcar el hecho de que el rescate aun no se había completado, un par de proyectiles impactaron contra la chapa de aquel todoterreno. A unos cincuenta metros, varios miembros del equipo de asalto que protegía la mansión apuntaban contra el coche que habían tomado prestado Ben y su primo.
Ben Braddock (NE): ¡Maldita sea! (pisó el acelerador) ¡Espero no equivocarme al confiar en ti!
Brad Braddock (ND): Tú pon los ojos en la carretera (saca la pistola por la ventanilla y aprieta el gatillo) Yo me encargo de cubrir la salida…
Mientras atraviesa la carretera privada que les llevará fuera de la propiedad de Devon Powell, Ben no puede tener la sensación de que nunca ha abandonado su hogar. A veces, pese a las diferencias monumentales existentes entre esos mundos paralelos, hay escenarios tan similares unos de otros que casi parece que nunca han abandonado su hogar.
Brad Braddock (ND): Parece que los hemos dejado atrás… (mira a Ben) Buenos reflejos… No conduces mal para alguien que supuestamente a muerto en un accidente tráfico…
Ben Braddock (NE): Brad… esto… hay algo que debo decirte sobre quien crees que soy…
Brad Braddock (ND): No te preocupes, Ben. Lo sé todo.
Ben Braddock (NE): ¿Si? (sorprendido) ¿En serio?
Brad Braddock (ND): Claro… Lo supe desde el momento en que entraste en La Iniciativa. Y por eso mismo supe que había algo raro en ese “desafortunado” accidente en el que moriste. Aquello apestaba a tapadera desde el principio…
Ben Braddock (NE): Así que crees que soy agente de La Iniciativa, ¿eh?
Brad Braddock (ND): Ya te lo dije… Lo sé todo.
El todoterreno frena bruscamente. Brad mira a Ben, atónito.
Ben Braddock (NE): Pues te equivocas, Brad. (le mira) No tienes ni idea de quien soy en realidad.
Avión Privado de Wolfram & Hart.
A unos mil metros del suelo.
Hace 7 horas.
Gavin Park (ND): ¿Y quien cojones es Ben Braddock?
Gavin dejó caer el informe que le habían entregado sobre la mesilla del jet privado. James Roth lo miró mientras apuraba un cóctel. El profesor Vanister apenas si levantó la vista del portátil. Desde que habían despegado de Los Ángeles, el científico se había pasado la mayor parte del tiempo con la nariz metida en la pantalla del ordenador.
James Roth (ND): Bueno JEFE. Es el tipo al que la señora Kauffmann nos ha mandado buscar en Nueva York, ¿no JEFE?
Gavin no necesitaba ser adivino para saber que ni al profesor Vanister ni a James Roth les gustaba recibir órdenes suyas. Sobre todo a este último.
Gavin Park (ND): Está claro que no es una de las almas perdidas del Libro de las Sombras. Y, al menos en este universo, era un agente de La Iniciativa… hasta que desapareció en el operativo responsable de la captura de Goodwin Steele. Mi pregunta… (trató de llamar la atención del profesor) ¿quién es realmente?
El profesor Vanister dejó pasar unos desagradables segundos de silencio. Y luego, sin levantar la vista del ordenador, respondió…
Profesor Vanister (NE): El señor Braddock, al igual que yo, procedemos de un universo paralelo. Un universo al que llegaron el señor Dalton y el señor Powell. Su llegada desencadenó una serie de… desafortunados sucesos que acabaron con la vida de los seres queridos del señor Braddock. Su novia, su padre…
Hubo un silencio tenso. Gavin pudo sentir la amargura en las palabras del profesor. Pudo incluso oler la culpabilidad en su estado más puro…
Profesor Vanister (NE): Sin nada que lo retuviese, el señor Braddock se unió a mí cuando decidí acompañar a los señores Dalton y Powell en su odisea entre dimensiones. Luego, tras el incidente con el Libro de las Sombras y nuestra captura de Wolfram & Hart, el señor Braddock y el señor Dalton cayeron en manos de La Iniciativa cuando el bufete nos envió a Sunnydale… en pos del rastro de Goodwin Steele.
James Roth (ND): Lo que no entiendo, profesor… (revisó uno de los informes que les había dado Sarah Kauffmann) si la última vez que lo vieron fue hace 9 días, cuando aun estaba retenido por Devon Powell y La Iniciativa… ¿por qué en Wolfram y Hart creen que está en Nueva York?
Gavin le arrebató el informe de las manos a James. Era una forma tan ruda como eficaz de marcar su territorio…
Gavin Park (ND): Al parecer, un tal agente E. Thompson, de la sucursal de Wolfram & Hart de Nueva York, ha trazado un perfil de su ubicación mediante… (sonríe y lee)… “mediante el empleo de asesoría clarividente”. (mira a James) Dios, me encanta trabajar para esta firma.
James Roth (ND): Entonces, según esos clarividentes de la oficina de Nueva York, Braddock se encuentra en esa ciudad y… en uno de estos sitios, ¿no?
Gavin Park (ND): Un viejo cine abandonado, un local de moda, un hospicio… mmm… Creo que deberíamos empezar por el local de moda…
James Roth (ND): Buena idea, JEFE.
Profesor Vanister (NE): Debo disentir, caballeros.
Gavin miró al profesor. Si de James le molestaba su sentimiento de “príncipe destronado” que desde su llegada como jefe de equipo había sentido contra él, Gavin no aguantaba la suficiencia casi británica de Vanister…
Gavin Park (ND): ¿Y como puede estar tan seguro, profesor?
Profesor Vanister (NE): He trazado un sistema de vectores utilizando como parámetros los distintos lugares posibles del paradero del señor Braddock… y crean un sistema de líneas cruzadas que pasan por un mismo punto… el viejo cine Rialto.
Gavin Park (ND): Ya, pero…
Profesor Vanister (NE): Por otro lado, he conseguido acceder a los archivos de Wolfram y Hart en Nueva York. Y he descubierto dos cosas muy interesantes. La primera que no hay ningún agente E. Thompson en ninguno de sus departamentos.
Bajo los cimientos del cine Rialto, Harlem Hispano.
Nueva York.
Hace una semana.
James Hetfield (ND): No es nuestra prioridad, Brad… Y lo sabes.
La voz del viejo campeón de las semifinales del 95 resonó con eco entre las paredes de la vieja iglesia. La iluminación de los fluorescentes, de una tonalidad inquietantemente verdosa, daban al lugar un aspecto mucho más tétrico del que ya tenía de por sí. En sus buenos tiempos, Nuestra Señora de las Lágrimas había sido una orgullosa capilla. Ahora parecía el escenario de alguna producción de bajo presupuesto de la Hammer.
James Hetfield (ND): Nuestra prioridad son los anillos.
Bradley Braddock terminó de guardar sus cosas en aquel petate. Apenas si había prestado atención a las palabras del viejo Hetfield. Quizá era verlo cojear de aquella forma. O quizá era porque, como a todos los que se habían topado en su vida con los anillos, la amargura les marcaba la voz. Fuera como fuese, a Brad siempre le había parecido que Hetfield hablaba como un viejo. Cansado y hundido.
Brad Braddock (ND): Los anillos… (cierra el petate) Vale. Tú quédate aquí rebuscando entre los viejos libros del viejo Lomax. Yo tengo mejores cosas que hacer…
Bradley, enfundado en su traje de chaqueta oscuro, se puso el petate al hombro. Se sentía más cómodo sintiendo el peso de aquella bolsa de deportes que llevando su elegante maletín de abogado.
James Hetfield (ND): Brad…
Brad se detuvo y miró a James. Éste se había recostado sobre uno de los bancos de la vieja iglesia, con uno de los viejos libros de ocultismo que el difunto Lomax había almacenado en los sótanos de aquel viejo cine, en lo que había sido antaño la capilla de Nuestra Señora de las Lágrimas.
James Hetfield (ND): Hace menos de dos semanas que nos persigue medio FBI. A duras penas hemos conseguido volar bajo el radar de Gideon Grant; aun no sabemos ni la décima parte de lo que había descubierto el viejo Lomax acerca de esos condenados anillos y, para colmo, tenemos a Baal rondando por las calles de Nueva York…
Brad Braddock (ND): ¿A dónde quieres llegar, James?
James Hetfield (ND): A que esa persona a la que tienen retenida esos tipos del gobierno que mencionaste, ese tío por el que te vas a jugar el cuello… bueno… Tiene que ser realmente importante, ¿no?
Brad Braddock (ND): Es más que importante, James. Es de mi familia.
Mansión de Devon Powell.
Crawford Lane, Sunnydale.
Hace seis días.
La última vez que Ben vio a su primo Bradley fue hace cinco años, durante Acción de Gracias. Se había pasado toda la cena intentando convencer a su padre de que comprase un viejo Chevy del 85. “Una ganga 100% americana”, solía decir. Bradley había dejado Springfield varios años atrás, nada más acabar el instituto. Había montado un pequeño de coches usados en Queens, Nueva York. Bradley siempre había sido un charlatán sonriente, abierto y pacífico.
El mismo Bradley que vendía coches de segunda mano con el cuentakilómetros trucado iba enfundado en una especie de mono negro, con una espada japonesa a la espalda y, hasta hacía un segundo, pasamontañas cubriéndole el rostro.
Ben murmuró algo parecido a “en mi mundo, vendes coches”. Era la forma más rápida de decir que Ben no era de este universo; que había venido a bordo de una máquina de salto dimensional que habían robado en uno de los mundos paralelos que habían visitado con anterioridad. Era la forma abreviada de decir que su primo Brad (el vendedor de coches) jamás hubiera podido entrar en una mansión vigilada y protegida por agentes de una rama secreta del gobierno dedicada a combatir amenazas de origen sobrenatural (más conocida como “La Iniciativa”)
Pero ahí estaba: sentado junto a Ben a bordo de aquel todoterreno, con el pasamontañas aún en la mano y con la misma sangre fría con la que lo había sacado de su cautiverio.
Brad Braddock (ND): Ben, eso no es necesario… (pero Ben seguía encañonándolo con su arma) Te lo dije antes y te lo vuelvo a decir… He venido a rescatarte.
Y como para remarcar el hecho de que el rescate aun no se había completado, un par de proyectiles impactaron contra la chapa de aquel todoterreno. A unos cincuenta metros, varios miembros del equipo de asalto que protegía la mansión apuntaban contra el coche que habían tomado prestado Ben y su primo.
Ben Braddock (NE): ¡Maldita sea! (pisó el acelerador) ¡Espero no equivocarme al confiar en ti!
Brad Braddock (ND): Tú pon los ojos en la carretera (saca la pistola por la ventanilla y aprieta el gatillo) Yo me encargo de cubrir la salida…
Mientras atraviesa la carretera privada que les llevará fuera de la propiedad de Devon Powell, Ben no puede tener la sensación de que nunca ha abandonado su hogar. A veces, pese a las diferencias monumentales existentes entre esos mundos paralelos, hay escenarios tan similares unos de otros que casi parece que nunca han abandonado su hogar.
Brad Braddock (ND): Parece que los hemos dejado atrás… (mira a Ben) Buenos reflejos… No conduces mal para alguien que supuestamente a muerto en un accidente tráfico…
Ben Braddock (NE): Brad… esto… hay algo que debo decirte sobre quien crees que soy…
Brad Braddock (ND): No te preocupes, Ben. Lo sé todo.
Ben Braddock (NE): ¿Si? (sorprendido) ¿En serio?
Brad Braddock (ND): Claro… Lo supe desde el momento en que entraste en La Iniciativa. Y por eso mismo supe que había algo raro en ese “desafortunado” accidente en el que moriste. Aquello apestaba a tapadera desde el principio…
Ben Braddock (NE): Así que crees que soy agente de La Iniciativa, ¿eh?
Brad Braddock (ND): Ya te lo dije… Lo sé todo.
El todoterreno frena bruscamente. Brad mira a Ben, atónito.
Ben Braddock (NE): Pues te equivocas, Brad. (le mira) No tienes ni idea de quien soy en realidad.
Avión Privado de Wolfram & Hart.
A unos mil metros del suelo.
Hace 7 horas.
Gavin Park (ND): ¿Y quien cojones es Ben Braddock?
Gavin dejó caer el informe que le habían entregado sobre la mesilla del jet privado. James Roth lo miró mientras apuraba un cóctel. El profesor Vanister apenas si levantó la vista del portátil. Desde que habían despegado de Los Ángeles, el científico se había pasado la mayor parte del tiempo con la nariz metida en la pantalla del ordenador.
James Roth (ND): Bueno JEFE. Es el tipo al que la señora Kauffmann nos ha mandado buscar en Nueva York, ¿no JEFE?
Gavin no necesitaba ser adivino para saber que ni al profesor Vanister ni a James Roth les gustaba recibir órdenes suyas. Sobre todo a este último.
Gavin Park (ND): Está claro que no es una de las almas perdidas del Libro de las Sombras. Y, al menos en este universo, era un agente de La Iniciativa… hasta que desapareció en el operativo responsable de la captura de Goodwin Steele. Mi pregunta… (trató de llamar la atención del profesor) ¿quién es realmente?
El profesor Vanister dejó pasar unos desagradables segundos de silencio. Y luego, sin levantar la vista del ordenador, respondió…
Profesor Vanister (NE): El señor Braddock, al igual que yo, procedemos de un universo paralelo. Un universo al que llegaron el señor Dalton y el señor Powell. Su llegada desencadenó una serie de… desafortunados sucesos que acabaron con la vida de los seres queridos del señor Braddock. Su novia, su padre…
Hubo un silencio tenso. Gavin pudo sentir la amargura en las palabras del profesor. Pudo incluso oler la culpabilidad en su estado más puro…
Profesor Vanister (NE): Sin nada que lo retuviese, el señor Braddock se unió a mí cuando decidí acompañar a los señores Dalton y Powell en su odisea entre dimensiones. Luego, tras el incidente con el Libro de las Sombras y nuestra captura de Wolfram & Hart, el señor Braddock y el señor Dalton cayeron en manos de La Iniciativa cuando el bufete nos envió a Sunnydale… en pos del rastro de Goodwin Steele.
James Roth (ND): Lo que no entiendo, profesor… (revisó uno de los informes que les había dado Sarah Kauffmann) si la última vez que lo vieron fue hace 9 días, cuando aun estaba retenido por Devon Powell y La Iniciativa… ¿por qué en Wolfram y Hart creen que está en Nueva York?
Gavin le arrebató el informe de las manos a James. Era una forma tan ruda como eficaz de marcar su territorio…
Gavin Park (ND): Al parecer, un tal agente E. Thompson, de la sucursal de Wolfram & Hart de Nueva York, ha trazado un perfil de su ubicación mediante… (sonríe y lee)… “mediante el empleo de asesoría clarividente”. (mira a James) Dios, me encanta trabajar para esta firma.
James Roth (ND): Entonces, según esos clarividentes de la oficina de Nueva York, Braddock se encuentra en esa ciudad y… en uno de estos sitios, ¿no?
Gavin Park (ND): Un viejo cine abandonado, un local de moda, un hospicio… mmm… Creo que deberíamos empezar por el local de moda…
James Roth (ND): Buena idea, JEFE.
Profesor Vanister (NE): Debo disentir, caballeros.
Gavin miró al profesor. Si de James le molestaba su sentimiento de “príncipe destronado” que desde su llegada como jefe de equipo había sentido contra él, Gavin no aguantaba la suficiencia casi británica de Vanister…
Gavin Park (ND): ¿Y como puede estar tan seguro, profesor?
Profesor Vanister (NE): He trazado un sistema de vectores utilizando como parámetros los distintos lugares posibles del paradero del señor Braddock… y crean un sistema de líneas cruzadas que pasan por un mismo punto… el viejo cine Rialto.
Gavin Park (ND): Ya, pero…
Profesor Vanister (NE): Por otro lado, he conseguido acceder a los archivos de Wolfram y Hart en Nueva York. Y he descubierto dos cosas muy interesantes. La primera que no hay ningún agente E. Thompson en ninguno de sus departamentos.
James Roth (ND): ¿Cómo? Entonces, este informe… ¿no lo ha enviado nadie de Wolfram y Hart Nueva York?
Profesor Vanister (NE): Oh no, señor Roth. En efecto ha sido enviado por un agente de Wolfram & Hart en Nueva York…
El profesor Vanister dio la vuelta a su portátil y mostró a Gavin y James la ficha de uno de los abogados del bufete en Nueva York.
James Roth (ND): Joder con Ben… (silbido) Vaya familia tiene en Nueva York.
Gavin Park (ND): (leyendo) “Bradley Braddock”…¡¿agente de Wolfram y Hart?!
James Roth (ND): ¿Porque nadie nos lo ha dicho antes?
Profesor Vanister (NE): ¿Ve esas marcas en los bordes de la pantalla? Es una página de acceso restringido.
Gavin Park (ND): No hay duda: ese tal Brad es un pez gordo de Nueva York.
James Roth (ND): ¿Quieres decir que en Los Angeles, nadie sabe de su parentesco?
Gavin Park (ND): Ya conoce el dicho, Señor Roth. Que la mano derecha nunca sepa lo que hace la izquierda.
James Roth (ND): Ya pero… ¿a qué viene tanto misterio? ¿Por qué no indicarnos a las claras donde se encuentra Ben en lugar de marearnos con tantas ubicaciones posibles?
Profesor Vanister (NE): ¿No está claro, señor Roth? (el profesor se ajustó las gafas y lo dijo con total naturalidad) Es una trampa, por supuesto.
Ruinas de Nuestra Señora de las Lágrimas.
Bajo los cimientos del cine Rialto, Harlem Hispano.
Nueva York.
Hace 10 minutos.
Ben Braddock (NE): ¿¡Que eres qué!?
Ben soltó una carcajada amarga que resonó al chocar contra las paredes de aquella capilla subterránea. Bradley trató de acercarse y calmar al chico…
Bradley Braddock (ND): Ben, no es para…
Ben Braddock (NE): ¿Que no es para…? (indignado, mirando acusador a Brad) Confié en ti, joder. Te hice caso cuando me dijiste que volver a Los Ángeles era peligroso. Te hice caso también cuando me dijiste que en Nueva York estaría a salvo. He pasado casi una semana encerrado aquí, ¿vale? Mientras mis amigos estaban en manos del mismo bufete para el que trabajas… tu me asegurabas que conseguirías sacarlos de allí.
Ben notaba la furia crecer dentro de él. Lo cierto es que en la última semana no había visto la luz del sol y estaba más que harto de esperar allí encerrado.
Ben Braddock (NE): Casi me lo había creído tu historia de los anillos, Brad…
Brad Braddock (ND): Es cierto, Ben… Te oculté que trabajaba para Wolfram y Hart. Pero la historia de los anillos…
Ben Braddock (NE): ¡Venga ya! (se incorporó y alzó los brazos, mostrando el escenario) El sitio es acojonante, vale… pero esa historia de los anillos que dan poderes a quien los lleva…
Brad Braddock (ND): Es la verdad, Ben. Este lugar pertenecía a un viejo experto en ocultismo. Murió y tanto yo como otras personas hemos decidido continuar su legado.
Ben Braddock (NE): … hasta que supiste de mi muerte y decidiste investigarlo, ¿no?
James Hetfield (ND): En efecto… así fue.
En la semana que Ben llevaba encerrado allí, su único contacto con el exterior había sido Brad, quien venía cada día con víveres y promesas de que pronto tendría noticias de sus amigos. No esperaba que hoy fuera distinto. Pero si bien no fueron sus amigos los que aparecieron por la puerta, Ben se sorprendió al reconocer a aquel hombre.
A través de la puerta secreta que conectaba los sótanos del viejo cine con la capilla subterránea que le servía de cimientos, Ben vio aparecer a un hombre de unos cuarenta y pocos, vestido con cazadora vaquera, gorra y que llevaba consigo un pesado volumen de ciencias ocultas..
Ben Braddock (NE): No puedo creerlo… ¡James Hetfield! ¡49 carreras completas en el 83! ¡Eras…
Ben iba a decir “una estrella”. Entonces vio que, aquella “estrella” caminaba cojeando, moviéndose con cierta torpeza y cansancio.
Profesor Vanister (NE): Oh no, señor Roth. En efecto ha sido enviado por un agente de Wolfram & Hart en Nueva York…
El profesor Vanister dio la vuelta a su portátil y mostró a Gavin y James la ficha de uno de los abogados del bufete en Nueva York.
James Roth (ND): Joder con Ben… (silbido) Vaya familia tiene en Nueva York.
Gavin Park (ND): (leyendo) “Bradley Braddock”…¡¿agente de Wolfram y Hart?!
James Roth (ND): ¿Porque nadie nos lo ha dicho antes?
Profesor Vanister (NE): ¿Ve esas marcas en los bordes de la pantalla? Es una página de acceso restringido.
Gavin Park (ND): No hay duda: ese tal Brad es un pez gordo de Nueva York.
James Roth (ND): ¿Quieres decir que en Los Angeles, nadie sabe de su parentesco?
Gavin Park (ND): Ya conoce el dicho, Señor Roth. Que la mano derecha nunca sepa lo que hace la izquierda.
James Roth (ND): Ya pero… ¿a qué viene tanto misterio? ¿Por qué no indicarnos a las claras donde se encuentra Ben en lugar de marearnos con tantas ubicaciones posibles?
Profesor Vanister (NE): ¿No está claro, señor Roth? (el profesor se ajustó las gafas y lo dijo con total naturalidad) Es una trampa, por supuesto.
Ruinas de Nuestra Señora de las Lágrimas.
Bajo los cimientos del cine Rialto, Harlem Hispano.
Nueva York.
Hace 10 minutos.
Ben Braddock (NE): ¿¡Que eres qué!?
Ben soltó una carcajada amarga que resonó al chocar contra las paredes de aquella capilla subterránea. Bradley trató de acercarse y calmar al chico…
Bradley Braddock (ND): Ben, no es para…
Ben Braddock (NE): ¿Que no es para…? (indignado, mirando acusador a Brad) Confié en ti, joder. Te hice caso cuando me dijiste que volver a Los Ángeles era peligroso. Te hice caso también cuando me dijiste que en Nueva York estaría a salvo. He pasado casi una semana encerrado aquí, ¿vale? Mientras mis amigos estaban en manos del mismo bufete para el que trabajas… tu me asegurabas que conseguirías sacarlos de allí.
Ben notaba la furia crecer dentro de él. Lo cierto es que en la última semana no había visto la luz del sol y estaba más que harto de esperar allí encerrado.
Ben Braddock (NE): Casi me lo había creído tu historia de los anillos, Brad…
Brad Braddock (ND): Es cierto, Ben… Te oculté que trabajaba para Wolfram y Hart. Pero la historia de los anillos…
Ben Braddock (NE): ¡Venga ya! (se incorporó y alzó los brazos, mostrando el escenario) El sitio es acojonante, vale… pero esa historia de los anillos que dan poderes a quien los lleva…
Brad Braddock (ND): Es la verdad, Ben. Este lugar pertenecía a un viejo experto en ocultismo. Murió y tanto yo como otras personas hemos decidido continuar su legado.
Ben Braddock (NE): … hasta que supiste de mi muerte y decidiste investigarlo, ¿no?
James Hetfield (ND): En efecto… así fue.
En la semana que Ben llevaba encerrado allí, su único contacto con el exterior había sido Brad, quien venía cada día con víveres y promesas de que pronto tendría noticias de sus amigos. No esperaba que hoy fuera distinto. Pero si bien no fueron sus amigos los que aparecieron por la puerta, Ben se sorprendió al reconocer a aquel hombre.
A través de la puerta secreta que conectaba los sótanos del viejo cine con la capilla subterránea que le servía de cimientos, Ben vio aparecer a un hombre de unos cuarenta y pocos, vestido con cazadora vaquera, gorra y que llevaba consigo un pesado volumen de ciencias ocultas..
Ben Braddock (NE): No puedo creerlo… ¡James Hetfield! ¡49 carreras completas en el 83! ¡Eras…
Ben iba a decir “una estrella”. Entonces vio que, aquella “estrella” caminaba cojeando, moviéndose con cierta torpeza y cansancio.
James Hetfield (ND): Si… Era una “gran promesa”. Pero mi vida cambió… (muestra un anillo en su dedo) por ésto.
Ben conocía la historia de James Hetfield. Era la historia de una joven promesa que acaba cumpliendo su destino de gloria y partidos de éxito. En su universo, la historia de James Hetfield era la historia que todos los jóvenes deportistas ansían vivir. En esta, era la historia de un hombre destrozado por la maldición de un anillo.
James Hetfield (ND): Estos anillos te proporcionan dones más allá de lo humano, Ben… pero el precio es siempre demasiado alto. Y por ello deben estar bajo control. Nuestra misión es así de importante… y pese a todo, tu primo fue a buscarte. Arriesgando su delicada posición dentro de Wolfram y Hart…
Ben Braddock (NE): ¿Delicada… posición?
Brad Braddock (ND): Soy de los que piensa que se puede cambiar el sistema desde dentro. Si Wolfram y Hart supiera que intento mantenerlos alejados de los anillos...
Ben Braddock (NE): Pero, mis amigos... ¿que ha sido de ellos?
Brad Braddock (ND): Según mis informes, aun trabajan para Wolfram & Hart, en Los Ángeles. Me he encargado de enviar los suficientes informes y pistas como para que puedan encontrarte…
De repente, los fluorescentes que iluminaban la estancia comenzaron a parpadear. Ben, inquieto, miró a Brad.
Ben Braddock (NE): ¿Qué… qué ocurre?
Brad Braddock (ND): O tus amigos acaban de llegar…
James Hetfield (ND): … o tenemos problemas.
CONTINUARÁ…
Ben Braddock (NE): ¿Qué… qué ocurre?
Brad Braddock (ND): O tus amigos acaban de llegar…
James Hetfield (ND): … o tenemos problemas.
CONTINUARÁ…
3 comentarios:
your blog is very good
Bueno, yo no puedo opinar de estos dos capitulos, asi que dejare que lo hagais vosotros :P
Por cierto Ismael, como siempre menudo curro para el resumen...teniendo en cuenta lo que te di. ;)
molon el capitulo. una lástima lo del spam.... sobre todo por la fotoo que aparece ;P
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